Como todo el mundo sabe los tiempos históricos se están acelerando como nunca antes. En apenas las dos primeras décadas del presente siglo, la sociedad mundial ha sufrido la arremetida de dos crisis devastadoras de muy diverso carácter pero que, en opinión de muchos, responden a una misma causa genérica: el modelo de “civilización ” dominante en el mundo, con consecuencias redundantes que profundizan desequilibrios básicos y desigualdades elementales, en todos los planos imaginables: personales, sociales, medioambientales, culturales, económicos y hasta geológicos.
Tienen, además, un añadido absolutamente original en relación con tiempos pasados. Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información permiten conocer y, sobre todo, ver y observar (en tiempo real) cómo es la vida en todos los lugares del mundo. Y ese enjambre de parabólicas que emerge también en los rincones más empobrecidos y abandonados, hace más insoportables e insufribles las penosas condiciones de subsistencia de una parte importante de los casi ocho mil millones de personas que hoy compartimos la Tierra.
La “Física social”
Hablando desde Canarias es evidente que el hecho más rompedor es el Despertar Africano. Y lo más definitorio es su crecimiento poblacional. En la actualidad ya es el segundo continente en volumen de población. Pero lo verdaderamente significativo es que “se prevé que más de la mitad del crecimiento demográfico mundial, desde hoy hasta 2050, tenga lugar en África”. A nuestros efectos, este dato hay que relacionarlo con el crecimiento vegetativo europeo que ya es negativo. Incluso, por sorprendente que parezca, Canarias está también en esa misma situación.
Para completar este cuadro esquemático y hacerlo aún más significativo, hay que recordar que el PIB medio per cápita anual europeo (el único medidor todavía bien documentado y comparable) está cerca de los 35.000 euros, mientras que el africano solo llega a 1.526 euros, ¡¡23 veces menos!!
Y esta terrible desigualdad tiene su historia y no es fruto del azar. Porque no hay ni un solo pueblo africano que, en algún momento de su reciente historia, no sufriera el colonialismo europeo. Sobre todo a partir del Congreso de Berlín de 1885 (conocido como el que perpetró el reparto de África entre las potencias europeas). A partir de ese momento, en la práctica toda África pasó a constituirse en el Patio Trasero del Viejo Continente, y se vio abocada a interminables conflictos y guerras postcoloniales, hasta el punto de considerarse sus habitantes a sí mismos como “Los condenados de La Tierra”. Y esa desgraciada historia está todavía palpitando en todas las sociedades africanas.
Las cosas así, las migraciones africanas hacia Europa, su persistencia y su continua y evidente ampliación futura, me atrevería a calificarlas como consecuencia de una especie de “Física Social”. La magnitud de las desigualdades es tan enorme y los objetivos de sus “masas y densidades físicas” son tan contradictorios, que la fuerza de las migraciones es imparable. Y, a pesar de todo y en el largo plazo, sabemos que esos movimientos bien organizados son necesarios y tendrán una inmensa potencia equilibradora y sostenible.
La Renta de Situación de Canarias
En algunas coyunturas históricas relevantes, nuestra Renta de Situación condicionó el auge o el declive de la sociedad canaria. Aquí solo se quiere subrayar una característica de sobra comprobada. Y es que el auge siempre coincidió cuando el Archipiélago disfrutó de perfectas condiciones de intercambio y de libertad de organizar todo tipo de flujos en el mundo atlántico. Y también su contrario: cada vez que, por cualquier razón o circunstancia se intentó constituirnos en frontera, las cosas no nos fueron bien.
En la actualidad (pandemia aparte) el elemento más definidor, a mi modo de ver, es que Canarias es el único Archipiélago perteneciente a la Unión Europea (UE), vecino de África y situado en una de las rutas migratorias hacia Europa, tal vez la que más se está utilizando a pesar de las dramáticas condiciones que todos conocemos.
Aquí y ahora me parece muy adecuado traer a colación la valoración que hace Fernand Braudel (1949) de las islas: “Vida precaria, estrecha, constantemente amenazada: tal es la suerte de las islas, su vida íntima, si se quiere. Pero su vida exterior, el papel que desempeñan en el primer plano de la escena de la historia, es de una amplitud que no se esperaría de mundos tan miserables… La gran historia, en efecto, pasa frecuentemente por las islas; acaso sería mas justo, tal vez, decir que se sirve de ellas.”
Este es el caso. Y Canarias tiene que hacer frente, hoy, a una realidad que evidentemente la desborda. Y puede llevarnos a una situación límite si no somos capaces de encontrar, entre todos, una forma de enfrentar el problema. Discutiendo, estudiando y valorando todo lo que podamos hacer desde una perspectiva ambiciosa, sostenible, justa y a largo plazo, actuando para que, en ningún caso, la “solución” se nos imponga desde el Viejo Continente y por los continentales. Y es que, hasta ahora y como dice Braudel, siempre la geopolítica atlántica se sirvió de las islas. Y, por supuesto, de Canarias.
Vecindad o frontera
A partir de que España abandonara su provincia del Sáhara en 1967 en las condiciones que todo el mundo conoce, la dirigencia canaria ha venido defendiendo, en la práctica, que el Archipiélago debe convertirse en una suerte de “Plataforma Logística” en sus relaciones con África. Se pregonó y proclamó a los cuatro vientos, que era la localización óptima para las trasnacionales que quisieran seguir extrayendo los valiosos recursos naturales africanos. Reunía magnificas condiciones de accesibilidad, tenían diseñada una ZEC con tratamiento fiscal parecido al de los Paraísos Fiscales y reunía las características perfectas para la atención y el descanso de su personal. Lo más “inaudito”: se alardeó en viajes exprés a los principales centros financieros mundiales, que el nivel de salarios en Canarias era “muy adecuado”. Añadir que, en la última modificación del REF, hasta se incluyeron facilidades fiscales para las inversiones de empresarios canarios en África…
Con esta política se trata de establecer una especie de “Frontera Blanda”, en donde solo se facilitarán los flujos que beneficien a la Plataforma Logística. Está claro que todo el mundo sabe que es una propuesta a corto plazo. Y que, cuando las condiciones cambien, las trasnacionales saldrán de estampida con sus beneficios a buen resguardo, porque ya no meritará la pena continuar en el corazón de las tinieblas.
Pero esa propuesta coloca a la sociedad canaria como cómplice de este nuevo colonialismo. Y auspiciadora de esa suerte de “Frontera Blanda”. Lo que constituye un grave error geopolítico. Porque los canarios somos vecinos de esos pueblos. Y la vecindad geográfica es una situación inamovible, que demanda propuestas adecuadas que solo pueden establecerse a largo plazo.
Vimos más arriba las tremendas desigualdades entre Canarias (sobre todo como parte de la Unión Europea) y nuestros vecinos pueblos africanos. Por eso, el mantenernos como frontera, por Blanda que queramos camuflarla, acarrea el mantenimiento de esas tremendas desigualdades. Y es que en el mundo de hoy, sin desigualdades, las fronteras sobran, no tienen sentido.
Y aquí aparece con toda su potencia la estrategia de la VECINDAD. Que tiene que entenderse sin límites temporales y cuyo objetivo esencial es ir disminuyendo las desigualdades. De forma conjunta y colaborando en el diseño y en la realización de las políticas. Lo que se llama co-desarrollo.
[En este ámbito de cuestiones, el Comando Sur de la OTAN aspira a tener en Canarias una base estratégica. Por las mismas razones que venimos exponiendo, en este caso mucho más profundas y definitorias, hay que evitar ese intento. En ese caso, militarizando la Frontera, la Vecindad que venimos defendiendo se tornaría imposible. En cualquier caso, la verdadera lucha contra el yihadismo terrorista, es la Educación y el Desarrollo. Aquí, Canarias sí podría tener un papel protagonista]
¿Qué hacer?
Está claro que conquistar la Vecindad e ir dejando atrás las Fronteras, implica una lucha titánica por ir disminuyendo las desigualdades. Y estas son tan profundas que van a requerir, además de todo lo que podamos intuir, tiempo, mucho tiempo. Desde luego más de una generación, de tal forma que quienes empezaran, probablemente nunca verían sus resultados completos...
En cualquier caso, es relativamente sencillo concretar sobre el papel los principales ámbitos de actuación. Tendrán que ser aquellos que hagan más justa y habitable la existencia de los ciudadanos de los vecinos países africanos.
1). Energía, agua potable y alimentación son los elementos imprescindibles para sobrevivir. Creo que está claro que la dotación de energías renovables debería ser el primer objetivo. Porque el agua potable se produce simultáneamente con las plantas duales como de sobra conocemos. Y el agua de riego es el principal recurso para promover la agricultura y la ganadería. Los recursos que se necesitarían serían financieros, suministro de tecnologías robustas de energías alternativas y cualificación de personal.
2). Para la adecuación de los Servicios Públicos más elementales, la salud pública, la sanidad y la educación, las necesidades de recursos serían: financieros (infraestructuras, dotaciones de aprendizaje y equipamientos) y personal cualificado. En una primera etapa, la aportación exterior de personal ya cualificado, debería cumplir dos objetivos: ejercer desde el primer momento sus capacidades profesionales y enseñar a la población local para que se capacite y asuma cuanto antes esas responsabilidades.
Esta simple y elemental enumeración no puede ocultar que, tanto en los aspectos económicos como en los sociales, se debería contar con una Planificación por Objetivos. A lo largo de etapas que se irían configurando por cada uno de los Gobiernos Locales, contando con el apoyo adecuado del personal exterior.
¿Cómo hacerlo?
Es evidente que Canarias no tiene ni dimensión ni recursos para llevar adelante esa epopeya. Pero sí puede tener la capacidad de hacer una Propuesta, conjunta con nuestros vecinos africanos y presentarla ante las instancias internacionales concernidas. Estoy convencido que todo el mundo es consciente que algo así es necesario. Pero, también, que el nivel de dificultad es de tal calibre que se descarta como imposible por adelantado.
Y ese sería nuestro papel, porque Canarias tiene una especie de “responsabilidad de partida”. Somos el pueblo más rico y desarrollado del Noroeste africano. Que está viviendo en primerísima línea lo que supone tener que asumir la función de frontera. Y por tanto, interesado como el que más, en afrontar la tarea de empezar a disminuir las tremendas desigualdades. Eso sí, respetando siempre las importantes diferencias entre nuestras sociedades.
Creo que esta vez toca a los isleños jugar el papel impulsor desde el inicio. Los continentales están demasiado ocupados con sus problemas (más ahora con la pandemia) y no están sufriendo en su piel las terribles consecuencias de los cayucos y las pateras. Y como no tienen esa sensibilidad ante las desgracias de miles de seres humanos (recuérdese “los condenados de la tierra”) hacinados en nuestros puertos, calles y puertas, no están pensando en verdaderas soluciones, sino en cómo afrontar esta coyuntura. Porque, en la práctica, están analizando el problema como pasajero, intermitente. Ya pasó en 2006 y a lo mejor se repite dentro de otros quince años. No hay que dramatizar…
Por eso, el Gobierno de Canarias debería redactar, junto con los Gobiernos vecinos, un Primer Borrador de PROPUESTA para presentarlo ante la opinión pública mundial y, en concreto ante la Unidad Africana y directamente ante la UE. Creo que no debería ser la propuesta de un Estado Miembro (España) , sino directamente desde territorio africano y por africanos.
Seguro que todo el mundo pensara que esta Propuesta es absolutamente irreal. Que se está soñando. Y es cierto, sobre todo si se considera que soñar consiste en aspirar a plantearse cosas extraordinarias, que nadie piensa ni siquiera que se puedan proponer. Pero como en el cuento de Monterroso, las pateras siguen llegando… Porque las fuerzas que impulsan a la gente tienen una potencia descomunal. Y en Arguineguín, vemos, oímos, olemos, sentimos y nos estremecemos...Y estamos obligados a soñar que hay soluciones que no sea erigirse en frontera. Que hay otras formas de buscar respuestas reales, sostenibles y a largo plazo. Y es que si el problema es una epopeya, la solución tendrá que tener ese mismo nivel.
Hablemos ahora de recursos.
A). Financieros. Con la Pandemia estamos viendo que, si hace falta, se saltan las restricciones y los límites al endeudamiento y nos comportamos como si estuviéramos en una Economía de Guerra. Con importantes recursos en su mayoría públicos y que suelen denominarse Plan (Marshall, Green …)
Este es el caso. La UE debería asumir una aportación importante
Además, hay un considerable volumen de dinero europeo que ya se está concediendo, a mi juicio de forma indecente, a algún país africano (Libia, Marruecos) para que sean esos propios países los que sirvan de brutal tapón a la emigración y monten la frontera en la costa Sur del Mediterráneo
Este enorme compromiso comenzaría a tener, ya en el medio plazo, las beneficiosas consecuencias de ir disminuyendo las desigualdades, reforzando la sostenibilidad planetaria y auspiciando una sociedad mundial cada vez más cohesionada.
B). Personales. Esta inmensa proeza tendría que ser protagonizada por los propios ciudadanos africanos. Pero es claro que este ambicioso plan tendría que iniciarse con importantes contingentes de personal cualificado del resto del mundo.
Por las característica propias de esta Propuesta, el perfil más adecuado sería el de profesionales voluntarios colaboradores. Que, probablemente, deberían complementarse con profesionales capacitados, con contrato de larga duración (3-5 años) para aprovechar al máximo las experiencias que vayan acumulándose. También podrá becarse a estudiantes de esos países, con el compromiso de trabajar, al final de sus estudios, durante un periodo razonable de tiempo y con baja retribución, en los servicios públicos de sus países.
Aquí en Canarias, se podría hacer un plan, inimaginable en otras circunstancias, de jóvenes titulados para ir a trabajar a nuestros países vecinos, en aquella materias que se vayan detectando como las más necesarias e interesantes.
La experiencia y colaboración de las principales ONG sería de enorme importancia.
En cualquier caso, el protagonismo inicial de la sociedad canaria no debería abrumarnos sino animarnos en la tarea de ir construyendo una Vecindad ejemplar y sostenible. Y a educarnos en el cuidado de los valores humanitarios que nos permitan acercarnos cada vez más a una sociedad donde mujeres y hombres puedan ser más iguales y felices. Resaltando que, con las consecuencias beneficiosas de esta Propuesta, los flujos migratorios tenderían a disminuir su potencia. Y la posibilidad de ordenarlos iría siendo cada vez más practicable y efectiva.
En ese escenario, las situaciones de conflicto que están enquistadas en nuestra vecindad, deberían resolverse de acuerdo con los procedimientos establecidos por las Naciones Unidas que deberían abandonar su desidia.
Por último, para presentar la Propuesta se sugiere la posibilidad de contar con algunas personalidades mundiales de la cultura, la economía y la política que se animen a ser sus embajadores y a facilitar su conocimiento y apoyo. Personas como Michelle Obama, Bill Gates, Milton Freeman o Almudena Grandes, en mi opinión, cumplirían de sobra los requisitos más exigentes.