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20 de abril a modo de apuntes desde las ciencias sociales

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Respecto a la manifestación fijada para el 20 de abril, cabe recordar que esta convocatoria encierra debates aún más profundos que los anunciados en torno al modelo turístico y gestión territorial. El que conoce y sigue un poco la historia no puede ignorar que el aumento de las protestas es también una muestra de crecimiento de la conciencia ciudadana en las Islas. 

Desde este punto de vista, el número creciente de imágenes de los emisarios que contaminan, las fotografías que muestran los espacios abarrotados y degradados, los informes que denuncian el empeoramiento de las condiciones de vida de los habitantes en Canarias -a pesar del boyante desarrollo turístico-, las advertencias sobre el crecimiento de algo tan poco deseable como la prostitución… constituyen el reflejo de una crónica del turismo muy distinta y alternativa a la promovida desde las élites políticas. 

El desarrollo de esta conciencia comienza desde el tardofranquismo, como nos recuerda, Brito Díaz o como lo ha reflejado en sus documentales caseros Manuel Tauroni. El proceso del desarrollo de esta conciencia tiene que ver con la fundación de las primeras asociaciones, ASCAN en Gran Canaria (1970) o ATAN (1971) en Tenerife que se han convertido en una especie de sindicatos de los sensibilizados con las causas medioambientales. 

La proliferación de estas entidades se relaciona con el desarrollo de las ciencias medioambientales, pero también con la promoción de los derechos humanos, áreas de conocimiento y activismo que han remodelado las cosmovisiones de las dos últimas generaciones. Por supuesto, el determinante de esta nueva conciencia es el agotamiento del modelo neoliberal y sus tan marcadas consecuencias en el territorio canario, como la sequía o el aumento de las temperaturas. 

En definitiva, que si esta conciencia ciudadana es capaz de convocar una movilización que tiene todos los visos de ser histórica, es por la confluencia entre todos estos actores y la desesperación de las personas de la calle que ya no se conforman con las promesas ilusorias de un futuro mejor.   

Para atar todos estos cabos desatados por las movilizaciones ecologistas, en las discusiones académicas se habla de la contienda ambiental para subrayar que las protestas ecologistas, tanto en las Islas Canarias, como en cualquier otro lugar, resultan inseparables de los procesos sociales y políticos. 

En el contexto de este artículo lo más interesante de este concepto es la constatación de que los movimientos sociales siempre han sido el motor de cambio y de evolución social. Aportan a la discusión en torno a lo público nuevos elementos de la conciencia ciudadana respaldada por la ciencia, interpretan las necesidades y ansias de la ciudadanía a pie de calle, todo esto pidiendo a cambio la escucha y el espacio público para su representación. Es decir, los movimientos sociales es especie de la columna vertebral de las democracias. El problema no son las críticas de los activistas medioambientales sino la paradójica actitud de los gobernantes que hacen todo por esquivarlas. Esta actitud, también hace tiempo, fue definida por Bertolt Brecht en un poema a raíz de la represión de las protestas berlinesas de 1953. En él subraya la paradoja que representan los gobernantes que no solo desoyen a los que representan sino que maquinan disolver el pueblo y elegir uno nuevo. Ver turismofobia en la desesperación de su propio pueblo, se parece un poco a la paradoja de Brecht: 

Tras la sublevación del 17 de Junio

la Secretaria de la Unión de Escritores hizo repartir folletos 

en el Stalinallee indicando que el pueblo había perdido la confianza del gobierno

y podía ganarla de nuevo solamente con esfuerzos redoblados. 

¿No sería más simple en ese caso para el gobierno disolver el pueblo y elegir otro?

Bertolt Brecht, La Solución (Die Lösung)

Dra. Barbara Rostecka, profesora del Departamento de Sociología y Antropología, Universidad de La Laguna y la UNED

Respecto a la manifestación fijada para el 20 de abril, cabe recordar que esta convocatoria encierra debates aún más profundos que los anunciados en torno al modelo turístico y gestión territorial. El que conoce y sigue un poco la historia no puede ignorar que el aumento de las protestas es también una muestra de crecimiento de la conciencia ciudadana en las Islas. 

Desde este punto de vista, el número creciente de imágenes de los emisarios que contaminan, las fotografías que muestran los espacios abarrotados y degradados, los informes que denuncian el empeoramiento de las condiciones de vida de los habitantes en Canarias -a pesar del boyante desarrollo turístico-, las advertencias sobre el crecimiento de algo tan poco deseable como la prostitución… constituyen el reflejo de una crónica del turismo muy distinta y alternativa a la promovida desde las élites políticas.