El CD Tenerife se sobrepuso a un mini ciclo de dos derrotas consecutivas –ante Las Palmas y Eibar– con una victoria contra los elementos ante un Leganés incapaz de igualar las prestaciones del equipo de Ramis. El equipo pepinero se encontró con un empate inmerecido –un regalo del VAR interpretando como legal un fuera de juego de Tarín y Sergio González– que no descompuso a un equipo capaz de ser letal para golpear con una acción de juego directo entre Mellot y Sergio a la que puso broche Elady en su partido más redondo como blanquiazul.
El grupo de Ramis volvió a demostrar que es muy difícil pasarle por encima en un combate de noventa minutos. Gana, empata o pierde, pero después de doce jornadas todavía está por cerrar un partido cediendo por KO. Y en esa regularidad, en la que una plantilla con más calidad parece el elemento definitivo, se basan ejercicios como el de hoy: dos golpes letales cuando tocaba y mucha corrección para negar las armas de un rival –por lo demás en fase de derribo– que uno a uno es mejor, pero en conjunto no fue superior en nada a este Tenerife sólido.
En una decisión que puede marcar tendencia, Ramis volvió apostar por la pareja Larrea-Corredera para atender el medio juego. Por la baja de Míchel y porque parece la combinación, en este momento del curso, para mezclar lo que quiere defensivamente y lo que puede obtener con el balón en sus pies. Y así fue. Como el martes frente al Eibar ni se cayeron los suyos, ni se entregaron a permitir que el Leganés percutiera como mejor debería hacerlo: asociaciones por dentro con toque corto para generar superioridad y encontrar a José Arnaiz.
Pero ni este Leganés es el que acabó en promoción el curso anterior, ni este Tenerife desconecta con la frecuencia de antes. Tiene ausencias –pocas– que permitan recrearse a un rival como el de este sábado y encaja más con errores groseros –ninguno en Butarque– que por descubrir la guardia. Y cuando controla estos factores, lucen mejor las virtudes que le permiten desequilibrar.
Las de hoy se reducen a dos acciones tan distintas como efectivas, veneno para el Leganés en la línea de tiempo del partido, letales en un choque que habría quedado plano en las ocasiones sin el regalo que le hizo el VAR a los de Garitano y sin los aciertos de Elady, un tipo incansable que persigue el gol con la fe de un converso.
El 0-1 es una obrita de arte bocetada por Shashoua antes del remate definitivo del delantero. Andando el minuto 19 –aún la cosa en fase de tanteo– el inglés la agarró tan lejos de la puerta como en el medio campo, aguantó una tarascada, se empeñó, como suele, en conducirla directa y rápida y se sincronizó con el desmarque a la espalda de Elady. El brochazo final es un remate de nueve, encarado al portero, aguantándole la salida antes de inventarse un remate sin anestesia.
El 1-2, cuando el Leganés aún parecía creer en una victoria que lo sacara de la depresión, tuvo menos arte y más oficio. Le cayó el balón a Mellot en su flanco y colgó un globo de cuarenta metros cerca del palo del palo largo a Sergio González, que hizo una de las cosas que mejor sabe: elevarse sobre su par y ponerla de cabeza al área del portero, donde Elady –cómo no– remató en lo que parecía una pifia, si no fuera porque la pegó con su pierna ¿mala?, de la única forma en la que podía batir a Villar.
El gol premió a los hombres justos y silenció el escándalo del VAR –mejor materia para debate antes que indignación por un empate que habría sido intolerable– para reservar un final inacabable, con nueve minutos de prolongación en los que los locales no dieron ni para un caldo en lo que su rival montaba un 5-4-1 con pretensión de ser una muralla.
Quedan más cosas que enriquecen el haber del Tenerife. Y entre lo más notable, la aplicación en las coberturas de Rubén Díez, que funciona mejor defendiendo la última línea cuando está José León –vive al límite en las entregas, pero la saca en largo con la solvencia del mejor centrocampista– o que Ramis fuera capaz de corregir sobre la marcha la pareja de medios –después de meter a Aitor y Sergio–, devolviendo a Corredera como pivote y adelantando al mismo Sergio como segunda punta. Un toque de autor que permitió la jugada del 1-2 y dio aire al medio juego cuando el Leganés ya andaba empachado de balón.
(1) CD LEGANÉS: Iván Villar; Tarón, Sergio González, Bruno (Randelovic, m.25); Palencia (Naim, m.87), Shibasaki (Juan Muñoz, m.63), Rubén Pardo, Javi Hernández; Fede Vico (Eraso, m.63), Yoel Bárcenas; José Arnaiz.
(2) CD TENERIFE: Soriano; Moore (Mellot, m.76), Carlos Ruiz, José León, Álex Muñoz; Rubén Díez, Pablo Larrea (Aitor Sanz, m.63), Álex Corredera (Pomares, m.88), Bermejo (Sipcic, m.88); Shashoua (Sergio González, m.63) y Elady.
GOLES: 0-1. Elady (m.19). 1-1. Sergio González (m.68). 1-2. Elady (m.81).
ÁRBITRO: Óliver de la Fuente Ramos (Comité castellano-leonés). Explusó a Rubén Pardo por agresión (m.90+8). Amonestó a Carlos Ruiz (m.30), Elady (m.69) y Álex Muñoz (m.90+7).
INCIDENCIAS: Partido de la 12ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el Estadio de Butarque. 6.454 espectadores, unos setenta de ellos seguidores del CD Tenerife.