Cada año se usan más de 100.000 macacos de cola larga (Macaca fascicularis) en el mundo para pruebas de toxicidad (envenenamiento) e investigación biomédica, lo que ha condenado a estos pequeños e inteligentes animales a ser los primates con los que más se trafica.
A pesar de ser abultada, esta cifra no tiene en cuenta el otro lucrativo negocio del que son víctimas los macacos de cola larga: su asesinato para ser descuartizados y vendidos por partes (sangre, plasma, órganos…), un ámbito de la experimentación animal aún más oscuro y desregulado.
Durante los últimos años no ha dejado de crecer el uso de estos macacos, a la vez que aumentaba su precio. Mientras que en los países de origen los cazadores reciben unos 30 dólares por cada macaco que atrapan (1), los laboratorios y centros que los venden y los usan para experimentación lo hacen por hasta 20.000 euros. Se estima que en 2023 se llegará a pagar 35.000 dólares por cada macaco. (2)
Para abastecer esta enorme demanda, los macacos son importados desde macro-granjas donde sobreviven hacinados. La mayoría de los países exportadores se encuentra en el Sudeste Asiático (Vietnam, Camboya, Indonesia y Filipinas), donde esta especie es endémica. Allí operan las dos mayores granjas del mundo: Vanny Bioresearch, en Camboya, con capacidad para más de 15.000 macacos; y Nafovanny, en Vietnam, con capacidad para más de 30.000. Ambas están relacionadas con Vanny Group (3), un gran grupo empresarial internacional con sede en Hong Kong.
Los macacos de cola larga también habitan en Mauricio desde hace más de 400 años, tras ser introducidos por los humanos. Aún siendo una pequeña isla en medio del océano Índico, Mauricio es uno de los principales exportadores de macacos de cola larga y cada año envía más de 10.000 macacos a ser masacrados en laboratorios, principalmente de Europa y Estados Unidos.
Uno de los funestos destinos de estos animales es un pequeño pueblo de Tarragona, Camarles, donde está la mayor granja de macacos de cola larga de Europa, Camarney S.L., con capacidad para 3.600 individuos.
Camarney es propiedad de Noveprim, una de las granjas de macacos de isla Mauricio, que a su vez es en gran parte propiedad de Charles River Laboratories.
Charles River Laboratories es la mayor empresa de investigación por contrato (CRO) y es la que controla gran parte de este negocio, vendiendo la mitad de todos los animales usados en experimentación del mundo (4 , 5), y con unos ingresos anuales de más de 3.500 millones de dólares.
Camarney actúa como centro de cuarentena y como suministrador para los laboratorios europeos de los macacos que importa desde sus países de origen. Aproximadamente dos tercios de los macacos importados por Camarney proceden de la granja de Mauricio a la que pertenece, Noveprim, de la cual BUAV (organización inglesa dedicada a luchar contra la experimentación animal) obtuvo imágenes desgarradoras en 2012 sobre su captura y masacre (6, 7).
Desde que comenzó en este miserable negocio hace más de 20 años, Camarney ha traficado con más de 25.000 macacos de cola larga.
El resto de macacos proviene de la granja vietnamita Nafovanny, sobre la que han salido a la luz múltiples evidencias de la extrema crueldad con la que son atrapados ilegalmente en la naturaleza y las paupérrimas condiciones en las que sobreviven hasta ser “exportados”. (8, 9)
El organismo oficial encargado de conceder los permisos de importación y exportación, y supervisar este vasto comercio de vidas, es CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). En el caso de España, depende del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Sin embargo, existen continuas investigaciones e informes (incluso de la propia CITES 10) que demuestran las irregularidades en la captura de macacos salvajes para abastecer a las granjas de los países de origen (11, 12, 13 y 14 ). Además, en noviembre de 2022, uno de los máximos responsables de CITES en Camboya fue arrestado en Estados Unidos, acusado de la falsificación de permisos de macacos capturados en la naturaleza, sobornos y contrabando. También fueron acusados de pertenecer a esta organización criminal otros oficiales de CITES de Camboya y dirigentes de Vanny Bioresearch, e incluso se están viendo involucradas las mayores empresas de experimentación animal en el mundo, Inotiv (15) y Charles River (16). Aún así, se han seguido exportando hacia todo el mundo cada año decenas de miles de macacos F2, es decir, macacos nacidos en cautividad de padres también nacidos en cautividad (F1 se refiere a los nacidos en cautividad de padres capturados en la naturaleza y F0 son los capturados en la naturaleza).
La insistencia en declarar que los macacos que terminan asesinados en los laboratorios europeos y estadounidenses son F2 sólo se debe a un nuevo intento de desvincular esta miserable industria de la devastación de la naturaleza que la incesante captura de macacos provoca en sus hábitats. Pero la realidad es que los macacos de cola larga fueron declarados en peligro de extinción en junio de 2022 y que su mayor amenaza a nivel internacional es la captura y tráfico para proveer al negocio de la experimentación animal (17).
Ante esta catastrófica noticia, desde los lobbies de la experimentación animal, como la European Animal Research Association (EARA), respondieron pidiendo “asegurar el suministro de primates” para seguir con su masacre en los laboratorios (18). EARA, a través en gran parte de su director, Kirk Leech, es la responsable de promover e intentar asegurar que se sigan usando animales en investigación (entre los miembros de EARA están Noveprim, Charles River o Marshall Bioresources).
Recientemente, Kirk Leech también publicó un artículo junto a, entre otrxs, Nikos Logothetis, responsable de los atroces experimentos con primates llevados a cabo en el Max Planck Institute, revelados por BUAV y SOKO Tierschutz (19, 20).
En un premonitorio y falaz artículo (21) animaban a aumentar la experimentación con macacos mientras alertaban de que, con las nuevas medidas de la Unión Europea sobre la importación y uso de primates, no se podrían cumplir los objetivos debido a su “escasez”, promoviendo continuar con su uso y su caza indiscriminada.
Las medidas que se iban a tomar desde la UE aparecen en el artículo 10 de la Directiva Europea 2010/63/UE sobre el uso de animales en experimentación (22). Debido a la crueldad, sufrimiento y riesgo zoonótico que supone la captura de primates en la naturaleza, se preveía avanzar hacia una ley que sólo permitiese importar primates F2 o superior para su uso en investigación. En noviembre de 2017 se publicó el primer estudio de viabilidad, que concluía y recomendaba que los primates usados en experimentación debían ser criados en cautividad en granjas autosostenibles y dejar de abastecerse de los capturados en la naturaleza (23).
Sin embargo, como amenazaba Kirk Leech en su artículo, y en contra de lo anunciado por la Comisión Europea en 2017, el 4 de abril de 2023 se publicó un nuevo informe anunciando el “aplazamiento indefinido” de la normativa. Esta triste aunque esperada noticia no sólo perpetúa la cruel captura de macacos en la naturaleza y los sentencia a la extinción, sino que sienta otro peligrosísimo precedente en cuanto al sometimiento de la legislación, la ciencia y la ética ante los lobbies de la experimentación animal.
En palabras de Sarah Kite, fundadora en Reino Unido de Action for Primates: “A pesar de la preocupación sobre la crueldad de atrapar primates salvajes, y de que el macaco de cola larga ha pasado a la categoría de 'en peligro de extinción', continúan siendo capturados en la naturaleza para la investigación y la industria de pruebas de toxicidad, ya sea para su reproducción o su exportación directa a laboratorios. Al permitir que se importen monos desde instalaciones relacionadas con este tipo de captura, o al importar crías de individuos capturados en la naturaleza, la UE está permitiendo que continúe esta práctica cruel e inmoral de una especie en peligro de extinción”.
Como bien explica Hannah, activista de Reino Unido y experta en transporte de primates, “este retraso indefinido en el plan de la UE es preocupante, especialmente ahora que los macacos de cola larga han sido declarados en peligro de extinción. Es algo que esperamos que el Reino Unido no imite, porque sería un gran paso atrás en la investigación relevante para humanos. El Reino Unido ya ha retrasado sus planes dos años, de noviembre de 2022 a noviembre de 2024, para eliminar gradualmente el uso de macacos de cola larga F1 y usar sólo F2 en experimentos, dejando así de contribuir al cruel y vergonzoso negocio de atrapar monos de la naturaleza”.
“Los laboratorios del Reino Unido también obtienen macacos de cola larga de Camarney, que tiene un papel esencial en el comercio europeo de primates. Las preocupaciones sobre macacos capturados ilegalmente, o con documentos falsificados, que terminan en laboratorios del Reino Unido son constantes, debido a la presión que sufre el comercio de monos en este momento. El Gobierno del Reino Unido ya ha detectado registros incorrectos de la generación de primates para laboratorios en 2020 y 2021”, añade.
Como señalan desde la organización One Voice Animal (Francia), la situación de los macacos de cola larga es crítica, pero al mismo tiempo se aumenta su persecución: “Los macacos, capturados en todos los lugares donde viven libres en la naturaleza, acaban de pasar de ser 'vulnerables' a estar 'en peligro de extinción' en la Lista Roja de la UICN. Lo que debería ser una buena noticia para su protección, resulta ser un desastre. El que no se haya puesto en marcha la normativa que exigía el cese de su captura, y el actual estado de la especie, en peligro de extinción, reflejan la tragedia en curso y son debidas, entre otras causas, a la experimentación animal y sus lobbies, en especial a nivel europeo. Nuestras ONG harán todo lo que esté a su alcance para poner fin a esta situación”.
Para avanzar realmente hacia el fin de la experimentación animal y la protección de los macacos de cola larga, la Comisión Europea debe permanecer firme en la implementación de esta medida, tan importante como insuficiente, y lobbies como EARA deben ser vetados.
No podemos seguir impasibles ante el exterminio de otra especie y la cotidiana masacre de millones de animales, llevada a cabo por este atroz e inútil negocio disfrazado de ciencia.
La ciencia no se vende y la vida no se compra.