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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Estamos viviendo una revolución de la conciencia”

“Desde que que se abolieron las corridas de toros en Cataluña en 2012, en España se está viviendo una auténtica revolución en materia de política antitaurina. La protección de los animales y la prevención de la violencia se han convertido en objeto del debate político. 

En 2014, el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas confirmó que la violencia de la tauromaquia vulnera la Convención de los Derechos del Niño de 1989, una de las cartas fundamentales de derechos humanos. Países como Portugal, Colombia o México han sido instados a tomar medidas para evitar que los menores sean expuestos a estos espectáculos. Idéntico mensaje se espera en los próximos años para el resto de países taurinos, incluida España. Medidas para alejarlos de lo que el propio Comité de la ONU denomina “la violencia de la tauromaquia”.

El enorme rechazo a los festejos taurinos en España se basa también en el alto nivel de apoyo institucional y subvenciones públicas que recibe la tauromaquia. En las últimas elecciones municipales el éxito de coaliciones de unidad popular en las más importantes ciudades españoles ha puesto sobre la mesa el debate sobre la tauromaquia y su compromiso de eliminar las subvenciones públicas a los festejos taurinos: decenas de festejos ya han sido cancelados este verano; el nuevo alcalde de A Coruña ha cancelado la Feria Taurina; otras alcaldías, como Madrid, Zaragoza, Valencia, Cádiz o Valladolid, han anunciado el final de las subvenciones al maltrato animal; la Administración de un centenar de ciudades va a romper con la inercia de proteger la tauromaquia.

La decadencia de los festejos taurinos en España es imparable: desde 2008, han disminuido en un 52%. El lobby taurino, con el apoyo del Gobierno del PP, promovió en 2013 y 2014 una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para que la tauromaquia fuera declarada Bien de Interés Cultural (BIC) e imponer el regreso de las corridas a Cataluña. Sin embargo, el trabajo de las organizaciones animalistas, y específicamente de la APDDA, consiguió desenmascarar sus débiles argumentos y sus falsos datos económicos, forzando al Gobierno a modificar todo el texto de la ILP, rebajando sus pretensiones, y desmoralizando al sector taurino. Probablemente, la mayor derrota del lobby taurino en España. Una derrota inesperada porque contaba con un Gobierno afín a sus intereses.

Estamos viviendo toda una revolución de la conciencia. Quizá por llegar con dos siglos de retraso, nos parece que ahora se está produciendo muy deprisa, pero tenemos una deuda histórica con los animales y ha llegado el momento de saldarla. La política no puede quedar al margen del cambio social.

En las próximas elecciones generales de diciembre, se prevé que las fuerzas políticas contrarias a las corridas de toros se comprometan, al menos, a cumplir con los Derechos del Niño vulnerados por la actividad taurina y a eliminar las subvenciones y el apoyo público a la tauromaquia. Tal vez se plantee la prohibición de ciertas modalidades o la reconversión total del sector taurino, hasta su desmantelamiento.

Lo único cierto es que, para bien, las cosas ya han cambiado y ya no habrá vuelta atrás. Existe una enorme mayoría social que avala este proceso, y eso es lo más poderoso. Hemos comprendido que trabajar para acabar con esta violencia no solo va a beneficiar a esos animales, que se librarán de una tortura insoportable: nos va a beneficiar a todas y todos los que vivimos en esta sociedad. Una sociedad que ya no aguanta, que ya no soporta más violencia“.

“Desde que que se abolieron las corridas de toros en Cataluña en 2012, en España se está viviendo una auténtica revolución en materia de política antitaurina. La protección de los animales y la prevención de la violencia se han convertido en objeto del debate político.