Los ERTE no quitan el frío a los europeos

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Todo el continente europeo ha entrado este pasado fin de semana en el frío, de forma radical porque este verano se prolongó hasta casi octubre. Esta situación, unida al Covid-19, obliga a socializar a la población de Europa continental y Reino Unido en espacios y locales cerrados huyendo del frío. Pero todos saben cuál es el único espacio -europeo, que ya no hay confianza con Turquía- donde se pueda socializar al aire libre (como impone este coronavirus) en terrazas, en la playa, en el campo... durante el otoño y el invierno, en vez de recluirse en sus casas porque el mal tiempo y la pandemia les impide salir salvo para lo imprescindible. Y en estos momentos muchas personas están pensando en Canarias.

La revista 'Science' publica un texto en el que anuncia pruebas abrumadoras sobre la transmisión del virus a través de la vía aérea y no por gotas, por lo que recomienda mantener y cumplir las medidas existentes (mascarilla, distancia y extremar la higiene de manos), a lo que añade llevar actividades al exterior, mejorar el aire interior con ventilación y filtración o purificación, y mejorar la protección del personal en riesgo.

Esas claves hacen más seguro nuestro territorio cuando el frío en el continente impide realizar actividades al aire libre. Pero en las islas no hacemos más que repetir los lamentos y plegarias para que lluevan turistas y volver a llenar los establecimientos alojativos sin desarrollar la oferta de espacios abiertos con menor riesgo de contagio y un 'seguro de sol',Les habla el hombre del tiempo

Con nuevas informaciones

El cielo estará nublado

Y habrá nieve en las montañas

Algunos puertos cerrados

Y frio el resto de España

Solamente Canarias, conserva el clima primaveral

Tenerife tiene seguro de sol...

(Los Mismos. 1968)

Esta es otra oportunidad para poder recuperar la actividad en el sector, pero previamente hay que repensar el espacio, el paisaje, el modelo, incluida la posibilidad de convertirnos en destino para turismo de ferias y convenciones. El clima de Canarias ya nos regala su magia, su leyenda, sus canciones populares nos lo recuerdan en cada tenderete pero no hemos hecho más que parcelar el territorio hasta el más mínimo espacio. La inversión y el riesgo empresarial se topa con una fiscalidad y un urbanismo que ha propiciado tipologías constructivas que no limitan el hacinamiento sino que lo han extendido por nuestro litoral. Por ello, quienes ofrezcan más aire libre, podrán atraer a esos turistas que no quieren pasar meses encerrados.

Además, se debe extender la realización de test rápidos de antígeno viral, ya que es más fácil hacer el screening (cribado) a todo el que venga para detectar a algún contagiado y así garantizar la seguridad para residentes y visitantes. Una forma de actuar rápida y más económica que los PCR (menos de 5 euros cada test). Un visitante que pueda confiar en que está rodeado por personas que han pasado la prueba y, además, no puede contaminar el aire que respira, podrá encontrar el descanso, seguridad y buen clima en estas islas.

Ya no tiene que esperar horas o días. En pocos minutos se puede descartar si están contagiados -sintomáticos o asintomáticos- para garantizar la seguridad de los isleños y los demás turistas. Sin olvidar que aquí debe exigirse la responsabilidad y cuidado que deberíamos tener.

Sin embargo no veo que -salvo iniciativas particulares- las instituciones y propietarios de cafeterias, bares y restaurantes de las zonas turísticas de Canarias instalen terrazas, cubiertas anti lluvia y frio, mejora del espacio exterior... para que los europeos pasen el invierno en un destino europeo más seguro y con garantía de estar al aire libre confortablemente en vez de auto confinados.

Una inversión que, mejor pronto que tarde, tendrán que realizar y que funcionará a corto y largo plazo, aunque no vinieran los turistas, porque la disfrutarían y amortizarían en parte los canarios y peninsulares. Y es que para los del país y los importados seguimos siendo las Islas Afortunadas. Pero parece que con tanta disputa política y enfrentamiento social, nos hemos olvidado de nuestros atractivos y fortalezas, preocupados en mantener los ERTE prórroga tras prórroga, lo que además de hibernar nuestra fuerza laboral también ha hibernado nuestra capacidad productiva y competitiva, frenando la posibilidad de reacción para recuperar el sector económico que genera más de un tercio de nuestro PIB.

Es bastante contradictorio que por un lado se presuma de ser la primera potencia turística y no acometer reformas y plantearse el modelo de futuro a corto y medio plazo usando las herramientas disponibles para reactivar la economía, en un marco complicado pero ante el que se puede actuar como han demostrado otros países y destinos. Una demostración más de la falta de capacidad del sector público para actuar (al que no se le ha aplicado ERTE), mientras impone cortapisas y cita previa para cualquier trámite burocrático, mientras los comercios o los establecimientos turísticos atienden al público tras mamparas y jornadas cubiertas por mascarilla y bañadas en hidrogel.

Porque hoy (mejor ayer) hemos de buscar soluciones a esta multicrisis a sabiendas de que no podemos vivir en ERTE sine die. Un ERTE, además, que no ha venido acompañado de la exigencia de formación o de actividades de mejora que habrían permitido aprovechar tanto tiempo y dinero confinado.