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Mentiras como pistolas

Hubo un 23 de febrero en el que quisieron robarnos nuestro futuro a punta de pistola. El próximo 23 de julio lo van a volver a intentar armados de mentiras.

Y no es la primera vez. El fatídico 11 de marzo de 2004, quienes presumen de amor a España pisotearon la dignidad de las víctimas y el dolor de todo un pueblo, anteponiendo su avidez indecente por el poder al derecho a conocer la verdad.

Fue, sin lugar a dudas, un intento de golpe pues la esencia del sistema democrático consiste en el voto libre y no es libre el voto conseguido con mentiras, como no lo es el que se arranca con el miedo o con el odio.

Hoy nos encontramos en una situación parecida. No hay una mentira central (fue ETA), pero se ha tejido una tupida red de falsedades que tuvo su momento culminante en un debate que hará que Feijóo pase a la historia como epítome del mentiroso indecente.

Ahora se entiende por qué quería un solo debate. No podía arriesgarse a un segundo encuentro en el que su oponente pudiera demostrar con documentación que desde su primera intervención no hizo más que mentir de manera consciente y deliberada.

Pero más allá de las mentiras del debate, Feijóo llega al 23 de julio cabalgando sobre la desinformación interesada y la mentira permanente que han sembrado los medios de la derecha durante estos años.

Desde las inexistentes pagas a los extranjeros irregulares a la presencia de ETA en las instituciones, el Partido Popular y su brazo mediático han distorsionado la percepción de gran parte de la ciudadanía por lo que hay que insistir en que gran parte de los votos que contabilice la noche electoral no habrán sido ganados democráticamente.

Al fin y al cabo, hasta en eso recuerdan a la Mafia. Como decía Don Vito Corleone en El Padrino, “un abogado con su maleta puede robar más que cien hombres armados”.

Han aprendido y han comprobado que una buena campaña de mentiras puede robar el futuro mejor que cien guardias civiles comandados por el Tejero de turno.