Espacio de opinión de Canarias Ahora
Nos matan por la boca (y por la nariz)
Mi director Carlos Sosa está obsesionado en no caer en el catastrofismo, ni en el alimentario, ni en el electoral. Eso de decir que lo mejor no es comer, porque todo está infectado, hasta el aire que despiden los cerdos, es una exageración, y eso de no ir a votar, tampoco es muy ejemplar como ciudadano. Estoy completamente de acuerdo, más en eso de no ir a votar, porque estuve durante muchos años sin poder hacerlo por la dictadura franquista, que no nos permitía ni votar, ni botarlos a ellos, porque tenían los fusiles y las porras para disuadirnos de cualquier aventura contestataria.
¿Qué hacer? Lo mejor es no pensar en el boro que bebemos, ni en la carne engordada a base de estrógenos que nos infla el organismo. Ni en los pesticidas que le echan a las verduras y a todos los ingredientes de las ensaladas, incluidas las lechugas y las escarolas.
Por mi pequeña experiencia culinaria les voy a consejar un par de menús para combatir a los estrógenos y al boro que nos endilgan. Lo suelo practicar sobre todo de lunes a viernes. Lo más sano es un buen potaje, lavando bien todos los ingredientes, aunque por aquí en Canarias ni los berros, jaramagos, acelgas, espinacas, y otros “verdes” para el condumio les ha llegado ninguna gripe de las verduras ni hortalizas. Después de un buen potaje con queso de Guía o Fuerteventura, un conejo o pollo al horno, sería un buen remate como segundo plato. Nada les digo de un puchero de las siete carnes, que en eso Alfredo Martín es un experto. Y como colofón, un frangollo, esencia de nuestra mejor repostería. Todo regado con un buen vino del Monte, que tampoco le ha entrado la gripe vinícola.
Me voy una de estar tardes a visitar a Alfredo Martín, a su templo especializado, El Gabinete Gastronómico, y seguro que me aportará algunas ideas de viandas de alto nivel, y algún que otro bebestible de mucho rango. Por ejemplo, un tokay húngaro para el postre mata a todo bicho viviente, incluido el boro. Y los vinos de Rioja, Ribera del Duero, y otros, que tiene el amigo Alfredo, no les digo nada, curan a un santo.
Pero hablando en serio, por lo menos me reconforta que la Consejería de Sanidad y Consumo del Gobierno de Canarias haya decidido reforzar los protocolos de vigilancia epidemiológica ante la situación producida por los casos de gripe humana por virus porcino en Méjico en previsión de posibles contagios con la antelación suficiente.
El departamento autonómico explica que desde el momento en que tuvo conocimiento de la situación planteada como consecuencia de los casos de gripe humana por virus porcino, a través de los responsables del Servicio Canario de la Salud, “ha estado en permanente contacto con las autoridades sanitarias del Ministerio de Sanidad y Política Social”, explica la Consejería a través de un comunicado. Bueno, pues vamos a confiar por una vez en Mercedes Roldós, y que nos tenga a todos informados, porque a lo mejor aparte de un buen vino y de un tokay húngaro de los que representa mi amigo Alfredo Martín, un buen baño en El Charcón de la playa de Las Canteras puede ser un antídoto natural acojonante. Por lo menos, no le hace daño a nadie el agua salada del mar.
Mi director Carlos Sosa está obsesionado en no caer en el catastrofismo, ni en el alimentario, ni en el electoral. Eso de decir que lo mejor no es comer, porque todo está infectado, hasta el aire que despiden los cerdos, es una exageración, y eso de no ir a votar, tampoco es muy ejemplar como ciudadano. Estoy completamente de acuerdo, más en eso de no ir a votar, porque estuve durante muchos años sin poder hacerlo por la dictadura franquista, que no nos permitía ni votar, ni botarlos a ellos, porque tenían los fusiles y las porras para disuadirnos de cualquier aventura contestataria.
¿Qué hacer? Lo mejor es no pensar en el boro que bebemos, ni en la carne engordada a base de estrógenos que nos infla el organismo. Ni en los pesticidas que le echan a las verduras y a todos los ingredientes de las ensaladas, incluidas las lechugas y las escarolas.