La imagen del perro King siendo socorrido con una máscara de oxígeno, una vía, tirado sobre una manta, sacudió la conciencia de todos los canarios. Era el año 2016 y supuso un antes y después en la consideración que los casos de maltrato animal deberían tener por parte de una sociedad. Encontrar a sus agresores no fue fácil; entre otras razones, por la falta de peso de una ley como la del bienestar animal y porque sea cuestionada en muchos estamentos. Para depurar responsabilidades sobre esa posible falta de diligencia por parte de las Fuerzas de Seguridad, y en otros tres casos más de maltrato animal, el pasado año se interpuso una querella judicial contra los agentes que tendrían que haber instruido la causa y que, tal y como reconoce la sanción que ya les impusieron dentro del Cuerpo, demostraría que los agentes no llegaron a tramitar la denuncia de la protectora.
“El objetivo de la querella es poner en conocimiento de la Justicia los presuntos delitos de no perseguir ciertos delitos, que se venían cometiendo en mi Unidad en mi ausencia”, explica a este medio la sargento del Seprona Gloria Moreno, que denuncia que “los hechos fueron encubiertos por el capitán Germán García, jefe del Seprona en Las Palmas, mientras, sin embargo, promovía expedientes disciplinarios contra mí”. Conocido es ya el caso de esta agente segoviana que, expediente a expediente, ha logrado revertir las sanciones y condenas que el Cuerpo ha impuesto sobre ella. Sobre todo, por insistir en los delitos contra el medioambiente y contra los animales. “No era la primera vez que encubría a los guardias. También intentó encubrirlos cuando no denunciaron (ni siquiera levantaron acta) al veterinario de la perrera de Arrecife, previa denuncia de una edil del Ayuntamiento”, explica la sargento, en referencia al caso en el que vecinos y protectoras denunciaron las malas condiciones de las instalaciones, sacrificios ilegales, falta de registros y una gestión dudosa. La denuncia fue investigada por la agente Moreno, quien fue expedientada por un supuesto acoso al veterinario.
Ahora, después de que esos y otros expedientes contra la sargento se hayan revertido, caducados o echados para atrás por instancias más altas dentro del mando de la Guardia Civil, la fiscal explica en un auto -al que ha tenido acceso El caballo de Nietzsche- que la investigación debe ampliarse de 6 a 18 meses, ya que considera que esta puede ser una “instrucción compleja”. Algo que es interpretado como que la responsabilidad de los delitos podría llegar más allá de los tres agentes denunciados. “Aunque la querella se dirige contra los tres guardias que no instruyeron los cuatro atestados por los cuatro delitos de maltrato animal -a lo que estaban obligados por ley, funciones, especialidad y demarcación-, toda la cadena de mando fue conocedora de esto”, explica la agente denunciante.
Un cambio de mentalidad sobre el maltrato animal
Que empezaran a entrar en prisión los maltratadores de animales fue consecuencia de que la sociedad tache ya de intolerable estos delitos, y a la vez ha potenciado esa repulsa. Algo que se lleva viendo en los últimos años en Canarias. Mucha gente se volcó en la recuperación de King y en querer adoptarlo. Eso recordaba para eldiario.es la protectora SARA, responsable de rescatarlo y de denunciar los hechos. Una denuncia que solo tuvo efecto un año después, cuando el Seprona y la Policía Local de Arrecife identificaron a los maltratadores. Estos fueron condenados en firme por el delito -no la falta- de maltrato animal y obligados a cumplir condena de tres meses de cárcel. Pero entremedias existen denuncias, sanciones y acusaciones entre el estamento de la Guardia Civil en el que se enmarca el cuerpo del Seprona. Desde la protectora que se hizo cargo del caso destacan que pese a que denunciaron los hechos y que había “indicios claros” de quiénes eran los agresores, no supieron más de la investigación hasta que reapareció en su puesto la sargento Gloria Moreno. “La incorporación de Gloria al caso fue fundamental para su resolución”, comenta la portavoz de la protectora Sara, Obelesa Hernández.
Una historia similar es la de las denuncias presentadas por maltrato animal contra otros tres perros, incluidos en la denuncia de la agente Moreno. Duque, Linx y Athenea llegaron a la protectora Huella a Huella tras haber sido encontrados en diferentes escenarios pero en la misma circunstancia: abandonados, heridos y con una muy grave falta de higiene. Todo ello produjo la muerte de Athenea poco después. Estos tres casos fueron denunciados por la protectora en marzo de 2016 al Seprona y ante el juzgado de guardia. Pese a que pidieron seguimiento del caso a la Guardia Civil, las noticias llegaron antes desde los tribunales, ya que el caso de Duque había avanzado y se iba a juzgar por una falta de atención al dueño del terreno donde fue encontrado el perro. “Antes, el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) casi nunca venía cuando se le llamaba. Y si venía, llegaban a un acuerdo con el dueño del perro maltratado. Compadreo, le llamamos aquí”. Así explicaba hace dos años a este medio María Rivero, presidenta de Huella a Huella, la realidad a la que se enfrentan muchas asociaciones. “De hecho, la inmensa mayoría de las denuncias son interpuestas por las asociaciones, no por los agentes. Es un trabajo que se añade al de los rescates, las adopciones, la sensibilización…”, completaba Yaiza Rodríguez, activista por los animales, que también lucha contra el abandono y el maltrato en las islas.
Ante la pregunta de si creen que las cosas han cambiado gracias a estos casos y a las consecuencias que han conllevado, desde la protectora Sara comentan: “La gente ya no mira para otro lado. La gente ya no se calla cuando es un vecino o un primo el que maltrata. De diez años para acá, la realidad ha cambiado”. Eso sí, tiene claro que lo necesario es un cambio de ley y anuncia que no se cansarán de seguir denunciando: “Hemos denunciado por maltrato y se queda en abandono, incluso cuando ese animal ha fallecido. La ley está obsoleta y debería haber sentencias más duras”. También, desde Sara señalan que la gran parte de las denuncias se plantean o ante la policía local de cada municipio o ante el propio Ayuntamiento. Más positiva se muestra Gloria Moreno, quien considera que su trayectoria personal y las sanciones a las que se ha enfrentado han tenido un efecto positivo que en que haya más conciencia. “El delito de maltrato animal no es un delito de segunda, que pueda investigarse o no, a criterio personal. Es un delito que debe investigarse, y el hecho de no hacerlo implica la posible comisión del delito de omisión del deber de perseguir delitos”.
La imagen del perro King siendo socorrido con una máscara de oxígeno, una vía, tirado sobre una manta, sacudió la conciencia de todos los canarios. Era el año 2016 y supuso un antes y después en la consideración que los casos de maltrato animal deberían tener por parte de una sociedad. Encontrar a sus agresores no fue fácil; entre otras razones, por la falta de peso de una ley como la del bienestar animal y porque sea cuestionada en muchos estamentos. Para depurar responsabilidades sobre esa posible falta de diligencia por parte de las Fuerzas de Seguridad, y en otros tres casos más de maltrato animal, el pasado año se interpuso una querella judicial contra los agentes que tendrían que haber instruido la causa y que, tal y como reconoce la sanción que ya les impusieron dentro del Cuerpo, demostraría que los agentes no llegaron a tramitar la denuncia de la protectora.
“El objetivo de la querella es poner en conocimiento de la Justicia los presuntos delitos de no perseguir ciertos delitos, que se venían cometiendo en mi Unidad en mi ausencia”, explica a este medio la sargento del Seprona Gloria Moreno, que denuncia que “los hechos fueron encubiertos por el capitán Germán García, jefe del Seprona en Las Palmas, mientras, sin embargo, promovía expedientes disciplinarios contra mí”. Conocido es ya el caso de esta agente segoviana que, expediente a expediente, ha logrado revertir las sanciones y condenas que el Cuerpo ha impuesto sobre ella. Sobre todo, por insistir en los delitos contra el medioambiente y contra los animales. “No era la primera vez que encubría a los guardias. También intentó encubrirlos cuando no denunciaron (ni siquiera levantaron acta) al veterinario de la perrera de Arrecife, previa denuncia de una edil del Ayuntamiento”, explica la sargento, en referencia al caso en el que vecinos y protectoras denunciaron las malas condiciones de las instalaciones, sacrificios ilegales, falta de registros y una gestión dudosa. La denuncia fue investigada por la agente Moreno, quien fue expedientada por un supuesto acoso al veterinario.