Espacio de opinión de Canarias Ahora
Democracia Real Ya: continuidad después de las elecciones
Por ello, una vez acabada la jornada electoral, tan gigantescamente sobredimensionada como casi inútil, se evidencia muy claramente que la soberanía y el poder no está en los ciudadanos, sino en los partidos políticos, cuya primera misión es dedicarse a una multitud de negociaciones y pactos para precisamente eso: detentar el poder. Una vez instalados en él tienen 4 años para ejercerlo sin contar con la ciudadanía, que no tiene voz ni voto en las instituciones.
Si durante las elecciones no puede competir con las enormes maquinarias publicitarias de los partidos políticos dotadas de unos medios económicos imposibles de alcanzar por los partidos pequeños y menos aun por un movimiento ciudadano, es entonces ahora cuando deben agudizar su ingenio y persistir en su actividad para lograr un cambio político y social en un sistema obsoleto, antidemocrático y que ampara los abusos de la partitocracia y sus corruptelas.
Pero esto será una tarea muy ardua. Un sistema político actualizado, más justo, con mejor sistema electoral, más participativo y que establezca de una forma más decidida la soberanía popular y el control del poder por los ciudadanos no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana. Para ello se necesita un debate general constructivo, razonado y abierto.
Por el contenido de los dos anteriores artículos y por el comienzo de este es posible que dé la impresión que abogo por un sistema asambleario general. Pero eso no es cierto. En el mundo actual, salvo en pequeños colectivos, el sistema asambleario en mi opinión es inviable. Un sistema así necesita la concurrencia de tres factores, uno de los cuales no puede ya existir en nuestro sistema político y los otros dos estamos muy lejos de alcanzarlos. En un sistema asambleario, todos deben tener voz y voto. Y por encima de un número razonable, muy pequeño, es imposible que todos tengan voz, puedan exponer sus ideas, opiniones y decisiones. No ya en el conjunto del país, sino ni siquiera en una ciudad media es imposible que 100.000 personas puedan ejercer ese derecho de tener voz y que los otros 99.999 ciudadanos les oigan. Y que uno por uno ejerzan ese derecho de tener voz. Si se hacen asambleas de dos niveles, 100 asambleas de 100 ciudadanos, y luego una asamblea superior con 1 representante de cada una de las inferiores, empezamos a construir una democracia indirecta y a delegar el poder? lo cual conduce al sistema actual.
Además, se necesita una intención de participación y razonamiento en los ciudadanos que hoy no existe, por que no se les prepara para ello. La voluntad de participar y la capacidad de saber aprehender, comprender, analizar y asimilar la vida política y social del país y de tomar las decisiones propias de forma razonada. El sistema educativo y social actual no propicia esa clase de habilidades. Por eso, como hemos expuesto, las elecciones son una confrontación publicitaria que apela a las emociones e instintos de los ciudadanos para conseguir el voto, no a su razón y a su interés.
Y como tercer factor, se necesita una intención constructiva integradora. El ánimo de gestionar y administrar las instituciones contando con todos y buscando entre todos las mejores soluciones para el interés general. Con respeto por los demás y buscando el beneficio de todos, incluyendo los que opinan distinto, militan en otro partido, o votan diferente.
Tony González
Por ello, una vez acabada la jornada electoral, tan gigantescamente sobredimensionada como casi inútil, se evidencia muy claramente que la soberanía y el poder no está en los ciudadanos, sino en los partidos políticos, cuya primera misión es dedicarse a una multitud de negociaciones y pactos para precisamente eso: detentar el poder. Una vez instalados en él tienen 4 años para ejercerlo sin contar con la ciudadanía, que no tiene voz ni voto en las instituciones.
Si durante las elecciones no puede competir con las enormes maquinarias publicitarias de los partidos políticos dotadas de unos medios económicos imposibles de alcanzar por los partidos pequeños y menos aun por un movimiento ciudadano, es entonces ahora cuando deben agudizar su ingenio y persistir en su actividad para lograr un cambio político y social en un sistema obsoleto, antidemocrático y que ampara los abusos de la partitocracia y sus corruptelas.