La Palma, laboratorio lunar: Green Moon Project y la agricultura en el Tajogaite

En el corazón de La Palma, donde la reciente erupción del volcán Tajogaite transformó el paisaje en un vasto terreno de cenizas y roca volcánica, un grupo de científicos e ingenieros está llevando a cabo un experimento con implicaciones que van más allá de nuestro planeta. Green Moon Project, una iniciativa de origen malagueño, ha elegido este entorno extremo como un laboratorio natural para estudiar la viabilidad de cultivar plantas en suelos similares a los de la Luna y Marte.
El reto de la agricultura espacial
Desde hace años, la exploración espacial ha dejado de ser solo una cuestión de llegar a nuevos mundos. La permanencia en la Luna o en Marte implica resolver un problema esencial: la producción de alimentos. En la película The Martian (2015), el astronauta interpretado por Matt Damon sobrevive cultivando patatas en suelo marciano con métodos improvisados. La realidad, sin embargo, es mucho más compleja, y es precisamente lo que Green Moon Project está abordando con un enfoque científico y tecnológico riguroso.
En un futuro donde la humanidad contemple la colonización de la Luna o Marte, la capacidad de producir alimentos en esos entornos hostiles será determinante. No se trata solo de la comodidad de los astronautas, sino de su supervivencia. Actualmente, la comida que se consume en la Estación Espacial Internacional proviene íntegramente de la Tierra, lo que supone enormes costos de transporte. Poder cultivar en el espacio no solo reduciría esos costos, sino que garantizaría una fuente de alimento más sostenible y continua.
Tajogaite: un análogo de la Luna en la Tierra
La decisión de experimentar en La Palma no es casual. Tras la erupción de 2021, el Tajogaite dejó un sustrato geológicamente joven y apenas alterado por los elementos, lo que lo convierte en un análogo casi perfecto del regolito lunar. La Luna, carente de atmósfera y sometida a la radiación cósmica, presenta un suelo con características similares: alta porosidad, baja cantidad de materia orgánica y una composición mineralógica dominada por silicatos y óxidos metálicos.
El uso de terrenos volcánicos como simuladores de entornos extraterrestres no es una idea nueva. Desde hace décadas, la NASA y la ESA han utilizado zonas similares en Hawái y Lanzarote para probar tecnologías de exploración planetaria. Sin embargo, La Palma ofrece un suelo extremadamente reciente, con características aún no alteradas por procesos atmosféricos, lo que lo hace ideal para evaluar el comportamiento de los cultivos en condiciones adversas.
Cultivar en la Luna: el papel de los invernaderos
El objetivo de Green Moon Project no es solo analizar el suelo, sino también probar diferentes estrategias de cultivo en entornos extremos. Para ello, colaboran con la empresa biotecnológica Innoplant, que realiza pruebas con distintos tipos de plantas adaptadas a condiciones adversas.
El plan a largo plazo es desarrollar invernaderos autosuficientes que puedan operar en la Luna. Estos módulos presurizados, equipados con iluminación LED optimizada para la fotosíntesis y sistemas de riego automatizados, proporcionarían un ambiente estable para el crecimiento de vegetales. Las técnicas de cultivo que se están evaluando incluyen sistemas hidropónicos y aeropónicos, ya que eliminan la necesidad de suelo tradicional y permiten un control más preciso sobre los nutrientes y el agua.
Además de la baja fertilidad del regolito, otro desafío clave es la radiación cósmica, que podría afectar el desarrollo de los cultivos. Para ello, los científicos estudian el uso de tubos de lava –estructuras subterráneas formadas por antiguas erupciones– como posibles refugios naturales para los invernaderos lunares, ya que ofrecerían protección contra la radiación y las temperaturas extremas. Se ha propuesto que estos invernaderos también podrían reciclar el dióxido de carbono exhalado por los astronautas, generando oxígeno en el proceso y cerrando parcialmente el ciclo de vida dentro de una base lunar.
De La Palma al espacio: una misión en órbita
El próximo gran hito de Green Moon Project está programado para 2026, cuando planean lanzar su primer invernadero experimental al espacio. Este pequeño módulo viajará en un satélite en órbita terrestre baja, donde se analizará el comportamiento de las plantas en condiciones de microgravedad. Esta misión permitirá recopilar datos cruciales antes de intentar cultivos en la Luna.
Para hacer realidad este ambicioso plan, el equipo ha establecido alianzas con empresas espaciales como Orbital Paradigm y busca financiación pública y privada. La colaboración con empresas tecnológicas y universidades ha sido clave para el desarrollo del proyecto, permitiendo el acceso a tecnologías de vanguardia en la fabricación de sustratos artificiales y sistemas de soporte vital.
La exploración espacial está entrando en una nueva era, con misiones como Artemisa de la NASA que buscan establecer bases permanentes en la Luna en la próxima década. Si los experimentos de Green Moon Project tienen éxito, podrían desempeñar un papel fundamental en la estrategia de autosuficiencia alimentaria de estas misiones. No se trata solo de demostrar que las plantas pueden crecer en la Luna, sino de diseñar un sistema agrícola viable y sostenible para futuras colonias extraterrestres.
Impacto en la Tierra y el futuro de la exploración espacial
Más allá del espacio, las investigaciones de Green Moon Project pueden tener aplicaciones inmediatas en la Tierra. La optimización del uso del agua, la mejora de suelos infértiles y la resistencia de los cultivos a condiciones extremas son desafíos que también enfrentamos en regiones áridas y degradadas del planeta. Si las técnicas desarrolladas en este proyecto logran mejorar la eficiencia de los cultivos en entornos hostiles, podrían aplicarse a zonas afectadas por la desertificación o la escasez de agua.
En este sentido, La Palma no solo se ha convertido en un campo de pruebas para la Luna, sino en un referente de innovación agrícola. Si la humanidad logra cultivar en entornos tan extremos como el suelo lunar, entonces las posibilidades para mejorar la producción de alimentos en la Tierra también aumentan considerablemente. Además, la investigación en estos terrenos ayuda a generar modelos predictivos sobre cómo responderán las plantas a futuras condiciones ambientales cambiantes debido al cambio climático.
El futuro de la exploración espacial pasa, sin duda, por la capacidad de producir alimentos fuera de nuestro planeta. Gracias a iniciativas como Green Moon Project, ese futuro está cada vez más cerca. Y todo empieza en un pequeño rincón volcánico de La Palma.
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