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También hay (y muchas) buenas noticias en África

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Bien saben los lectores que llevamos muchos años habituados a leer en los medios de comunicación informaciones con sesgo negativo cada vez que se menciona al continente africano. En Canarias, son mayoritariamente relativas a la inmigración, a la llegada de cayucos y pateras, e irremediablemente se asocian a la miseria, el conflicto y la desesperación. Pero, junto a las migratorias, las noticias sobre África nos remiten también a la guerra, al terrorismo, al hambre, a la pobreza extrema, las enfermedades o a la corrupción. La escasa cobertura sobre nuestro continente vecino hace que las informaciones que pasan el filtro en las mesas de redacción y llegan a sus hogares sean, mayoritariamente, con ese sesgo que les menciono. No ayuda la filosofía que impera en el sistema mediático: las malas noticias son noticia, las buenas no atraen tanta atención. 

En esa batalla estamos inmersos en Casa África desde hace muchos años, con iniciativas para facilitar a todo el colectivo de africanistas e interesados en el continente el seguimiento de la actualidad diaria (con un resumen de prensa, en forma de boletín diario llamado Dosier África, que realizamos de lunes a viernes, que colgamos a diario en la web y que puede recibir cualquier interesado en su correo electrónico) o con iniciativas como el premio periodístico Saliou Traoré (junto a la Agencia EFE, acabamos de anunciar la apertura de la convocatoria para la VI edición). Este bagaje nos hace conscientes de que, cada vez más, diariamente pueden encontrarse noticias, entrevistas, crónicas o análisis periodísticos curiosos, interesantes y que nos muestran que en África pasan cosas apasionantes, que la convierten en un enorme espacio vibrante, innovador, con mucho futuro y esperanza. Donde no solo pasan cosas malas. 

Hoy me he propuesto traerles cuatro de ellas para que vean que África ofrece muchísimo más de lo que los medios de comunicación (salvo excepciones), suelen reducir el continente africano. Ahí van algunas: 

  1. Salto de gigante en Nigeria: La puesta en funcionamiento de una enorme refinería de petróleo en ese país, impulsada por el empresario Aliko Dangote, el considerado como hombre más rico de África, supone todo un mensaje al mundo. Hasta ahora se daba la paradoja de que Nigeria, uno de los mayores productores de petróleo del mundo, era un país que importaba combustibles refinados. Surrealista, ¿verdad? La puesta en marcha de una refinería a las afueras de de la megaurbe de Lagos, con capacidad para producir 650.000 barriles al día puede cambiar esa dependencia del exterior. En unos meses, cuando esta gran refinería alcance su capacidad de trabajo óptima, será capaz de refinar toda la gasolina que necesita el país que pelea con Sudáfrica para ser el más rico del continente. Imagínense el impacto que eso tendrá en la economía nacional, al acabar con la necesidad de importar gasóleo o gasolina y, por lo tanto, conseguirla a un precio mucho más económico. El mensaje también es de desarrollo industrial, pues muestra que los países africanos son capaces de proyectar, acometer y poner en marcha proyectos ambiciosos que disminuyen su dependencia del exterior. 
  2. Grandísima evolución de la astronomía en Sudáfrica: En el apasionante medio de comunicación The Conversation Africa (donde periodistas editan artículos de expertos de universidades de todo el continente) apareció un artículo esta semana que contaba la evolución que se ha dado en sólo 20 años en el territorio de la astronomía sudafricana. En esencia, cuenta que hace dos décadas en este país solo había 40 profesionales de la astronomía, todos blancos. Hoy, a través de un programa nacional de astrofísica y ciencias espaciales creado en 2001, se dispone de más de 400 astrónomos graduados y 200 másteres, muchos de ellos de otros países africanos, que han contribuido al avance de la ciencia y la tecnología en Sudáfrica y el mundo. El país cuenta con instalaciones de primer nivel como el telescopio óptico SALT, el radiotelescopio MeerKAT y los observatorios SAAO y Hartebeesthoek. Los graduados del programa han participado en descubrimientos importantes, como la primera imagen de un agujero negro, la detección de galaxias muy lejanas y el estudio de estrellas binarias y agujeros negros activos. Este mismo mes de enero se celebra en el país un gran simposio para conmemorar los 20 años de desarrollo y avance científico del país.  
  3. La pasión del futbol africano: Costa de Marfil acoge en varias de sus ciudades la Copa de África de Naciones de fútbol, la CAF, un acontecimiento seguido por todo el planeta y que levanta pasiones, que se está viviendo en estos días. Senegal y Marruecos, después de su fantástico Mundial, son las favoritas a llevarse el título. Un evento deportivo que paraliza cualquier país el día que su selección tiene partido. Me he divertido mucho sólo con conocer los sobrenombres con que es conocida cada selección. Así, los anfitriones son los ‘elefantes’ de Costa de Marfil, y jugarán entre otros con las ‘Superáguilas’ de Nigeria, o la Nzalang nacional de Guinea Ecuatorial (en fang, idioma local, significa ‘relámpago’). Los jugadores egipcios son, obviamente, los ‘faraones’, mientras que en Mozambique juegan ‘las mambas’, en alusión a las serpientes venenosas, y en Ghana, otra de las selecciones fuertes, juegan las ‘estrellas negras’. En Cabo Verde, como buen archipiélago, reciben el nombre de los ‘tiburones azules’, mientras que nuestra vecina Senegal tienen un apodo maravilloso, los ‘leones de la Teranga’, haciendo alusión al término que alude a la hospitalidad y generosidad senegalesa con el prójimo. En Gambia están los ‘escorpiones’ y en Camerún los ‘leones indomables’, apodo que se ganaron en su día históricos del futbol como Eto’o o Roger Milla. En Argelia hay ‘fenecos’ (los zorros al desierto), y en Angola honran a su gran antílope, las ‘Palancas Negras’; en Mauritania, apelan a la tradición llamándose ‘Morabitunes’ y su vecina Mali pone en juego a ‘las águilas’. Se enfrentan 24 equipos, plagados de grandes figuras como el egipcio Mohamed Salah, el marroquí Hakimi, el nigeriano Oshimen o el querido Iñaki Williams, jugador del Athletic de Bilbao que hace varios años decidió apostar por la selección del país de origen de sus padres, Ghana.La final se disputará el domingo 
  4. Nuestra vecina Cabo Verde, país libre de malaria. La Organización Mundial de la Salud acaba de declarar a ese archipiélago macaronésico como país libre de malaria, un reconocimiento que hasta ahora sólo habían conseguido Mauricio y Argelia. Para este archipiélago tan próximo a Canarias, es una noticia fenomenal y reconoce los grandes esfuerzos emprendidos en los últimos años, implementando intervenciones específicas, como el diagnóstico ampliado, el tratamiento temprano y efectivo y la notificación e investigación de todos los casos. El país ahora tendrá que mantener la vigilancia y la prevención para evitar su reintroducción, pero es un acicate para su sector turístico, que puede presumir, y mucho, de esta declaración. Sólo hay que recordar que, en el pasado, este archipiélago atlántico de diez islas se enfrentó a graves epidemias en zonas densamente pobladas antes de poner en marcha intervenciones específicas. La OMS ha calificado el logro caboverdiano como “un faro de esperanza para la región africana y más allá”. Su directora regional, Mathisido Moeti, sostuvo que “con fuerte voluntad política, políticas eficaces, compromiso comunitario y colaboración multisectorial, la eliminación de la malaria es un objetivo alcanzable”. 

Se trata de una pequeña muestra de avances y noticias positivas que se dan en cuatro países africanos y que nos recuerdan que África no es un continente maldito, donde todo conduce al desastre y del que no hay más remedio que huir. Debemos ser conscientes de que nuestro mapa de la realidad es inexacto y que estamos imponiendo nuestros prejuicios a la hora de contar lo que sucede en África. Y son unos prejuicios que hunden sus raíces en todo un pasado en el que los europeos han (hemos) explotado África, y nos hemos enriquecido a su costa (desde los esclavos hasta las materias primas) y del que debemos ser conscientes. Es fundamental que tengamos acceso y conocimiento de todas estas informaciones positivas sobre África, y que nuestra manera de acercarnos al continente deje ya atrás cualquier sesgo colonial y, sobre todo y especialmente, racista. Hagamos el esfuerzo, que vale la pena.  

Bien saben los lectores que llevamos muchos años habituados a leer en los medios de comunicación informaciones con sesgo negativo cada vez que se menciona al continente africano. En Canarias, son mayoritariamente relativas a la inmigración, a la llegada de cayucos y pateras, e irremediablemente se asocian a la miseria, el conflicto y la desesperación. Pero, junto a las migratorias, las noticias sobre África nos remiten también a la guerra, al terrorismo, al hambre, a la pobreza extrema, las enfermedades o a la corrupción. La escasa cobertura sobre nuestro continente vecino hace que las informaciones que pasan el filtro en las mesas de redacción y llegan a sus hogares sean, mayoritariamente, con ese sesgo que les menciono. No ayuda la filosofía que impera en el sistema mediático: las malas noticias son noticia, las buenas no atraen tanta atención. 

En esa batalla estamos inmersos en Casa África desde hace muchos años, con iniciativas para facilitar a todo el colectivo de africanistas e interesados en el continente el seguimiento de la actualidad diaria (con un resumen de prensa, en forma de boletín diario llamado Dosier África, que realizamos de lunes a viernes, que colgamos a diario en la web y que puede recibir cualquier interesado en su correo electrónico) o con iniciativas como el premio periodístico Saliou Traoré (junto a la Agencia EFE, acabamos de anunciar la apertura de la convocatoria para la VI edición). Este bagaje nos hace conscientes de que, cada vez más, diariamente pueden encontrarse noticias, entrevistas, crónicas o análisis periodísticos curiosos, interesantes y que nos muestran que en África pasan cosas apasionantes, que la convierten en un enorme espacio vibrante, innovador, con mucho futuro y esperanza. Donde no solo pasan cosas malas.