El agua en calidad y cantidad ha permitido a Las Palmas de Gran Canaria una evolución sin parangón. También al resto de la isla y del archipiélago. Ahora el Ayuntamiento y Emalsa plantean inversiones en infraestructuras por importe de más de 600 millones de euros que suponen nuevos horizontes de crecimiento, pero la aportación de Emalsa a la economía local y regional se produce también en el día a día tanto por el agua que suministra como por las sinergias económicas que genera: cada año contrata con empresas locales unos 20 millones de euros, cuenta con alrededor 300 proveedores, la inmensa mayoría canarios, y emplea a 425 personas de forma directa y otras 250 de forma indirecta.
Así las cosas, la Empresa Mixta de Agua de Las Palmas (EMALSA) cumple 37 años “afianzada como motor económico y estratégico para Las Palmas de Gran Canaria y Santa Brígida”, apuntan en un comunicado. Su aportación de agua durante todo este tiempo ha sido clave en el desarrollo y evolución de la capital, situada ahora en el en el top ten de las ciudades de España y la primera del archipiélago, tanto por su aportación al PIB canario como por su renta per cápita. “Nada habría sido igual en la isla durante las últimas décadas de no ser por este aporte, por ser el agua, antes de la desalación, un recurso tan escaso como imprescindible para el crecimiento”, continúan. La desalación de Emalsa convirtió un problema, la falta de agua, en una virtud, al garantizarla en cantidad y calidad gracias a la desalación.
Emalsa suministra diariamente más de 77.000 metros cúbicos de agua del grifo a más de 400.000 usuarios en la capital grancanaria, el municipio de Santa Brígida y el Puerto de La Luz. Un agua que ha supuesto el impulso imprescindible para el desarrollo económico de la isla.
El agua producida por la empresa mixta no solo ha sido determinante en la evolución de ambos municipios, sino que la propia operativa de Emalsa también lo es en el día a día de cientos de pequeñas empresas y familias. Así, lo que le otorga un claro factor diferenciador es su política de generar sinergias económicas en su ámbito de actividad, lo que la lleva a realizar en torno al 60% del total de sus pedidos de importe superior a 1.000 euros, así como un 85% de sus contrataciones, a proveedores locales. Estas operaciones se traducen en casi 20 millones de euros que revierten cada año en la economía canaria a través de los aproximadamente 300 proveedores locales y regionales con los que trabaja y a los que contrata o compra productos y servicios.
A esta aportación a la economía canaria hay que añadir la cantidad de empleos cualificados que genera, que actualmente ascienden a 425 directos, entre Emalsa y Emalsa Operaciones, y alrededor de 250 indirectos. Esta empresa, por lo tanto, no solo ha sido determinante para explicar y entender el crecimiento y el desarrollo de Las Palmas de Gran Canaria a través de las últimas décadas, sino que es un soporte igualmente esencial para las economías de cientos de empresas y familias en su día a día.
“Y así seguirá siendo, pues el sector de agua urbana es una de las palancas de recuperación dentro de la estrategia europea de salida de la crisis de la COVID-19, basada en fomentar la economía circular, la transición ecológica y la digitalización”, señalan en la nota. Este impulso favorecerá una recuperación económica más sostenible, a la vez que contribuirá a crear empleo de calidad.
En esta línea, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y Emalsa ya han presentado su Plan Estratégico de Infraestructuras Hidráulicas, que prevé un centenar de actuaciones a lo largo de la próxima década. Entre ellas, la mejora y ampliación de las actuales redes de abastecimiento en más de 1.000 kilómetros, además de 52 nuevas infraestructuras y la mejora de todas las existentes. Para ello, el gobierno local prevé la inversión de 660 millones de euros, que espera obtener de los fondos europeos para la recuperación. La traducción de todo ello será más aportación a la economía regional y más creación de empleo.