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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Vigilia antiespecista por los animales asesinados en los mataderos

Durante la madrugada del 7 de diciembre, alrededor de 20 activistas acudieron a un matadero de Leganés (Madrid) con la intención de ser testigos de la situación de los animales y acompañarles cuando recorren sus últimos metros hacia su muerte.

Se organizaron para encontrarse a las siete de la mañana en la estación de metro más cercana y compartieron los últimos detalles de actuación. “Estamos aquí por los animales, para mostrar amor en un lugar de violencia. Nos oponemos al sistema, no a los trabajadores”, puntualiza el activista canadiense Alex Bez.

Se dirigieron hacia allí para esperar al primer camión. Antes de prepararse, una de las organizadoras, Sandra, aconseja no transmitir la rabia y la indignación a los animales. Las escasas horas de sueño, el frío y el fuerte olor que desprendía el lugar provocaba una escena aún más complicada. “Es duro, pero es lo que hay que hacer”, dice con firmeza.

Karol Marocho es la coordinadora del movimiento The Save Movement (TSM) de Canadá. Cuando recibió el aviso de la llegada del camión, se puso frente a él impidiendo su paso. Mientras tanto, otras participantes de la vigilia trataban de negociar con el conductor para que les dejara pasar unos minutos con los animales.

Llevaban varias botellas de agua, con las que pretendían dar de beber a los animales en ese pequeño periodo de tiempo. Los camiones, totalmente cubiertos, obstaculizaron esta posibilidad.

Pasaron alrededor de tres horas esperando la llegada de camiones. La temperatura era muy baja, algunos afirmaban tener los pies congelados. Para Sandra una de las peores cosas era el olor. “Después de oler esto, no creo que nadie pueda pensar en un filete de la misma forma”, explica con dureza.

A pesar de esos momentos tensos y desagradables para los activistas, coinciden en que es necesario seguir luchando. “No soy solo vegana sino también antiespecista. Como activista lo pasas mal, pero merece la pena”, sentencia Sandra.

María Martínez, de 22 años, se enteró de la vigilia en el Vegan Fest de Valencia, donde conoció a Karol. Lleva varios años en el movimiento y le pareció algo útil para visibilizar lo que ocurre en los mataderos. “Hay animales que nos necesitan y me gusta ver que hay mucha más gente que piensa así”, explica.

Jaime, otro de los asistentes, califica de holocausto animal lo que ocurre allí. “Es importante que la gente se dé cuenta de que por su estómago mueren animales cada día”, afirma.

En esta vigilia participaron dos activistas de Canadá, que llevan varios meses haciendo una gira por Europa y Latinoamérica. Empezaron en Brasil, siguiendo por Paraguay, Uruguay, Panamá, Costa Rica, Austria, República Checa, Croacia, Hungría y ahora España.

Durante estos viajes, se dedican a dar charlas hablando sobre TSM. Su objetivo es intentar crear nuevos grupos y conectar con activistas de todo el mundo, organizando vigilias.

Han tenido la oportunidad de entrar en mataderos. “Vimos todo el proceso en un matadero de Hungría. Emocionalmente fue difícil, no estaba preparada para ello”, comenta Karol Marocho.

Durante esta visita grabaron todo lo posible para poder mostrarlo al resto del mundo. Desde que electrocutan a los cerdos hasta que les quitan la piel. Entre suspiros, explica lo difícil que es para ella decir adiós a tantos animales por algo que no vale la pena.

Cristina Muñoz vivió durante varios meses en Perú para aprender del activismo antiespecista en otras partes del mundo. Participó con TSM Lima y cuando llegó a España decidió crear un grupo aquí. Ahora se está encargando de sacar adelante TSM Madrid, con la intención de que pronto haya grupos en más ciudades. “Con este tipo de acciones se puede llegar a muchas personas. Genera empatía y puede conseguir que mucha gente se haga vegana o al menos lo considere”, arguye.

Su objetivo es intentar que los animales pasen sus últimos momentos de la mejor manera posible, y siempre que se pueda, salvar vidas. Por otro lado, también pretenden mostrar las condiciones en las que llegan los animales a los mataderos, lo cual es un reflejo de su día a día. “Queremos que en cada matadero del mundo haya un grupo de personas protestando”, explica.

Según la FAO, cada segundo mueren en el mundo aproximadamente 2000 animales para servir de alimento a la especie humana. Esto supone la muerte de 345 millones al día y 60.000 millones al año. Este dato no cuenta con los peces, quienes se calculan por toneladas al no haber un recuento individualizado. Por todos ellos, el movimiento antiespecista afirma no dejar de luchar “hasta que la última jaula quede vacía”.

Durante la madrugada del 7 de diciembre, alrededor de 20 activistas acudieron a un matadero de Leganés (Madrid) con la intención de ser testigos de la situación de los animales y acompañarles cuando recorren sus últimos metros hacia su muerte.

Se organizaron para encontrarse a las siete de la mañana en la estación de metro más cercana y compartieron los últimos detalles de actuación. “Estamos aquí por los animales, para mostrar amor en un lugar de violencia. Nos oponemos al sistema, no a los trabajadores”, puntualiza el activista canadiense Alex Bez.