Crampones semiautomáticos o automáticos

Probadores: Adriano Martín Cófreces “Pincho”, Ismael Ordóñez "Iogrea", Pepe Carrascosa y Nacho Merino

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Para este artículo de crampones hemos querido presentar algunos modelos automáticos o semiautomáticos que nos han parecido de los más destacados dentro del mercado actual. Son, en general, modelos bastante polivalentes, ya que nos hemos alejado de los modelos más técnicos cuyo uso está más orientado a cascadas o vías de nivel.

No obstante es importante destacar que varios de los modelos probados ofrecen también la opción de adquirir la versión clásica de correa e incluso alguno se puede comprar ya con los diversos elementos para cambiar de correas a automático.  

Ascent de Camp

Nos encontramos ante un crampón ligero y bastante polivalente, pero sin sacrificar el rendimiento. El modelo Ascent está construido en acero de 10 puntas, y su estructura compacta le confiere una excelente rigidez. Cuenta con un par de puntas horizontales agresivas que le otorgan buena tracción y gran estabilidad.

El resto de puntas están adecuadamente dispuestas para conferir seguridad y aumentar el agarre al tiempo que el antizueco de acción activa que incorporan evitará las acumulaciones de nieve debajo de la suela.

Ajuste y detalles

Sorprende muy gratamente el ajuste del crampón y es que la versatilidad es una de sus mayores virtudes. En la caja encontraremos la sujeción de puntera automática y la de semiautomática, pudiendo intercambiar entre ambas soluciones muy fácilmente lo que nos permitirá utilizar el mismo crampón con diferentes calzados. Probado en botas semirígidas de montaña con soporte para enganche semiautomáico el resultado ha sido muy bueno, y en botas de esquí tanto automático como semiautomático ha sido sobresaliente.

El arco frontal regulable en dos posiciones, la talonera ajustable en dos posiciones con palanca que permite tres posiciones, así como la forma predefinida del propio crampón permiten ajustarlo como un guante sujetándose firmemente a la bota. Principalmente lo hemos testeado con bota de esquí de travesía y el resultado ha sido espectacular.

La palanca de la talonera permite tres posiciones, pero que debemos dejar preparado previamente a la actividad ya que con frío y hielo no es nada aconsejable estar cambiando la pieza para proceder a su ajuste.

El ajuste longitudinal se consigue mediante una doble fila de agujeros que consigue mayor precisión con la polivalencia de poder cambiar la barra metálica de conexión entre la puntera y la trasera por una cinta Dyneema que se puede adquirir por separado y que confiere al crampón aún más ligereza y sobre todo una considerable reducción del espacio que ocupan plegados.

La correa de seguridad es minimalista, de longitud justa, pero adecuada y con buenos acabados.

En la caja encontraremos, además de la sujeción semiautomática intercambiable, una bolsa de transporte de lona resistente en la que podemos introducir holgadamente el conjunto y que cumple su función de transporte y almacenaje.

Me ha sorprendido muy gratamente lo bien que se ha quedado acoplado a la bota de esquí que, por sus dimensiones y altura de puntera y sujeciones no siempre consigue un buen agarre de los crampones. En el caso del Ascent, la forma predefinida y los diferentes ajustes sujetan el crampón perfectamente a la bota transmitiendo una muy buena rigidez al conjunto y repercutiendo en mejor tracción y ganancia de estabilidad que agradeceremos en superficies muy duras o pasos de mixto.

Aunque los podríamos englobar en una categoría de alpinismo-montañismo ligero, nos permitirán realizar con soltura cualquier aproximación con seguridad permitiendo salir airosos de “marrones” e imprevistos de hielo en los que un crampón muy ligero de aluminio no suele salir bien parado. Su uso soporta sin problemas una mera ascensión por nieve dura.

La opción de poder cambiar la barra fija por la cinta dyneema, personalmente les hace un imprescindible en mi mochila para todo lo que no sea puramente escalada en hielo.

Como único crampón para un usuario que busque polivalencia al tiempo que fiabilidad sería una recomendación segura.

Nuptse EVO de Climbing Technology

Recordemos en primer lugar que los crampones, junto con el piolet, son herramientas imprescindibles para moverse con seguridad en montaña invernal. Por ello, en esta ocasión os queremos presentar el modelo Nuptse EVO en su versión automática, estando también disponible en tres versiones más, classic, semiautomatic y classic flex.

La marca italiana Climbing Technology cuenta con más de 30 años de experiencia en la producción de equipos de protección individual (EPI), siendo sinónimo de calidad, y contando con un “know-how” avanzado, a base de investigación en el desarrollo de sus productos. Su sede, en la provincia de Bérgamo, al norte de Italia, cuenta con una reconocida tradición montañera y produce multitud de productos relacionados con todas las disciplinas verticales en montaña, e incluye el campo profesional en lo relacionado a trabajos en altura y rescate.

Los tres objetivos de la marca para sus productos son, la seguridad, la funcionalidad y la simplicidad, cumpliendo con todas las normas técnicas europeas en vigor. En referencia a la certificación, este producto cuenta con CE que recordemos que es la que declara que el producto cumple con la legislación europea de armonización aplicable, la normalización española UNE-EN 893:2011 para equipos de alpinismo y escalada en referencia a requisitos de seguridad y métodos de ensayo, y la UIAA (Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo).

Ajuste y detalles

Pero centrándonos en el modelo probado, el Nuptse EVO es un crampón que no supera el kilogramo de peso, fabricado en acero templado y pintado, de doce puntas, las delanteras horizontales, por lo que está ideado para su uso en glaciares, aristas y corredores sencillos, frente a los fabricados con puntas delanteras verticales, más destinados a escalada en hielo.

Cuenta con acanaladuras en sus puntas frontales, para facilitar el agarre y la estabilidad en hielo, así como un innovador sistema de macroregulación que nos permite ajustar el crampón en un amplio número de tallas desde el 36 al 47.

Nos ha resultado muy cómodo en descensos y ladeos, gracias a la buena solidez del conjunto bota-crampón, para ello debemos prestar atención a que tanto el estribo de alambre de la puntera como la leva del talón ajusten perfectamente en el reborde de la bota.

Un detalle interesante es que incluye bolsa de transporte, si bien no es muy resistente, ni está confeccionada en rejilla para evacuar el hielo.

Por el contrario, sus antiboots en plástico resistente nos han parecido de muy buen acabado y resistencia.

Como siempre, antes de comprar este tipo de productos debemos de asegurarnos que el sistema de fijación es compatible con nuestras botas, debido a la gran variedad de dibujos y formas en los tacos de las suelas inyectadas y taloneras muy anchas o altas, y si éstas son compatibles con estos Nuptse, no dudemos “en llevar bajo nuestros pies” esta preciosa montaña nepalí de 7.861 metros de altitud.

Makalu de Simond

También os presentamos, de venta en tiendas Decathlon, la versión automática de un crampón que ya tuvimos ocasión de probar en su versión de correas, el Simond Makalu.

Lo primero que debemos tener claro a la hora de adquirir este producto es la compatibilidad con las botas que usemos, ya que si este crampón es apto para casi todas las botas de esquí de montaña, exceptuando modelos como las Dynafit TLT 7 y 8, solo lo será para botas de montaña rígidas que ofrezcan reborde en puntera y talonera para su acople, quedando excluido, por seguridad, su empleo en cualquier otro tipo de calzado que no cumpla estos requisitos.

Dicho esto, pensamos que las actividades idóneas a la que están destinados este tipo de crampones son el esquí de montaña cuando llegados al punto en el que bien, por técnica, pendiente o condiciones del hielo no nos permita continuar la progresión con las tablas puestas, aún con cuchillas (si llevamos), o para actividades alpinas en altura, o en condiciones invernales, no excesivamente técnicas, como progresión por glaciares, en las que hagamos uso del tipo de botas rígida o de expedición compatibles.

Y me atrevo a decir actividades no excesivamente técnicas porque, aunque se trata de un crampón que se defiende bien en terreno con cierta pendiente, dada la forma y el ángulo de sus doce dientes, aun aportándonos gran estabilidad y comodidad, no nos atrevemos a catalogarlo como un crampón técnico, salvo por su sistema de fijación que garantiza seguridad y precisión.

Viene, como el resto de modelos de la serie, con una funda para su transporte, accesorio que consideramos imprescindible, evitando así que sus puntas puedan dañar la mochila. Recomendamos colocarlos en los bolsillos externos de la mochila, para su rápida extracción a la hora de tener que hacer uso de ellos, y que a su vez, no mojen el resto de materiales que podamos llevar en el interior de la mochila. Lo contenido de su peso, apenas un kilo, no será un gran lastre para nuestra mochila.

Ajuste y detalles

Su placa trasera es metálica, detalle que nos ha gustado, frente a las más comunes de plástico, y ajustable en altura para adaptarla perfectamente al reborde de nuestra bota, contando con un pasador delantero modificable en dos posiciones, para adaptarlo a las tallas de pie más grandes que irán, desde el número 35 hasta el número 48, gracias también a su barra central.

Personalmente preferimos un antizueco (antiboot) de plástico, frente a los de goma que lleva este crampón, y que con el tiempo puede llegar a deteriorarse más rápidamente, así como su acople al crampón, a base de grapas, creemos que tampoco es el sistema más idóneo, aunque la marca proporciona repuestos de estas piezas.

Su estructura de acero al 90%, altamente resistente, está dotada de un tratamiento anticorrosión y la marca, como es costumbre, nos ofrece una garantía de 2 años y con certificados CE EN 893 y UIAA para este producto.

Si su uso va a ser de manera esporádica, lo contenido de su precio lo sitúa como una opción muy a tener presente frente a modelos de similares características de otras marcas.

Shark de Edelrid

¿Cansados de guardar un crampón diferente para cada tipo de bota y, por ende, para cada tipo de actividad y terreno? Pues los diseñadores de Edelrid nos presentan esta magnífica herramienta que se adaptará a casi todas nuestras necesidades, desde un paseo por el monte en verano, donde nos veamos obligados a cruzar un pequeño nevero, hasta una alta ruta invernal de esquí de montaña, pasando por una escalada en terreno técnico de mixto y hielo... Hablamos del modelo Shark que, sin duda, será nuestro compañero ideal.

Ajuste y detalles

El Shark es un crampón de doce puntas que viene equipado con todos los accesorios para que la polivalencia y la tecnicidad sean efectivas. El antiboot, para evitar que se formen zuecos, está perfectamente integrado y cumple su función a la perfección.

Cuando compramos el producto también recibimos en la caja todas las piezas extra para transformar nuestro crampón de correas, a uno semiautomático, o automático, según convenga, y siempre de manera bastante sencilla y rápida. Sin duda, un gran detalle a tener en cuenta.

Por otro lado, el acero con el que está fabricado debemos apuntar que es de alta calidad y con un recubrimiento en polvo solido, inoxidable en la parte delantera, y de acero reforzado en la zona de la talonera.

El crampón tiene un diseño 3D ideado para ser extremadamente ligero y resistente, ya que con solo 850 gramos aproximados la pareja, se encuentra entre los catalogados como ligeros.

Nos han gustado las puntas frontales ya que proporcionan una penetración óptima en paredes de hielo y un buen agarre sobre la nieve dura. El puente tiene un ajuste rápido y fácil, y también sirve para tallas grandes, siendo válido para tallas que van desde el 34 hasta el 48.

Por lo tanto, y en conclusión después de un uso intensivo probando el modelo Shark de Edelrid, creo que, sin lugar a dudas, estamos ante una herramienta precisa y realmente polivalente.

Un crampón que gracias a su liviano peso no nos dará pereza portear incluso durante el verano pirenaico.  

Fakir II de Singing Rock

Singing Rock nos presenta los Fakir II, un crampón de doce puntas de acero que destaca por su ligereza, competitivo precio y efectividad en las puntas. Estamos ante un modelo clásico y polivalente, dentro de su categoría, gracias a la posibilidad de adquirirlo en modelo automático, semiautomático o de correas, y así poder usarlo con cualquier tipo de calzado, además de lo trabajado de sus puntas, especialmente las delanteras de ambos módulos.

En las dos versiones de fijación lo hemos probado con zapatillas de trekking, botas de snowboard, bota blanda, semirígida y rígida, y bota de esquí de montaña y estamos muy satisfechos con el resultado.

Aunque tendamos a satanizar los crampones de correas, con este modelo, aparte del uso clásico en nieve/hielo glaciar que se le da en montañismo, podremos ir a trepar corredores de nieve sin ningún problema, y damos fe que hasta D, con inclinaciones próximas a la vertical en resaltes de hielo, mixto fácil y nieve de cualquier tipo.

Su peso en correas es de 855 gramos, 920 gramos en semi y 900 gramos en automático, siempre con los antizuecos, lo que nos deja un crampón de acero bastante ligero, cosa que agradeceremos a la hora de caminar con él o portearlo.

La composición de su estructura es casi en su totalidad de acero Cromoly, una aleación de alta calidad muy resistente y que garantiza una larga vida útil.

Ajuste y detalles

El ajuste a la bota, en los modelos semi y automático es igual al resto de modelos del mercado. En el tipo clásico es con una única correa que se cierra mediante una hebilla de anillas. El encaje en la puntera es ancho, cosa que nos permite usarlo en una gran variedad de calzado, como las botas de snowboard.

La adaptación al número de calzado se hace mediante una barra taladrada a diferentes longitudes, y con un sencillo resorte que se levanta con un dedo, patentado por Singing Rock, el Micro-Step Adjustement (MSA)que se regula de una forma rápida y sencilla.

Las doce puntas con las que cuenta tienen diferentes finalidades. Por una parte, las frontales son bastante largas y horizontales, ayudando en la escalada vertical. Las segundas frontales, aparte de ayudar gracias a su inclinación a estabilizar mejor en hielo vertical, tienen unos dientes de sierra que aumentan la “mordida” y apoyo en terreno irregular. Hay otras dos puntas laterales estándar, de orientación longitudinal, para aumentar el agarre en diagonales, y dos de retención traseras, “cruzadas”, que van a “contramarcha” ayudando en el descenso a retenernos.

Los Antiboot, recios y flexibles, van fijados mediante tornillos y no se soltarán con facilidad por mucha caña que les demos.

La correa es una de estilo clásico como las que montan la mayoría de marcas en este tipo de crampones, y los anclajes plásticos para usarla disponen de orificios y encajes anchos y recios.

En definitiva, el Fakir II de Singing Rock, tras una buena temporada de uso, nos ha resultado el crampón clásico perfecto en el modelo de correas si nuestras aspiraciones son usarlos con cualquier tipo de calzado, y en cualquier tipo de terreno asequible.

Ligero y funcional, lo mismo lo emplearemos para recorrer un glaciar alpino, que trepar un corredor AD, que llevarlo en nuestras excursiones de esquí de montaña.