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Un doble paraguas social

Ya se ha escrito y mucho sobre la situación actual, sanitaria y la consecuencia palpable y visible de carácter económico y social en España y en Canarias, sin lugar a dudas, un escenario sin precedentes, dramático y que golpea a la ciudadanía especialmente en zonas que ya lastraban altos índices de pobreza.

Hemos leído, visto y escuchado comparaciones con la crisis de 2008 que aún en muchas familias canarias se venía arrastrando de la mano de la precariedad y falta de oportunidades, pero afortunadamente, el frente económico y político hoy, no es el de hace unos años.

Hemos pasado del austericido a un tímido keynesianismo necesario y obligatorio. El sector público al servicio de la ciudadanía. Hemos visto a empresarios dispuestos a una renta mínima, incluso a los protagonistas de pasadas pesadillas defender ese ingreso mínimo vital. No debe existir duda alguna, no vamos a dejar a nadie atrás. Para eso, recursos públicos y solidaridad, por parte de todos, pero especialmente, también de la Unión Europea.

Por eso, son tan necesarias y acertadas las medidas adoptadas por el Gobierno de España en materia económica y social, un sistema de protección para los ciudadanos que llega a cada rincón de España, y en lugares como Canarias que ya venía arrastrando datos avergonzantes de pobreza y desempleo, son más necesarias que nunca.

Los ERTES, como herramienta para frenar la destrucción de empleo, suponen una inversión en nuestras islas de 340 millones de euros, así como los 100 millones para ayudas a los desempleados o los casi 100 para los autónomos. Recursos públicos del Estado que vienen directamente a proteger a cientos de canarios y canarias que tristemente se han visto golpeados por las consecuencias económicas y laborales de la crisis sanitaria.

No esperábamos menos. El Estado ha estado a la altura, a las puertas de un ingreso mínimo vital que cubra todas y cada una las necesidades de la ciudadanía. El Estado invierte en una situación extraordinaria, al margen de cualquier acuerdo bilateral, millones de euros para protegernos del impacto de esta crisis.

Y esto además, viene reforzado por un Gobierno de Canarias que como se espera de cualquier ejecutivo socialmente sensible, ha puesto a disposición de la crisis social todos los recursos posibles para igualmente paliar los efectos sociales del COVID; ampliación de los plazos fiscales; complemento a la prestación extraordinaria de autónomos por cese de actividad; exoneración del pago del alquiler a viviendas sociales ( 17.253 familias); ayudas al alquiler; garantía educativa y de formación, protección al sector primario y cultural y la necesaria y primordial prestación de emergencia que garantice un ingreso durante este periodo de incertidumbre a miles de familias en Canarias.

En una profunda crisis sanitaria llena de incertidumbres, nuestro objetivo debe ser que esta crisis no se convierta en estructural.

El necesario plan de reconstrucción anunciado por el presidente del Gobierno se debe elaborar en un intenso y continuo diálogo, como ha demostrado estas últimas semanas, para que se logre el objetivo de un crecimiento económico rápido, sosteniendo el tejido empresarial, pero sobre todo, por encima de cualquier cosa, protegiendo a la población afectada y sin que nadie se quede atrás.

Canarias cuenta con un doble paraguas social, un sistema de protección reforzado; un Gobierno de España que cumple con las necesidades de una tierra ya golpeada y un Gobierno de Canarias que reorienta sus prioridades a salvar la dignidad social de los canarios y canarias.

Ya se ha escrito y mucho sobre la situación actual, sanitaria y la consecuencia palpable y visible de carácter económico y social en España y en Canarias, sin lugar a dudas, un escenario sin precedentes, dramático y que golpea a la ciudadanía especialmente en zonas que ya lastraban altos índices de pobreza.

Hemos leído, visto y escuchado comparaciones con la crisis de 2008 que aún en muchas familias canarias se venía arrastrando de la mano de la precariedad y falta de oportunidades, pero afortunadamente, el frente económico y político hoy, no es el de hace unos años.