Espacio de opinión de Canarias Ahora
Que los economistas se expliquen
El gran crecimiento estadounidense pasó en el último trimestre del año pasado de un 4.9% al 1%. Los economistas dicen que la definición técnica de recesión indica que ésta se produce cuando hay por lo menos dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB. A este extremo no se ha llegado, pero la tendencia va en esa dirección. Cae la producción industrial (la construcción atraviesa su peor crisis en 16 años) y los ciudadanos bajan su nivel de consumo porque otro remedio no queda dado el nivel de endeudamiento. Dicho en forma resumida, el impacto combinado de la inflación, el estancamiento de las remuneraciones, el mayor gasto en combustibles, la prolongada crisis del sector inmobiliario, las llamadas turbulencias en los mercados financieros y el aumento del desempleo se vio reflejado en el gasto de los consumidores que en Estados Unidos conforma casi el 70% del PIB.
Los líderes republicanos, con el apoyo provisional de la oposición demócrata, han ido directamente al grano. Evitar la recesión, si fuera posible, recuperando la confianza en la economía nacional. ¿Cómo? Inyectándole 145.000 millones de dólares por medio de recortes fiscales para estimular el consumo de las familias (la clave del PIB gringo) y la inversión de las empresas, unos 100.000 millones para los ciudadanos y el resto para los empresarios. Se supone, además, que como estas medidas tienen un carácter temporal no representará ningún aumento del gasto que el déficit presupuestario no parece en condiciones de soportar. A corto plazo también se espera otra caída de los tipos de interés, lo que seguramente se conocerá antes de fin de mes de boca de Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal, es decir del Banco Central estadounidense.
Llegados a este punto, necesitamos la ayuda de los economistas para atisbar perspectivas. Porque no resulta cosa habitual la aparición conjunta de recesión e inflación en una crisis económica. Como precedente, hay que remontarse al llamado shock petrolero de 1973. Los expertos llamaron estanflación entonces a esta combinación de inflación y recesión que hacía muy complicado lanzar iniciativas de políticas económicas clásicas para superar las dificultades. La primera pregunta que requiere respuesta de los expertos es la siguiente. Las iniciativas de Bush, ¿detendrán o no el camino hacia la recesión de la economía norteamericana?. ¿Cuáles serían las repercusiones en aquel país, Europa y Japón y en el resto del planeta si la recesión gringa llegara a confirmarse?. ¿Y si consiguen controlarla con estas medidas anunciadas por Bush, habrá, por decirlo así, efectos colaterales en el conjunto de la economía mundial?. Toca escuchar a los expertos, esperar y ver. Rafael Morales
El gran crecimiento estadounidense pasó en el último trimestre del año pasado de un 4.9% al 1%. Los economistas dicen que la definición técnica de recesión indica que ésta se produce cuando hay por lo menos dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB. A este extremo no se ha llegado, pero la tendencia va en esa dirección. Cae la producción industrial (la construcción atraviesa su peor crisis en 16 años) y los ciudadanos bajan su nivel de consumo porque otro remedio no queda dado el nivel de endeudamiento. Dicho en forma resumida, el impacto combinado de la inflación, el estancamiento de las remuneraciones, el mayor gasto en combustibles, la prolongada crisis del sector inmobiliario, las llamadas turbulencias en los mercados financieros y el aumento del desempleo se vio reflejado en el gasto de los consumidores que en Estados Unidos conforma casi el 70% del PIB.
Los líderes republicanos, con el apoyo provisional de la oposición demócrata, han ido directamente al grano. Evitar la recesión, si fuera posible, recuperando la confianza en la economía nacional. ¿Cómo? Inyectándole 145.000 millones de dólares por medio de recortes fiscales para estimular el consumo de las familias (la clave del PIB gringo) y la inversión de las empresas, unos 100.000 millones para los ciudadanos y el resto para los empresarios. Se supone, además, que como estas medidas tienen un carácter temporal no representará ningún aumento del gasto que el déficit presupuestario no parece en condiciones de soportar. A corto plazo también se espera otra caída de los tipos de interés, lo que seguramente se conocerá antes de fin de mes de boca de Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal, es decir del Banco Central estadounidense.