La apuesta de este verano del CD Tenerife por algunos canteranos tiene una cara oculta con un sinsabor añadido. Para Josué Medina, Samuel Arbelo y Fede Olivera, la pretemporada que están realizando en el grupo de Aritz López Garai es a todo o nada. Si el mes que viene se hacen con un contrato para el primer equipo iniciarán su trayectoria en el fútbol profesional. Si no, les espera una cesión o la vuelta al Tenerife B.
El condicionante para el volante derecho, el central y el lateral viene marcado en el DNI. Todos pasan de los 23 años y eso les impide alternar su presencia entre el equipo de la Liga 123 y el filial de Tercera División, así que el comienzo de la temporada oficial obligará al representativo a buscarles un sitio entre los mayores o una cesión a otro club para ganen experiencia en Segunda B.
No obstante, el tiempo y las demarcaciones que ocupan podrían jugar a favor de los futbolistas. El perfil de Josué Medina es el más similar del que dispone el CD Tenerife como relevo de Suso Santana a medio plazo. Y las posiciones de Samuel (central izquierdo o medio de contención) y Fede (lateral diestro) no están cubiertas del todo a cuatro semanas para el arranque del curso 19-20.
La paradoja para estos tres valores de la factoría de Geneto viene explicada por el cambio de tendencia en el uso de los jugadores del filial que supuso el cese de Álvaro Cervera en enero de 2015. A partir de su marcha, y visto el poco interés de Alfonso Serrano y los últimos técnicos por el fútbol de formación, la presencia de canteranos en el primer equipo se hizo esporádica.
“Es muy muy raro que alguien le dé un dorsal profesional a un chico que cumple la edad sub 23 sin participar con un mínimo de regularidad con tus grandes o sin haber pisado la Segunda B”, apunta un entrenador consultado, confirmando que Josué, Samuel y Fede caminan en el filo de una navaja con poco tiempo para refrendar como profesionales lo que han venido apuntando en las dos últimas temporadas a las órdenes de Leandro Cabrera Mazinho.