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Luis Brito: Entre el drama epistolar y la comedia bufa por Mª Dolores Guevara Espinosa

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Pero no ha sido lo único que ha enviado, como torpedo de fondo, para intentar socavar el ánimo del conjunto de los docentes. Me refiero a esa otra carta que un día antes hizo llegar a los correos electrónicos personales del profesorado, y en la que se pone de manifiesto el espíritu que desde la Consejería de Educación se destila hacia nuestro colectivo.

En primer lugar su autora, en teoría la señora consejera, agradece -nos agradece (con mayúscula)- el esfuerzo que realizamos, y nos felicita por la profesión que ejercemos, considerándola “hermosa”. Pero a renglón seguido afirma que todos somos educadores (familias, sociedad, ...), y que en todos recae la responsabilidad de los éxitos y de los fracasos. Entonces, ¿de quién es la culpa de este desbarajuste educativo que padecemos? ¿Considera usted que el fracaso es de los docentes, y por ello nos llama al orden y nos critica ante la sociedad? Si tan preocupada está por el sistema, ¿por qué se niega a hacer un diagnóstico adecuado de su estado y funcionamiento? ¿Por qué su Ejecutivo no quiso solicitar el Informe PISA en 2006, alegando que “Canarias necesita unos indicadores singulares, porque existen efectos diferenciadores con el resto de comunidades autónomas”? ¿Cuáles son esas singularidades y esos indicadores? ¿Quién los establece? ¿A qué viene eso de que “hay cosas que no tiene que venir nadie de fuera a decirnos”, sobre todo cuando nadie, ni en su partido ni entre sus socios de gobierno, se atreve a decirlo?

Reconoce que “sólo llevo cuatro meses en el cargo pero he tenido tiempo suficiente para conocer las realidades del panorama educativo”. Permítame decirle que le faltaría mucho, mucho tiempo (si no se produce antes su cese o dimisión), para enterarse medianamente del funcionamiento de este complejo entramado en el que se ha convertido el sistema educativo público de Canarias. Para empezar muestra usted un desconocimiento mayúsculo sobre el personal que tiene a su servicio cuando habla usted de “esas realidades con las que día a día tienen que enfrentarse los maestros y maestras de muchas zonas de las islas”. Señora consejera, se olvida usted de reconocer el esfuerzo de los miles de docentes que, sin ser maestros y desde el respeto a dicho colectivo, desempeñan su labor educativa en las etapas de Secundaria Obligatoria y post obligatoria y que también se sienten orgullosos del trabajo que realizan. Parece un detalle nimio, pero con él demuestra su ignorancia de lo que se trae entre manos.

También cuando afirma que “este Gobierno se ha sentado en la mesa de diálogo...” hace usted alarde de desconocimiento, al no reconocer que en todo momento nuestra reivindicación ha sido la homologación sin contrapartidas y que usted se ha puesto a hablar de otra cosa, generando un monólogo disonante que poco tiene que ver con nuestra realidad. De hecho, el 29 de octubre la Consejería hizo una propuesta retributiva alejada de nuestras reivindicaciones, y que pretendía que fuera aceptada a toda prisa y sin especificar públicamente en ningún momento en qué consistía. Por fin se aclara que la oferta es de 13,5 millones de euros anuales (a lo largo de seis años), y se nos reta a cobrar la exigua parte que nos correspondería, siempre y cuando se cumplan una serie de indicadores evaluables, a los que me referiré más adelante.

Antes, en referencia a la cultura del esfuerzo, dice en su carta que “ha llegado la hora de convencer con el ejemplo. Todos y todas. También el Gobierno, racionalizando el gasto de personal cuando la perspectiva económica no está para grandes alardes”. ¿Es esa la razón por la que usted se sube el sueldo casi 12.000 euros para el próximo año? ¿Conoce la ley del embudo? ¿Quién tiene que convencer con el ejemplo?

Reiterando su gran desconocimiento del funcionamiento de la Consejería que usted preside, tengo que comunicarle que los trece indicadores evaluables que propone no suponen nada nuevo. Sepa que mucho de lo propuesto ya lo realiza el profesorado de Canarias. Las actividades extraescolares y complementarias se hacen de forma sistemática a lo largo de todo el curso. Igual podría decirle de los proyectos de innovación; debería saber de hay centros que tienen hasta cinco proyectos en funcionamiento, sin contar para su desarrollo con horas para reuniones, ni con el reconocimiento que conlleva su realización. Respecto a los cursos de formación le digo lo mismo, habida cuenta de que se hacen fuera del horario escolar y suponen, en ocasiones, un gran esfuerzo para el profesorado. Así y todo la asistencia a los mismos es considerable cada año, dándose incluso el caso de que muchos docentes no pueden asistir porque la oferta no es suficiente. Todo esto y más se viene haciendo por parte del profesorado sin ningún tipo de remuneración ni de reconocimiento. Mal y tarde, señora consejera, el profesorado no quiere una dádiva por lo que ya hace. Quiere que se le actualice su salario de una vez por todas con el resto del funcionariado canario de igual cuerpo y nivel, y sin más contrapartidas.

Está claro que la señora consejera, cada vez que abre la boca, opina fuera del tiesto y se luce ante el respetable con una ristra de lindezas y cantinfladas, que la convierten en el mejor ejemplo de lo peor de nuestra clase política. Y mi pregunta final es, ¿qué hemos hecho los docentes para que siempre se haga cargo de la Consejería de Educación “lo mejor de cada casa”?

* María Dolores Guevara Espinosa es presidenta del Comité Ejecutivo Insular del Sindicato Unión Canaria de Profesores Licenciados (UCPL), miembro de la Federación Sindical de Profesores de Secundaria de España (FPS).

Mª Dolores Guevara Espinosa *

Pero no ha sido lo único que ha enviado, como torpedo de fondo, para intentar socavar el ánimo del conjunto de los docentes. Me refiero a esa otra carta que un día antes hizo llegar a los correos electrónicos personales del profesorado, y en la que se pone de manifiesto el espíritu que desde la Consejería de Educación se destila hacia nuestro colectivo.

En primer lugar su autora, en teoría la señora consejera, agradece -nos agradece (con mayúscula)- el esfuerzo que realizamos, y nos felicita por la profesión que ejercemos, considerándola “hermosa”. Pero a renglón seguido afirma que todos somos educadores (familias, sociedad, ...), y que en todos recae la responsabilidad de los éxitos y de los fracasos. Entonces, ¿de quién es la culpa de este desbarajuste educativo que padecemos? ¿Considera usted que el fracaso es de los docentes, y por ello nos llama al orden y nos critica ante la sociedad? Si tan preocupada está por el sistema, ¿por qué se niega a hacer un diagnóstico adecuado de su estado y funcionamiento? ¿Por qué su Ejecutivo no quiso solicitar el Informe PISA en 2006, alegando que “Canarias necesita unos indicadores singulares, porque existen efectos diferenciadores con el resto de comunidades autónomas”? ¿Cuáles son esas singularidades y esos indicadores? ¿Quién los establece? ¿A qué viene eso de que “hay cosas que no tiene que venir nadie de fuera a decirnos”, sobre todo cuando nadie, ni en su partido ni entre sus socios de gobierno, se atreve a decirlo?