El equipo formado por Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza afronta desde este próximo 6 de junio de 2017 un nuevo reto en el Himalaya, como es enlazar las cumbres del Gasherbrum, G-I y el G-II, de forma continuada por el collado que las une, sin descender al campo base, empleando el estilo alpino que les caracteriza y sin recurrir a las rutas alpinas habituales.
“En esta ocasión, nuestra motivación se basa en intentar esta travesía en estilo alpino porque sabemos que está rozando los límites de nuestras posibilidades. Y eso le aporta un grado de incertidumbre que lo convierte en pura emoción” apunta la cordada.
El nuevo desafío de la cordada tiene una doble dimensión: alpina y social. Por un lado, culminan de esta forma la octava etapa WOPeak, iniciativa impulsada por la Fundación Walk on Project -que financia la expedición-, dirigida a la lucha contra las enfermedades neurodegenerativas y en la divulgación de estas patologías. La iniciativa WOPeak, se marcó como objetivo alcanzar la cima de los 8.000 metros en 8 diferentes etapas (la primera de estas 8 etapas tuvo lugar en el monte Gorbea en 2010 y el Gasherbrum puede suponer el colofón final).
“Estamos tremendamente emocionados con la posibilidad de que este año podamos finalizar esta aventura que comenzamos en 2010 en el Gorbeia. Parecía imposible, pero de eso va WOP. Paso a paso, aunque la cima parezca inalcanzable, con la determinación de luchar en la búsqueda de terapias contra las enfermedades neurodegenerativas”, afirma Mikel Renteria, fundador de WOP.
Por otro lado, esta expedición representa un hito singular, con la idea principal de tratar de encadenar el Gasherbrum I con el Gasherbrum II siguiendo la línea más alta que une ambas montañas y ascendiendo por rutas que no son las normales -habitualmente equipadas y transitadas por varias expediciones- sin descender al campo base y sin recurrir a esas vías habituales.
“Hacer dos ochomiles sin bajar de los 6.500 metros exige un esfuerzo físico tremendo. Ninguno de nosotros tiene claro que seamos capaces de conseguirlo. Y eso lo convierte en algo desconocido, en algo nuevo”, subrayan los alpinistas.
Iñurrategi, Zabalza y Vallejo regresan un año después a los Gasherbrum, ascensión que no pudieron acometer debido a las fuertes nevadas y adversas condiciones de la montaña. El temporal dejó su ruta muy complicada y con zonas peligrosas. La meteorología les fue esquiva sin apenas periodos de buen tiempo. Ahora, retornan esperando tener más suerte en otra ilusionante expedición a los Gasherbrum, con los intentos previstos de hacer cumbre, tras unos 20 días de aclimatación, a partir del 10 de julio y pendientes del tiempo.
“El hecho de enlazar dos cumbres de 8.000 metros de forma consecutiva ya supone de por sí una expedición singular. Además, si lo conseguimos por rutas diferentes a la normal, donde nos encontraremos completamente solos, le dará a nuestro juicio mucho más valor. Las rutas están aún por definir. Tenemos varias ideas, ninguna es extrema, pero solo el hecho de estar solos hace que sea un reto importante”, destacan los alpinistas.
La travesía se ha realizado solo en dos ocasiones anteriormente. La cordada tiene la intención de subir a las cimas por rutas de ascensión menos habituales para, posteriormente, descender por rutas consideradas más normales.
Vías Messner-Habeler y Kukuczka-KurtickaMessner-HabelerKukuczka-Kurticka
El 6 de junio de 2017, Iñurrategi, Vallejo y Zabalza, partirán desde el Aeropuerto de Loiu hacia Pakistán. Su destino son los Gasherbrum (en balti “montaña hermosa”), un conjunto de montañas situado en la zona noreste del Glaciar Baltoro, en la cordillera del Karakórum (Himalaya).
Es un imponente macizo que alberga cuatro de las montañas más altas del mundo: K-2 (8.608 metros), Gasherbrum I (8.068 metros), Broad Peak (8.047metros) y Gasherbrum II (8.035 metros).
El objetivo de la expedición WOPeak17 es subir al G-I (8.068 metros) por la vía Messner-Habeler, que permite trazar un itinerario sin volver a pasar por el mismo lugar dos veces lo que, en opinión de los tres alpinistas, “le aporta un plus”. Posteriormente acometerán el descenso por la vía japonesa, y ascenderán al G-II (8.035 metros) por la vía Kukuczka-Kurticka, que sigue la línea más alta que une las dos cumbres.
“Puede haber cambios en función de las condiciones. El año pasado había lugares que se encontraban bien y otros con mucho hielo. Hasta que no lleguemos no tomaremos la decisión. Pero esas rutas son las que más boletos tienen. Esperemos que las condiciones de nieve nos acompañen. Esto último no está en nuestra mano, pero va a ser clave para que podamos intentar la travesía”, auguran.
Iñurrategi, Vallejo y Zabalza mantienen un compromiso firme con el estilo alpino desde hace muchos años. Así conciben el himalayismo. “Sería dar pasos hacia atrás volver a otro estilo que no fuera ese. Creemos con toda convicción que es el futuro del alpinismo en altura, y la forma más honesta de afrontar las escaladas en este tipo de montañas. Pero es una visión muy particular, sin querer con ello imponer nada a nadie ni, mucho menos, dar lecciones a nadie. Es una apuesta personal, firme por un estilo que, evidentemente, te resta opciones de realizar los objetivos, pero que nos llena infinitamente más. Intentamos hacer cosas que, ahora mismo, se salen un poco de lo habitual, pero lejos de las grandes gestas de la historia del Himalaya”, argumentan.
Messner y Kammerlander, pioneros
En 1984, Reinhold Messner y Hans Kammerlander fueron pioneros y ya lograron una travesía completa del G-II y G-I en estilo alpino. Ascendieron al G-II por la vía normal y descendieron por la expuesta cara sudeste, para llegar después a la cima del G-I a través del corredor de los japoneses, descendiendo después por la arista oeste. Una travesía completa sin bajar al campo base durante todo el trayecto. En julio de 1996, el francés Jean-Christophe Lafaille escaló el G-II, descendió hasta el Campo 1 y siguió la ascensión hasta la cumbre del G-I.