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¿Por qué un administrador concursal de Islas no relata la verdad?

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Según su administrador concursal, el abogado Áticus Ocaña Martín, Islas Airways será viable “cuando reciba la licencia” de vuelo. Este inexplicable y preocupante comentario, de un supuesto profesional que poco sabe del transporte aéreo, con un nombre no menos peculiar, fueron formulados durante el VI Congreso de Derecho Mercantil y Concursal de Canarias, donde participó en la mesa de debate aportando su polémica experiencia profesional en torno a la viabilidad de las empresas en concurso de acreedores. Tan aberrantes sentencias las formula sin explicar cómo con una situación patrimonial negativa de cerca de 50 millones de euros, con su matriz y empresas hermanas también en concurso de acreedores, sin determinar a qué acuerdo va a llegar con los acreedores que impida su liquidación judicial y porqué de la noche a la mañana su espantosa gestión y nula financiación va a permitir que una compañía virtualmente cerrada puede pasar a ser rentable.

Es más, su informe al Juzgado es sospechoso, porque viene a insinuar que el propietario, controlado por Miguel Concepción, compró Islas engañado por su situación (sin embargo, no demandó a los anteriores propietarios), el equipo directivo era malo y lo tuvo que cambiar (pero el que nombró labró ese agujero patrimonial de 50 millones de euros, que parece que no le preocupa) y que cuando las cosas empezaban a ir bien (lo cual no es cierto), hubo una demanda millonaria por fraude en el cobro del descuento de residentes del Ministerio de Fomento (que se tuvo que pasar a la fiscalía por la gravedad de los hechos), que echó todo al traste.

Para el administrador no parece trascendente que hubiera un fraude gravísimo de ese calibre, que está en los juzgados y que hay procedimientos administrativos contra Islas por ello, si no lo que le importa es que alguien lo denunciara. Se supone que el juez hará una lectura coherente de los hechos e invalidará el informe del administrador concursal. El propio Ocaña reconoce que ha sido el emblemático (según el mismo califica, lo cual chirría) grupo empresarial SOAC (Sociedades Agrupadas Canarias) el que en la actualidad ha presentado a concurso a muchas de sus empresas, entre ellas Islas Airways y el propio Concepción como persona física.

Dentro de la misma aberración, que se ignora a qué intereses responde, Áticus Ocaña, informó que el pasado mes de mayo “ya presentamos el informe en el que se detalla el pasivo concursal delimitado, sujeto a contradicción por parte de los acreedores, y en la actualidad, la empresa está en el proceso de reactivar la licencia de vuelos, que debe autorizar la Agencia Estatal de Seguridad Aérea”. El proceso de Islas tiene la particularidad de que cuenta con una doble intervención: judicial y administrativa.

Ésta última es por la que se permite el lujo de asegurar, teniendo toda la base documental en contra (incluso que el tráfico interinsular de pasajeros se ha desmoronado), que la empresa será totalmente viable en el momento en el que consiga la reactivación de sus licencias de vuelo, “para contar con los recursos que aseguren el mantenimiento adecuado de los aviones”. Esta doble intervención “ha hecho que todo sea más burocratizado y difícil en este proceso concursal”. Del presunto fraude, ni palabra, y cómo se llega a un acuerdo con los acreedores para que no se liquide, tampoco.

Según su administrador concursal, el abogado Áticus Ocaña Martín, Islas Airways será viable “cuando reciba la licencia” de vuelo. Este inexplicable y preocupante comentario, de un supuesto profesional que poco sabe del transporte aéreo, con un nombre no menos peculiar, fueron formulados durante el VI Congreso de Derecho Mercantil y Concursal de Canarias, donde participó en la mesa de debate aportando su polémica experiencia profesional en torno a la viabilidad de las empresas en concurso de acreedores. Tan aberrantes sentencias las formula sin explicar cómo con una situación patrimonial negativa de cerca de 50 millones de euros, con su matriz y empresas hermanas también en concurso de acreedores, sin determinar a qué acuerdo va a llegar con los acreedores que impida su liquidación judicial y porqué de la noche a la mañana su espantosa gestión y nula financiación va a permitir que una compañía virtualmente cerrada puede pasar a ser rentable.

Es más, su informe al Juzgado es sospechoso, porque viene a insinuar que el propietario, controlado por Miguel Concepción, compró Islas engañado por su situación (sin embargo, no demandó a los anteriores propietarios), el equipo directivo era malo y lo tuvo que cambiar (pero el que nombró labró ese agujero patrimonial de 50 millones de euros, que parece que no le preocupa) y que cuando las cosas empezaban a ir bien (lo cual no es cierto), hubo una demanda millonaria por fraude en el cobro del descuento de residentes del Ministerio de Fomento (que se tuvo que pasar a la fiscalía por la gravedad de los hechos), que echó todo al traste.