Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

El chocolate de la gaviota

El gasto total de las reformas en la mansión presidencial que no usa el presidente asciende a 285.000 euros, una minucia si la comparamos con la bandera fláccida que colocó su vicepresidente Soria en la Fuente Luminosa, cara al sol, cuando era el sheriff del condado insular, que le costó 360.000 euros. Algunos insensatos dirán que es el chocolate del loro o de la gaviota soriana, pero las grandes fortunas están hechas de pequeños montones de cacao.

Nuestros gobernantes se gastan el dinero de todos en mástiles inútiles y trapos que no se izan como monumentos a la estulticia humana del virrey que se creía el más listo de la clase. Para un hombre que paga alquileres de chalés y villas estivales con los 4.000 euros que guarda suelto en el bolsillo, todo esto es calderilla, sobre todo si se compara con Tindaya o Tebeto.

Los políticos se gastan nuestro dinero en subirse el sueldo, inventarse banderas de confrontación y alicatar cuartos de baño que nunca están ocupados porque nadie los usa.

A la vez que sufrimos esta desfachatez en plena crisis, la presidenta de Coalición Canaria, Claudina Morales, pide al ministro de Justicia que agilice los procesos judiciales a políticos isleños (a los demás que nos den) para que las instituciones no queden cuestionadas (¿?), como si Bermejo no tuviera suficiente con la inminente huelga de jueces.

Morales se comporta como cualquier político isleño al uso que se sube el sueldo con la connivencia de todos los partidos parlamentarios. Ellos aseguran que no son una clase, pero se comportan como una casta blindada que sólo vota unánimemente cuando se trata de beneficiar a sus propios intereses y no a los de la colectividad.

El Estado tiene sus alcantarillas y los baños de Paulino tienen sus desagües, pero al final las cañerías de los lavabos presidenciales conducen al mismo sitio nauseabundo. Por eso el Gobierno ha decretado secretos de Estado las escobillas de sus retretes.

El gasto total de las reformas en la mansión presidencial que no usa el presidente asciende a 285.000 euros, una minucia si la comparamos con la bandera fláccida que colocó su vicepresidente Soria en la Fuente Luminosa, cara al sol, cuando era el sheriff del condado insular, que le costó 360.000 euros. Algunos insensatos dirán que es el chocolate del loro o de la gaviota soriana, pero las grandes fortunas están hechas de pequeños montones de cacao.

Nuestros gobernantes se gastan el dinero de todos en mástiles inútiles y trapos que no se izan como monumentos a la estulticia humana del virrey que se creía el más listo de la clase. Para un hombre que paga alquileres de chalés y villas estivales con los 4.000 euros que guarda suelto en el bolsillo, todo esto es calderilla, sobre todo si se compara con Tindaya o Tebeto.