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Al mundo al revés
Algunas personas tienen una visión muy “particular”, completamente distorsionada, de: por un lado, las concepciones ideológicas de Podemos y, por otro, las presuntas virtudes y defectos de los componentes de esta organización, concretamente lo que les parece el buen y el mal miembro de la misma.
En lo relativo a los presupuestos políticos de Podemos, conviene destacar en primer término que esta organización no se encuentra desnuda, en la línea de salida. Hay una trayectoria -y qué trayectoria- de una intensidad máxima, en la que cada día se trabaja a destajo en todos los ámbitos. En este camino recorrido nos encontramos, nada más y nada menos, que unas elecciones europeas, con los resultados y la repercusión que todos conocemos.
A estas elecciones europeas no se acudió con una página en blanco, ni con los diez mandamientos, ni solo con un simple titular de “estamos indignados”. A aquellas elecciones se fue con un programa progresista, con un marcado carácter de izquierdas, cuyo pilar era la defensa y desarrollo del estado social y de derecho, la profundización democrática y la soberanía frente a las políticas imperialistas. Bien es verdad que, en aquel momento, por su carácter continental de ámbito general, se acentuaba la defensa de la Europa de los pueblos.
Por consiguiente, aquello de “no somos de izquierdas, ni de derechas” es simplemente falso, no se ajusta a la realidad, ni a los contenidos objetivos de Podemos. Pensar lo contrario es el mundo al revés. Un programa como el del PP en comparación con aquel de Podemos, guardan la misma relación que puede tener Pablo Iglesias y Mariano Rajoy.
En lo referido a la militanciade Podemos, algunos convierten virtudes en defectos y a la inversa, defectos en virtudes. Es el mundo al revés. O tiene alguna coherencia establecer como virtud la virginidad en la lucha por la democracia, en la lucha de clases, en la lucha por la defensa del interés general, en la lucha contra la corrupción... en definitiva en la lucha política, hasta, en el mejor de los casos, apenas unos meses. ¿Jactarse de haber permanecido en hibernación, de retiro profundo en los brazos de Morfeo? ¿Es que no se tenía que decir nada contra las brutales privatizaciones de Felipe González, contra la guerra ilegal de Irak en las que nos metió Aznar o contra los despiadados recortes sociales de Zapatero, entre otros muchos hechos? ¿Lleva premio la indiferencia?
Y de la misma gravedad y falta de congruencia es la censura y el linchamiento a quienes, por el contrario, sí lo han hecho, haciendo pasar la virtud por defecto. Evidentemente me refiero a todas las personas que lucharon siempre desde la misma acera, sin ningún beneficio más que el de guardar coherencia con unos principios y unos valores progresistas que llevan en el ADN. Unas, desde la época Franquista, por conquistar la democracia para este país; otras, las más nuevas, junto a las primeras, por la unidad del campo progresista para acabar con una derecha y una socialdemocracia cada vez más agresiva y con menos reparos frente a los más desfavorecidos.
... Pues no es vergüenza haber luchado, ni tampoco no haberlo hecho. Y es vergüenza presumir de neutralidad cuando la realidad demandaba tomar partido.
El problema de esa gente es que cuando ven el mundo al revés, no lo hacen al modo de los versos de Goytisolo, ya que ni es un revés esperanzador -su revés pasa la virtud por defecto y viceversa-, ni, por lo menos, es un sueño -para ellos es una realidad-.
¿Esta distorsión de la realidad obedece a un deterioro de la percepción sensorial -algo muy difícil de entender por la simpleza y obviedad de lo comentado- u obedece a otro tipo de intereses vinculados a ambiciones mezquinas y miserias oportunistas?
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