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La guitarra

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Yo no sé a ustedes, pero por lo menos a mí, los mejores artículos me salen mientras estoy paseando. Más allá de intentar evadirme de los problemas cotidianos, la mente se pone a funcionar y comienza a emitir una verborrea sobre temas, ya sean de actualidad o no. En uno de esos efluvios, se me ocurrió que había encontrado una forma de explicar la economía con la comparación con un instrumento musical y más concretamente con una guitarra. Resulta que una guitarra necesita de un Cuerpo, de una Tapa, de un Puente, mástil, dividido en trastes y, como no, de cuerdas. La economía es igual. Se mezclan ingredientes, como son los precios, los bienes, los servicios, los salarios, los impuestos y, como no, los mercados. Teniendo clara la comparación, la economía, como a la guitarra, hay que tenerla muy bien afinada, porque de lo contrario suena mal, evitando que se desafine. Consumidores, empresas, sindicatos y administración pública son los que la pueden tocar, aunque puede romperse si alguien intenta tirar muy fuerte de determinadas cuerdas o, si, por el contrario, las deja muy flojas o simplemente la golpeas porque quieres hacer un instrumento de percusión con uno de cuerda. Pues a la economía le pasa igual. Si una parte lo quiere todo, probablemente donde había ganancia y prosperidad, habrá penuria y desencanto.

Comparar la economía con una guitarra puede parecer una analogía inusual a primera vista, pero ambas comparten una serie de elementos y dinámicas que permiten explorar de manera interesante la complejidad y la interconexión de diferentes conceptos. Una guitarra consta de cuerdas que vibran y generan sonidos cuando se las toca adecuadamente. De manera similar, la economía se compone de diversos mercados, cada uno con su propio conjunto de cuerdas en forma de productos, servicios, recursos y transacciones. Así como en una guitarra se requiere de una tensión adecuada en las cuerdas para producir un sonido armonioso, en la economía se necesita un equilibrio entre la oferta y la demanda para mantener la estabilidad y el crecimiento. Si una cuerda está demasiado tensa o floja, el sonido resultante puede ser discordante. También, en una guitarra, las manos son las que tocan las cuerdas mientras que, en la economía, las manos que tocan son la oferta y la demanda haciendo un guiño especial a la mano invisible que controla los mercados logrando una armonía económica. Por otro lado, los acordes se forman al tocar varias cuerdas simultáneamente, creando así una armonía compleja. En la economía, los acordes son los diferentes sectores económicos y todos tienen que estar en consonancia porque uno suministra al resto, y viceversa. 

Y ¿para qué se toca la guitarra? Para crear una melodía como una secuencia organizada de notas y acordes. En la economía, dicha melodía es el crecimiento económico, que se logra mediante una secuencia organizada de inversiones, producción y consumo y al igual que puede ser suave y melancólica o enérgica y alegre, el crecimiento económico puede ser constante y sostenible o volátil y cíclico, sabiendo que la finalidad busca mantener una melodía constante de crecimiento a través de políticas fiscales y monetarias adecuadas con la finalidad de ofrecer cohesión económica y social, evocando emociones y sentimientos. Sin embargo, al igual que una música discordante puede desconcertar a la audiencia, una economía inestable o en recesión puede generar estrés, desempleo y dificultades financieras para las personas.

Yo no sé a ustedes, pero por lo menos a mí, los mejores artículos me salen mientras estoy paseando. Más allá de intentar evadirme de los problemas cotidianos, la mente se pone a funcionar y comienza a emitir una verborrea sobre temas, ya sean de actualidad o no. En uno de esos efluvios, se me ocurrió que había encontrado una forma de explicar la economía con la comparación con un instrumento musical y más concretamente con una guitarra. Resulta que una guitarra necesita de un Cuerpo, de una Tapa, de un Puente, mástil, dividido en trastes y, como no, de cuerdas. La economía es igual. Se mezclan ingredientes, como son los precios, los bienes, los servicios, los salarios, los impuestos y, como no, los mercados. Teniendo clara la comparación, la economía, como a la guitarra, hay que tenerla muy bien afinada, porque de lo contrario suena mal, evitando que se desafine. Consumidores, empresas, sindicatos y administración pública son los que la pueden tocar, aunque puede romperse si alguien intenta tirar muy fuerte de determinadas cuerdas o, si, por el contrario, las deja muy flojas o simplemente la golpeas porque quieres hacer un instrumento de percusión con uno de cuerda. Pues a la economía le pasa igual. Si una parte lo quiere todo, probablemente donde había ganancia y prosperidad, habrá penuria y desencanto.

Comparar la economía con una guitarra puede parecer una analogía inusual a primera vista, pero ambas comparten una serie de elementos y dinámicas que permiten explorar de manera interesante la complejidad y la interconexión de diferentes conceptos. Una guitarra consta de cuerdas que vibran y generan sonidos cuando se las toca adecuadamente. De manera similar, la economía se compone de diversos mercados, cada uno con su propio conjunto de cuerdas en forma de productos, servicios, recursos y transacciones. Así como en una guitarra se requiere de una tensión adecuada en las cuerdas para producir un sonido armonioso, en la economía se necesita un equilibrio entre la oferta y la demanda para mantener la estabilidad y el crecimiento. Si una cuerda está demasiado tensa o floja, el sonido resultante puede ser discordante. También, en una guitarra, las manos son las que tocan las cuerdas mientras que, en la economía, las manos que tocan son la oferta y la demanda haciendo un guiño especial a la mano invisible que controla los mercados logrando una armonía económica. Por otro lado, los acordes se forman al tocar varias cuerdas simultáneamente, creando así una armonía compleja. En la economía, los acordes son los diferentes sectores económicos y todos tienen que estar en consonancia porque uno suministra al resto, y viceversa.