Luis Aragonés no disimuló este lunes que está en forma después de haber superado el primero de sus grandes retos de la Eurocopa, el de pasar los cuartos de final, un obstáculo tradicionalmente insalvable, pues hace 24 años que no se conseguía.
Sabe Aragonés que desde el gol de Antonio Maceda a Alemania en la Eurocopa del 84, o los cuatro de Emilio Butragueño a Dinamarca en el Mundial de México'86 no se producía en España un explosión de júbilo como la que estalló después de eliminar a Italia en los penaltis.
Por eso estaba Luis de buen humor el día después de la gesta. Incluso reconoció que también es capaz de emocionarse cuando recibe un mensaje cariñoso de felicitación de uno de sus once nietos.
También tuvo el técnico tiempo para desvelar alguna anécdota con el Rey. “Al Rey lo conozco desde que era príncipe. Tengo algunas anécdotas con él. Tras comer una vez con Di Stéfano, el Rey me dio la medalla de oro deportiva y en una broma le dije: 'Rey, ¿no sería mejor que nos diese un poco de dinero mensualmente?'. Siempre le pregunto cómo va lo nuestro y me dice que va bien pero que siga como estoy”, contó Luis a los periodistas en Neustift, en una muestra de que se había levantado de buen humor.
Y tenía el entrenador motivos para estarlo. A falta de disputar la semifinal y una hipotética final, Luis tiene los mejores números como seleccionador de España. Ha ganado los mismos partidos que Javier Clemente, pero éste no llegó nunca a semifinales. Ni Clemente ni sus antecesores próximos. Sólo Miguel Muñoz lo había logrado en 1984 y anteriormente José Villalonga en el 64, en el que es, de momento, el único título de la “Roja”.
Por eso Luis se dejó querer en la rueda de prensa, cuando fue preguntado si no debía la Federación, en vista de ese currículo, de ofrecerle la renovación.
“Agradezco cualquier palabra que me piropee, pero sabe la Federación y todos vosotros que esto se acaba, termine como termine. Estoy orgulloso de que los resultados hayan sido buenos, que mi trabajo haya servido para bastante, para dejar un grupo y un equipo que se deja la piel en el campo, que forman un ambiente formidable. Todo eso va en mi currículum. No me meto en si me tienen que ofrecer renovar el cargo. Se terminó y punto”, dijo, cargado de orgullo.
Nuevas bases del equipo
Aragonés, que fracasó en Alemania en el pasado Mundial, ha regenerado la selección de viejos vicios, ha implantado un nuevo estilo, ha unido al grupo de jugadores y ha convertido a España en un conjunto competitivo y respetado en Europa.
Además, ha vencido definitivamente el debate sobre la ausencia de Raúl González en el combinado. Sufrió mucho el entrenador con este asunto, pero mantuvo siempre el pulso firme, lo mismo que sus convicciones. El tiempo, ese juez que dictamina todo, le ha dado la razón. España está entre los cuatro privilegiados del Viejo Continente sin Raúl. Y el domingo puede ser el mejor.