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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Los famosos cirqueros Bouglione renunciaron a usar animales y crearon el EcoCirco

André-Joseph Bouglione, famoso domador de circo, antes de renunciar a la explotación de animales y crear el EcoCirque Bouglione

Alessandro Zara Ferrante

Para quienes defendemos los derechos de los animales el capítulo de los animales en los circos ha sido abordado con una simplicidad casi banal. Nos parece tan evidente que los animales no merecen vivir en unas condiciones diametralmente opuestas a su hábitat natural y estar obligados a comportarse de igual manera, que nos asombra que aún haya gente que pretenda justificar su presencia en esta clase de espectáculos.

Aunque desde hace décadas la organizaciones de defensa de los animales están trabajando muy seriamente para prohibir la utilización de animales, aunque la sensibilidad de la ciudadanía está cada vez más concienciada, aunque cada vez más ciudades y países se están declarando en contra de esta práctica cruel, la legislación de muchos países aún lo permite. Recientes sucesos, tratados exhaustivamente en este mismo espacio, han levantado una ola de indignación y rechazo en la opinión pública.

Quizás uno de los aspectos que no se ha tenido en cuenta debidamente es entender el mundo del circo y por qué insiste en mantener estas prácticas, condenables desde todo punto de vista. Con frecuencia hemos dicho 'No a los circos con animales' cuando deberíamos decir 'No a los animales en los circos'.

Para abordar “desde dentro” este asunto, Ediciones Tchou acaba de publicar en Francia el libro Contre l'exploitation animale, de André-Joseph Bouglione con la colaboración de Roger Lahana, cuyo objetivo es dejar claro por qué él y su esposa han decidido dar un cambio radical a la que ha sido su actividad principal a lo largo de sus vidas.

André-Joseph Bouglione ama el circo y su mundo, así como la historia y la literatura, a Hergé y a Alexandre Dumas. Pertenece a la quinta generación de una familia que ha vivido por y del circo. Los Bouglione empezaron en el circo a principios del siglo veinte, aunque curiosamente jorjaron gran parte de su éxito reviviendo un estilo de décadas anteriores: el gran espectáculo del famoso Buffalo Bill.

Su compañera, Sandrine Suskov Bouglione, también es descendiente de una prestigiosa estirpe de domadores, heredera de una larga tradición. Ha actuado, tanto en Europa como en América, con los más importantes circos, incluido el Barnum.

Cada generación de ambas familias mantuvo viva la tradición, aferrándose a ella. El mundo del circo es uno de los entornos más conservadores que existen, reacio a cualquier cambio. André-Joseph y Sandrine sueñan con que sus hijos y sus nietos puedan seguir en la profesión, o por lo menos asistir a espectáculos de circo. Aspiran a que el circo tradicional siga existiendo en las próximas décadas y, ojalá, en los próximos siglos.

A su manera, ellos siempre han amado a los animales. A sus animales. Los han tratado como mejor podían. Como ellos consideraban que era tratarlos como compañeros de trabajo. Sandrine había aprendido de su padre a domar animales salvajes a través de lo que creían que era su comportamiento natural, a través de comprender su naturaleza, no a través de la dominación y el castigo. Pero un día se convencieron de que no era así. Y entendieron que la única manera de preservar la verdadera tradición del verdadero circo pasaba por prescindir de la utilización de los animales.

Así como aman el mundo del circo, André-Joseph y Sandrine son conscientes de que hace décadas que está en plena decadencia. Una decadencia económica, artística y de aceptación por la sociedad actual. En lugar de quejarse por el estatus perdido, o por empecinarse en mantener algo que evidentemente no funciona, han analizado cada aspecto del mundo que tanto aman para desarrollar y proponer soluciones que le garanticen un futuro.

Para André-Joseph el punto de inflexión se produjo hace algunos años, cuando vio el cartel que sostenía un activista en una manifestación contra el uso de animales en los circos. El cartel rezaba: 'Sí a un circo sin los animales'. Esa frase contenía dos contenidos reveladores para André-Joseph. El primero, que el circo tradicional sí tiene un porvenir, si se renueva. Que la gente ama y quiere amar al circo. Pero que la sensibilidad actual de esa misma gente rechaza un espectáculo en el que parte de los participantes pasan la mayor parte de sus vidas enjaulados y son obligados a actúar de una manera totalmente opuesta a su naturaleza.

El libro que ahora publica es una declaración de principios tanto del circo tradicional como de los verdaderos derechos de los animales. Se describe la historia del circo moderno desde sus orígenes a finales del siglo XVIII, la historia de las principales familias de cirqueros, la importancia de la presencia de animales no humanos y también humanos en los espectáculos, la atípica vida de la familia Bouglione y de André-Joseph, la vida y trayectoria profesional de Sandrine.

Se analiza asimismo la crisis y los problemas del mundo del circo desde finales del siglo XX, se argumenta sólidamente sobre la necesidad imperiosa de abandonar el uso de animales y de proporcionar una existencia digna a los que se “jubilen”, y se hacen propuestas concretas y estructuradas para un futuro viable en el que el circo tradicional pueda conservar sus elementos artísticos y culturales sin que se confunda con otras nuevas formas de espectáculos en vivo como el Cirque du Soleil, el Cirque Plume y Archaos, creados a mediados del años ochenta del pasado siglo, que carecen de animales porque desde un principio se basaron en códigos culturales totalmente diferentes.

En el primero de los anexos que completan el libro se abordan de manera breve pero concreta otros espectáculos con animales que hay que eliminar, sorprendentemente legales en Francia, como las corridas de toros, las corridas sin sangre, los delfinarios, las peleas de gallos o los zoológicos. Los anexos siguientes cubren la legislación vigente para la utilización de animales en espectáculos en Francia; un listado de las ciudades que exigen circos sin animales; la definición de los términos trabajadores de circo: feriantes, gitanos, romaníes, zíngaros, rom, sinti; cómo es y cómo se propone que sea la educación de los hijos de los trabajadores de circos itinerantes.

En mayo de 2017, cuenta André-Joseph Bouglione, “un trueno sacude al pequeño y cerrado mundo del circo tradicional. Mi esposa y yo anunciamos que renunciamos a usar animales en nuestro circo”. Esto levantó la ira de varios sectores del mundo del circo. Llegaron a recibir amenazas anónimas, incluso de muerte. En su muro de Facebook publicó: “El circo tradicional no es solo tigres, leones y elefantes. Payasos, acróbatas, malabaristas y otros artistas son todavía una parte importante de nuestros espectáculos. Uno no debe temer reinventarse a sí mismo. Nosotros somos conscientes del riesgo de proponer un cambio en nuestra tradición familiar. Agradecemos a todas las personas que nos han mostrado su apoyo en este proceso. Entendemos que esto es difícil de entender para algunos, que conocen nuestra historia y el amor que hemos tenido por nuestros animales durante todos estos años. Estamos orgullosos de nuestra historia y esperamos poder entretener a muchas generaciones con el hermoso arte que es el circo. Deseamos un circo universal y humanista, para todos y sin incomodidades, porque solo somos artistas y no estamos aquí para provocar, sino solo para hacer soñar con los ojos abiertos”.

En 2018 el Circo Joseph Bouglione ha cambiado su nombre por ÉcoCirque Joseph Bouglione, con una declaración de principios de una nueva orientación artística, ecológica (que incluye sus medios de transporte y la selección de sus fuentes de energía) y de protección animal (sin utilización de animales, acompañado de un eco-salón itinerante y con la creación de un fondo para la protección de la fauna salvaje). Será un circo educativo, especialmente para niños, que se establecerá en tres o cuatro ciudades al año, con un programa escolar para mostrar las artes del circo tradicional y los diferentes oficios que se desarrollan en él. Se explicará por qué ya no se debe tener animales en los circos y cómo ayudarlos en su hábitat natural. Se hará hincapié en la autosuficiencia energética del establecimiento, gracias a la utilización de paneles solares de alto rendimiento y otras soluciones de producción de energía sin emisión de gases de efecto invernadero.

Parte de la facturación se destinará a financiar acciones para los animales en su hábitat natural. Para André-Joseph y Sandrine no ha sido fácil apartarse de sus animales: en sus familias, vivir con animales era algo natural. Se sienten obligados no solo a renunciar a su presencia en sus espectáculos, sino también a encontrar soluciones para ayudar a las especies que ellos y sus antepasados han explotado durante tantos años. Quieren hacerlo en su hábitat natural, en la naturaleza. Y también quieren ayudar a las personas que viven en la misma tierra que estos animales, porque no se puede ayudarlos sin contar con ellas.

En distintos países, otros referentes del mundo del circo han dado el paso en la misma dirección, aunque quizá no de manera tan razonada, radical y comprometida. El Circo Roncalli, el más importante de Alemania, ha ido eliminando los espectáculos con animales salvajes desde los años noventa, y desde este año ya no incluirá ni siquiera números con caballos. En Suiza, el Circo Knie, fundado en 1803, ha utilizado elefantes durante casi un siglo y dejó de hacerlo recientemente, aunque sigue utilizando otros animales, principalmente caballos.

Es de esperar que este libro sea traducido, publicado y leído en muchos idiomas. Es un texto necesario. ¿Hasta donde llegarán Sandrine y Joseph-André? ¿Lograrán que el circo tradicional se mantenga vivo, ahora sin animales? Seguramente sí. Cabe esperar que sus propuestas sean aceptadas y puestas en práctica. No se ve al horizonte otra alternativa justa y viable. El futuro del circo será sin animales, o no será.

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