Espacio de opinión de Canarias Ahora
Minimización de la problemática ambiental de la desalación de agua marina
La desalación es un proceso que convierte el agua de mar en un recurso hídrico aprovechable para el ser humano, es decir, que el agua obtenida presenta un contenido inferior a 0,5 gramos de sales por litro. Para conseguir esta concentración se utiliza agua marina (36-37 gramos de sales por litro en Canarias) y a través del método más utilizado en desalación se produce agua potable y otro tipo de agua denominada de “rechazo” o “salmuera” que presenta una concentración elevada de sales (más de 45 gramos por litro). Este agua es vertida al mar y la diferencia de concentración salina entre el agua de mar y la salmuera puede llegar a provocar cambios en los ecosistemas marinos costeros. La diferencia de salinidad da lugar a la formación de una capa de salmuera sobre el fondo que se diluye difícilmente con el agua adyacente incluso en zonas expuestas a la dinámica marina. También los factores locales (orientación, pendiente, profundidad, topografía, etc.) tienen una gran importancia a la hora de determinar la forma y alcance de los vertidos de salmuera.
La afección de los vertidos de salmuera sobre los ecosistemas marinos costeros y los organismos puede ser de diferentes tipos, produciendo reducciones en las poblaciones de peces, plancton y afección en las poblaciones de plantas marinas, como la seba. Las praderas de seba (sebadales) son potencialmente sensibles a la salmuera aunque muestran cierta tolerancia a los incrementos de salinidad (hasta 42-46 gramos de sales por litro). Los efectos negativos que se observan en los sebadales son pérdida de vitalidad en los tejidos, disminución del crecimiento de las hojas, y, sobre todo, una reducción de la tasa de supervivencia.
En estudios científicos recientes, se han observado afecciones de la salmuera sobre las poblaciones de los organismos que habitan en fondos arenosos desprovistos de vegetación. En el área de influencia del vertido se produce una disminución de las abundancias y del número de especies, mientras que si nos alejamos del emisario de la salmuera se produce una recuperación paulatina de estas poblaciones.
La magnitud del impacto ambiental producido por la salmuera depende de una serie de factores, como son las características de la desaladora (capacidad, caudal, etc.), de la salmuera (concentración, frecuencia, etc.), del área de vertido (profundidad, corrientes, etc.) y de las comunidades biológicas (sensibilidad, especies bioindicadoras y oportunistas, etc.).
La minimización del impacto de la salmuera comienza con una serie de consideraciones previas a la instalación de la planta desaladora, referidas a la zona elegida para este vertido. Entre ellas caben destacar (1) la presencia de fondos arenosos desprovistos de vegetación, que albergan una biodiversidad inferior a la de las praderas submarinas (sebadales) y fondos rocosos costeros, (2) fondos de poca profundidad (5-10 m) para aumentar la dilución de la salmuera y (3) zonas expuestas a corrientes continuas superiores a 10-15 centímetros por segundo, con el fin de facilitar la mezcla de la salmuera con las capas de agua adyacentes.
Además de la elección del lugar de vertido, se deberán tener en cuenta las características propias de la salmuera que se libera al medio para desarrollar mecanismos que contribuyan a la dilución de la salmuera a unos rangos de salinidad inferiores a 47-50 gramos de sales por litro. Algunos ejemplos que se han utilizado son diferentes dispositivos de dilución, como tanques, mezcla con agua baja en sales, etc., así como, sistemas de difusores de vertido que facilitan la dispersión inicial de la salmuera.
En resumen, el grado de impacto que provocan los vertidos procedentes de los procesos de desalación, dependerá de las características de la planta de desalación y de la salmuera que se produce, de la localización y área de influencia de la descarga, así como de la naturaleza y tolerancia de los ecosistemas marinos afectados por la misma.
Rodrigo Riera
La desalación es un proceso que convierte el agua de mar en un recurso hídrico aprovechable para el ser humano, es decir, que el agua obtenida presenta un contenido inferior a 0,5 gramos de sales por litro. Para conseguir esta concentración se utiliza agua marina (36-37 gramos de sales por litro en Canarias) y a través del método más utilizado en desalación se produce agua potable y otro tipo de agua denominada de “rechazo” o “salmuera” que presenta una concentración elevada de sales (más de 45 gramos por litro). Este agua es vertida al mar y la diferencia de concentración salina entre el agua de mar y la salmuera puede llegar a provocar cambios en los ecosistemas marinos costeros. La diferencia de salinidad da lugar a la formación de una capa de salmuera sobre el fondo que se diluye difícilmente con el agua adyacente incluso en zonas expuestas a la dinámica marina. También los factores locales (orientación, pendiente, profundidad, topografía, etc.) tienen una gran importancia a la hora de determinar la forma y alcance de los vertidos de salmuera.
La afección de los vertidos de salmuera sobre los ecosistemas marinos costeros y los organismos puede ser de diferentes tipos, produciendo reducciones en las poblaciones de peces, plancton y afección en las poblaciones de plantas marinas, como la seba. Las praderas de seba (sebadales) son potencialmente sensibles a la salmuera aunque muestran cierta tolerancia a los incrementos de salinidad (hasta 42-46 gramos de sales por litro). Los efectos negativos que se observan en los sebadales son pérdida de vitalidad en los tejidos, disminución del crecimiento de las hojas, y, sobre todo, una reducción de la tasa de supervivencia.