El Tenerife no le hizo ascos al acto final de la temporada y le puso la chispa suficiente para firmar una despedida decorosa. En lo que vuelan puñales entre sus dueños principales a cuenta del sucesor de Garitano, el fútbol –a ratos y a impulsos– se impuso al calor del Heliodoro y los acaloramientos del palco con un protagonismo de los secundarios habituales –(Bodiger, Nacho, Teto…), a los que recompensó el entrenador con la titularidad–, y el inesperado de los canteranos.
Así, la resolución del partido, una asociación entre dos valores egresados de Geneto, Dylan y Ángel, antes de que llegaran a la Ciudad Deportiva los descubridores de talentos. El asistente, un veinteañero que cuando debutó como blanquiazul el delantero –y además marcando– andaba en primero de Infantil. El goleador, un ejemplo de perseverancia frente a la tozudez del técnico –considerándolo más suplente que titular– que termina la Liga como máximo goleador del equipo (10 aciertos y otro en Copa).
Fue también un domingo para que se adornara Garitano en su adiós al tinerfeñismo –puede que empujado por el entorno, que cuando niega las presiones confirma el pecado– haciendo debutar a un muchacho, todavía en edad cadete, casi tan joven como lo hizo el malogrado Víctor Correa en septiembre de 1984 en una jornada de huelga de profesionales que mezcló en un Deportivo-Tenerife a juveniles con los extranjeros que no la secundaron.
Dani Fernández se llama la perla de última hora del Tenerife, una joya por pulir de la que hablan maravillas quienes le siguen, un medio punta con fútbol y llegada al que dio la alternativa Teto –maduro a la fuerza, de los pocos que sale mejorado de agosto a aquí– en el minuto 71. El chiquillo se tiró a la banda de Nacho y acabó fundido por el solajero y las emociones. Por el camino dejó un pase preciosista con el 2-1 fijado y antes se atragantó con un remate en segunda jugada ante Masip (m. 85) que malogró tirándolo alto.
Lo de este Dani, al que conviene no usar como ejemplo de lo que solo sería una tinerfeñización impostada, quedó como una traca final con la intención –equivocada por la ignorancia estadística– de batir un récord de precocidad imposible de superar por este jugador. En abril habría sido otra cosa, pero entonces no estaba el Tenerife, ni su entrenador, para ejercicios de audacia con adolescentes.
El partido, en realidad, cambió con la entrada de Dylan. Relevo de Roberto López, jugar por dentro a la espalda de Gallego le permitió asomar las virtudes que ya llamaron la atención de Ramis y que este curso, tutelado por Mazinho, le dio los galones de imprescindible con el filial ascensor.
Zurdo cerrado, sin miedo al qué dirán de la grada, el chico no se escondió para el juego a la corta y sorprendió –a los que conocían hoy a Dylan– con el toque de virtuosismo que permitió el décimo gol de Ángel. Encimado por dos rivales, se arrebató con un globo a la carrera del lagunero –salvando a medios y centrales– que se quedó citado con Masip para superarlo en la salida.
Lo de Dylan con Ángel animó un partido hipotenso solo agitado por el gol de Lusmi, empeñado con éxito en sacar petróleo de sus conducciones, y la carrera hacia un control imposible de Luis Pérez para colocar una pelota envenenada al área de Nadal –clavado bajo la puerta– que malbarató Amo en la pugna con Sylla para provocar el empate de los pucelanos.
Y agitado, también, por los palos del Valladolid (Escudero y Salazar, uno en cada tiempo) y por el de Roberto López muriendo el primer acto, un taconazo de artista propio de estas citas en las que se afloja la presión y se agradece el artisteo de los futbolistas diferentes como este diez, tan productivo como irregular, que solo volverá al Heliodoro de visitante.
(2) CD TENERIFE: Nadal (Soriano, m.71); Mellot (Aitor Buñuel, m.82), Amo, León, Nacho; Luismi Cruz, Bodiger, Alex Corredera, Teto (Dani, m.71); Roberto López (Dylan, m.58) y Enric Gallego (Ángel, m.71).
(1) REAL VALLADOLID: Masip; Luis Pérez, Javi Sánchez (Juric, m.69), David Torres, Escudero (Rosa, m.46); Meseguer (De la Hoz, m.46), Oliveira (Arnu, m.84), Monchu, Moro; Sylla y Negredo (Salazar, m.61).
GOLES: 1-0, m.52: Luismi Cruz. 1-1, m.68: Amo, en propia puerta. 2-1, m.79: Ángel.
ÁRBITRO: Rubén Ávalos Barrera (Comité Catalán). Amonestó a Luismi Cruz (m.54), Ángel (m.80) y al visitante Rosa (m.54).
INCIDENCIAS: Partido de la cuadragésima segunda jornada de LaLiga Hypermotion disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 11.142 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por la muerte de Ángel Ferreira, exjugador del CD Tenerife entre 1973 y 1977.