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López Aguilar y 2010

Por otro lado, recordaré que un ministro no es casi nunca el mejor en su ramo ni los nombramientos responden a escalafones funcionariales. Lo determinante es que el perfil político y/o técnico cuadre en los planes de quien lo nombra ante cada situación concreta.

En este sentido, Zapatero fue revelando sus prioridades hasta llegar a la sesión de investidura. Quedó claro que pensaba en Gobierno más técnico que político, de expertos en economía y conocedores del campo de la ciencia y la investigación como apuesta de futuro. Necesitaba ilustrar su compromiso igualitario y dio protagonismo y peso a las mujeres. Precisaba diálogo con la oposición y colocó a Alonso en el Congreso. Y en cuanto a la generación de ideas que evite el anquilosamiento, tiró de Jesús Caldera. No dudó en sacar del Gobierno a dos amigos, lo que debe calibrarse antes de tirar voladores por el supuesto arrinconamiento de López Aguilar.

Aguilar, recuérdese, aparecía en las quinielas iniciales de las que salió a medida que se iban conociendo las prioridades y necesidades del Gobierno. Su perfil no parecía el más adecuado para este momento. Lo que no quita que siga siendo hombre con un largo recorrido político futuro del que Zapatero no ha prescindido como quisieran sus enemigos de aquí.

Creo que Federico Utrera, siempre a pie de obra en los madriles, ha dado en el clavo de los planes de Zapatero para él. Es significativo que asuma la portavocía de Exteriores y vaya a dedicarse a las relaciones con la UE. En 2010 España presidirá la UE y convenía a Zapatero no romper la continuidad de los trabajos preparatorios de Moratinos de cara a esa presidencia, con la que culminaría su etapa ministerial, y darle a López Aguilar presencia física y cotidiana en ese marco como posible ministro de Exteriores. No pierdan de vista que ya está prácticamente anunciada para ese año una remodelación del Gobierno.

Sé que esto que digo molestará a mucho, pero esos son los indicios.

Por otro lado, recordaré que un ministro no es casi nunca el mejor en su ramo ni los nombramientos responden a escalafones funcionariales. Lo determinante es que el perfil político y/o técnico cuadre en los planes de quien lo nombra ante cada situación concreta.

En este sentido, Zapatero fue revelando sus prioridades hasta llegar a la sesión de investidura. Quedó claro que pensaba en Gobierno más técnico que político, de expertos en economía y conocedores del campo de la ciencia y la investigación como apuesta de futuro. Necesitaba ilustrar su compromiso igualitario y dio protagonismo y peso a las mujeres. Precisaba diálogo con la oposición y colocó a Alonso en el Congreso. Y en cuanto a la generación de ideas que evite el anquilosamiento, tiró de Jesús Caldera. No dudó en sacar del Gobierno a dos amigos, lo que debe calibrarse antes de tirar voladores por el supuesto arrinconamiento de López Aguilar.