Symon Welfringer: “Al final, fue una repetición, pero con el sabor de una auténtica apertura. Ha sido la primera vez en mi vida que he tenido esa sensación en una ruta en los Alpes”

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Entre el 9 y el 13 de febrero, Charles Dubouloz, Symon Welfringer y Clovis Paulin se apuntaban, tras cinco días de actividad y cuatro vivacs, la primera escalada en libre invernal de la legendaria Directísima a la Punta Walker.

La Directísima (ED++, 1.200 metros) a la Punta Walker (4.208 metros), en la cara norte de las Grandes Jorasses, fue abierta en el verano de 1986 por Patrick Gabarrou y Hervé Bouvard. Desde entonces, la vía está considerada una de las “míticas” de este macizo. Hablamos con Symon Welfringer, quien nos relata lo vivido...

Hola Symon... Lo primero, ¿cómo definirías la 'Directísima' a la Punta Walker?

Para mí, la Directisima reúne todo lo bueno del alpinismo, lo mejor de este mundo. Desde complicados largos de escalada mixta hasta fantásticos tramos de escalada clásica con buena roca. El 90% del tiempo la roca que te encuentras es muy compacta... Es maravillosa. Puedes asegurarte y los largos no son tan expuestos. Pero lo que realmente la hace tan especial es que es muy vertical de principio a fin, a lo largo de sus 1.200 metros. Creo que en cinco días tuvimos que escalar más de 30 largos para alcanzar la cima. Es un imponente Big Wall en una de las mayores caras norte de los Alpes.

Entonces, tras citar todas esas bondades, ¿por qué ha estado 37 años sin repeticiones?

Creo que poca gente realmente tenía consciencia de su existencia y, además, requiere un nivel técnico bastante alto para poder afrontarla, tanto en dry tooling como en escalada en roca clásica, por lo que creo que no hay mucha gente que puede planteársela.

Además, con las condiciones actuales, y el caluroso verano que vivimos el año pasado, si alguien tenía en mente repetirla, solo podría haber sido en invierno, o como mucho a principios de primavera.

Otro factor importante a la hora de afrontarla es la navegación. A lo largo de toda la ruta, uno de los elementos más complicados fue encontrar el camino correcto. Como nunca se había repetido, no había ningún elemento previamente colocado en la ruta, ni manera alguna de comprobar si seguíamos el itinerario correcto o no. Los croquis disponibles eran muy escuetos y además no estaban bien descritos.

Al final, fue una repetición, pero con el sabor de una auténtica apertura. Ha sido la primera vez en mi vida que he tenido esa sensación en una ruta en los Alpes.

Para una empresa de semejante envergadura se necesita un equipo a la altura, ¿cómo se formó el vuestro?

En mi caso, en un primer momento, la verdad es que apenas sabía algo sobre esta ruta... bueno, de hecho, creo que nunca había escuchado hablar de ella. Fueron Charles y Clovis quienes me la mencionaron por primera vez.

No obstante, antes de embarcarnos en este proyecto en particular estuve escalando con Charles todo el mes de febrero, aprovechando una ventana de buen tiempo para hacer una ruta larga. Un plan que había surgido el pasado otoñó mientras estábamos en el Manaslu.

Para mí, tanto Charles como Clovis son de los mejores alpinistas del panorama actual francés, pero además los tengo en gran estima y son muy buenos amigos.

Tengo claro que para afrontar una ruta así, y tener éxito, es imprescindible un equilibrio entre contar con buenas habilidades técnicas y formar un grupo compacto y bien cohesionado de amigos y gente en la que confíes y junto a la que sepas que vas a disfrutar.

Con Charles he escalado muchas veces. De hecho, mi primera vez en las Jorasses fue con él, en 2020, cuando completamos la primera ascensión en libre de Manitua (7c). También he compartido un par de expediciones con él en Nepal.

En cuanto a Clovis, nos conocemos desde hace muchos años. Hemos escalado juntos la cara norte del Eiger, donde vamos a menudo. Es decir, ésta ha sido una actividad que he podido compartir con dos grandes amigos en los que confío plenamente.

¿Por qué decidisteis escalarla en invierno? Algo que que implica mayor dificultad y compromiso...

Diría que hay dos razones principalmente para escalar esta ruta en invierno. La primera es el reto en sí. En invierno, los días son más cortos, las temperaturas más bajas y el compromiso mucho mayor, por lo que eleva el desafío a otra dimensión. Un reto mayor.

La otra razón es el riesgo. Hoy en día, intentar escalar estas vertientes en verano se ha vuelto extremadamente complicado. La nieve no es, en absoluto, fiable ni estable, y los tramos de hielo están desapareciendo. Además, el riesgo de desprendimiento de rocas suele ser demasiado elevado.

Tengo entendido que el propio Patrick Gabarrou os dio consejos sobre la vía. ¿Qué sensaciones tuviste al poder ir con el aperturista hasta la mismísima base de la pared?

Sí, Patrick se unió al grupo durante la aproximación hasta la base de la pared. Una vez allí pudimos estudiar juntos la línea. Fue, sin duda, un gran momento.

Curiosamente nos volvimos a encontrar con él, y con Hervé Bouvard, el otro aperturista, cuando regresábamos a Chamonix. Nos sentimos muy afortunados por poder compartir nuestra escalada con ellos casi 40 años después de su apertura.

Hablando de la vía, y una vez metidos en faena, has comentado que no fue nada fácil dar con el recorrido de la vía...

Lo cierto es que como ya he comentado uno de los elementos más complicados, y que sabíamos sería decisivo, fue dar con la ruta correcta a lo largo de toda la escalada. Como nunca se había repetido, no encontramos material durante la escalada y no había forma de saber con seguridad si seguíamos el itinerario correcto o no. Además, los pocos croquis disponibles eran realmente escuetos y no incluían buenas descripciones.

¿En algún momento pensasteis en daros la vuelta? ¿Cuál fue el momento más duro de la ascensión?

Si, de hecho, cuando alcanzamos la parte media de la pared durante el tercer día pensamos en abandonar. Nos encontrábamos perdidos en medio de una pared desplomada de 200 metros sin una línea evidente por dónde proseguir. Fue un momento difícil, y muy complicado mantener la fe necesaria para seguir buscando el itinerario correcto.

¿Fue esa la sección técnica más compleja o hubo otras?

Yo diría que sí, esa sección de 200 metros de pared desplomada en el centro de la pared fue lo más complejo. Las fisuras eran muy estrechas y discontinuas, a lo que tuvimos que sumar que realmente no sabíamos por dónde íbamos.

Esto fue durante el tercer día, y en ese momento yo escalaba de primero. Aún no sé bien cómo me las arreglé para seguir avanzando... Eso sí, pude escalar varios largos increíbles de hasta 7a pese a soportar temperaturas de -15º.

Debo admitir que hubo un momento que estaba totalmente desesperado porque no encontraba la forma de seguir ascendiendo. No obstante, moviéndome de izquierda a derecha fui descifrando el camino y pude completar algunos largos hasta dar con terreno más sencillo.

¿Y el mejor momento?

Sin duda cuando alcanzamos la cima con el sol brillando y con una temperatura de +10º. Sobre todo teniendo en cuenta que habíamos estado varios días con temperaturas muy frías de hasta -20º. Fue un gran alivio. Momentos de pura felicidad compartidos con dos buenos amigos.

Con esas temperaturas... ¿Cómo fueron los vivacs?

La verdad es que no fueron tan malos como podíamos haber pensado. Al principio estábamos bastante preocupados porque disponíamos de poca información al respecto, pero una vez en la pared encontramos grandes campas nevadas con nieve suficiente para poder descansar bien. Así que fueron vivacs bastante cómodos. Eso sí, como bien dices, el frío lo sufrimos en nuestras carnes, aunque es algo bastante normal en este tipo de actividades.

Por último, ¿tienes algún otro objetivo en mente de estas características o toca cambio de tercio?

¡Por supuesto! Tengo muchos proyectos en mente, en los Alpes y por todo el mundo. De hecho sigo entrenándome a diario muy duro para poder afrontarlos.

Este año, por ejemplo, tengo un plan de entrenamiento mejor programado, centrado tanto en escalada como en alpinismo. La verdad es que me resulta muy complicado encontrar tiempo para todo: entrenar, escalar, hacer alpinismo..., pero sé que es fundamental dedicar tiempo suficiente a la preparación para poder progresar y enfrentarte a grandes proyectos.