Espacio de opinión de Canarias Ahora
Lo nuclear, entre Irán e Israel
Parecía imposible que Estados Unidos reanudara las amenazas contra Irán desde que sus 16 agencias de espionaje aparcaran en la misma conclusión. Irán abandonó hace casi cinco años su programa de armas nucleares y si lo reanudara ahora mismo no dispondría de ellas hasta el año 2015. Un alivio, tanto que analistas como Emmanuel Wallerstein dio por fallecida la agresiva doctrina Bush en su vertiente iraní. Otros factores remaban en su contra, entre ellos las ciénagas iraquí y afgana, la oposición de los ciudadanos norteamericanos, las dudas o el rechazo directo de aliados como Arabia Saudí, el ridículo de la bravata de Donald Rumsfeld, quien sostuvo en su día que su país podría manejar dos y tres escenarios bélicos distintos de forma simultánea en el mundo victoriosamente. Teherán realizaba su programa con fines pacíficos, según declaraba, y hasta ahora las pruebas en sentido contrario no aparecieron por parte alguna. Al Baredei, jefe de la OIEA así lo confirmó una y otra vez al tiempo que las negociaciones con los ayatolas continúan desarrollándose con la prudencia que el asunto merece.
Por otro lado, Israel amenaza de vez en cuando con ataques contra Irán (sin que la ONU abra el pico para desautorizar a Ehud Olmert), aunque lo tiene complicado tanto por sus propios conflictos internos y con los palestinos, la fracasada intentona militar en tierras de Líbano y el apoyo escaso de la población (un 20%) a una aventura semejante. El peligro nuclear en Oriente Medio viene precisamente de Israel, cuyos líderes esconden ese tipo de armas así como las químicas y bacteriológicas, amparándose en que no firmaron el tratado de no proliferación nuclear ni los acuerdos internacionales sobre otras armas de destrucción masiva. Mientras la comunidad internacional permita semejante excepción, la posibilidad de un ataque unilateral y sus consecuencias estarán presentes, tanto como olvidada aquella idea según la cual la comunidad internacional debe declarar libre de armas nucleares al conjunto de Oriente Medio.
Pretendo decir que tanto Estados Unidos como Israel tienen serias dificultades políticas para implementar una aventura militar contra Irán, aunque también sospecho que no cabe descartarla. Demasiados precedentes bárbaros, demasiados intereses bastardos, demasiada arrogancia imperialista. La Conferencia de Annapolis, el periplo de George Walker Bush por la región, el incidente del estrecho de Ormuz y la insistencia de Washington en mantener vivo el fuego de las sanciones de la ONU contra Irán ponen de manifiesto que el peligro de otra guerra sigue anunciándose regularmente. Claro que, mientras tanto, el lento genocidio de los palestinos permanece ante el silencio cómplice de aquellas mismas Naciones Unidas ocupadas en las todavía inexistentes bombas nucleares iraníes. ¡Qué cosas!
Rafael Morales
Parecía imposible que Estados Unidos reanudara las amenazas contra Irán desde que sus 16 agencias de espionaje aparcaran en la misma conclusión. Irán abandonó hace casi cinco años su programa de armas nucleares y si lo reanudara ahora mismo no dispondría de ellas hasta el año 2015. Un alivio, tanto que analistas como Emmanuel Wallerstein dio por fallecida la agresiva doctrina Bush en su vertiente iraní. Otros factores remaban en su contra, entre ellos las ciénagas iraquí y afgana, la oposición de los ciudadanos norteamericanos, las dudas o el rechazo directo de aliados como Arabia Saudí, el ridículo de la bravata de Donald Rumsfeld, quien sostuvo en su día que su país podría manejar dos y tres escenarios bélicos distintos de forma simultánea en el mundo victoriosamente. Teherán realizaba su programa con fines pacíficos, según declaraba, y hasta ahora las pruebas en sentido contrario no aparecieron por parte alguna. Al Baredei, jefe de la OIEA así lo confirmó una y otra vez al tiempo que las negociaciones con los ayatolas continúan desarrollándose con la prudencia que el asunto merece.
Por otro lado, Israel amenaza de vez en cuando con ataques contra Irán (sin que la ONU abra el pico para desautorizar a Ehud Olmert), aunque lo tiene complicado tanto por sus propios conflictos internos y con los palestinos, la fracasada intentona militar en tierras de Líbano y el apoyo escaso de la población (un 20%) a una aventura semejante. El peligro nuclear en Oriente Medio viene precisamente de Israel, cuyos líderes esconden ese tipo de armas así como las químicas y bacteriológicas, amparándose en que no firmaron el tratado de no proliferación nuclear ni los acuerdos internacionales sobre otras armas de destrucción masiva. Mientras la comunidad internacional permita semejante excepción, la posibilidad de un ataque unilateral y sus consecuencias estarán presentes, tanto como olvidada aquella idea según la cual la comunidad internacional debe declarar libre de armas nucleares al conjunto de Oriente Medio.