Espacio de opinión de Canarias Ahora
5 de Octubre: ¡Los docentes sí cuentan!
Aprovechando la ocasión que me da esta conmemoración en todo el mundo, recuerdo que hace un tiempo compartí con ustedes una reflexión sobre el verdadero significado de la práctica docente en el momento actual, donde bajo mi punto de vista, el objetivo estratégico de la enseñanza aparece como un proceso de implicarse en un marco de inclusión social, determinando unas directrices que nos afectan en el presente y en el futuro. Inclusión es darle valor a la atención a la diversidad, es atender a integrar (incluir) al alumnado con alguna discapacidad (física, orgánica, sensorial, intelectual), hacer partícipe al alumnado inmigrante, facilitándole su pronta adaptación al modelo educativo de nuestra comunidad. Y esto lo vivimos muchos de nosotros en nuestras escuelas e institutos. Pero también hay situaciones que no pueden testimoniar en otras partes del planeta, como pueda ser el la escolarización obligatoria que conlleva un gran impacto en las aulas, donde conviven alumnos con un gran interés por aprender y jóvenes que perciben el instituto casi como un centro de control y que tienen poco interés por progresar académicamente. Para gestionar el impacto de la escolarización obligatoria está claro que ya no es viable el modelo pedagógico y organizativo tradicional. Son necesarios nuevos contenidos, un nuevo modelo de profesor y un nuevo modelo de organización de centro. Y aquí los programas de diversificación y los nuevos programas de cualificación, como reguladores de compensación, tienen mucho que decir. Claro que no es menos cierto que para que se de todo esto también los docentes necesitamos mejoras en las condiciones con mejor adecuación de las aulas y recursos pedagógicos suficientes para una docencia innovadora acorde a las necesidades de esta nueva sociedad, así como medidas preventivas para un ambiente saludable y de seguridad, que se traducen en mejores condiciones de aprendizaje para el alumnado. Y con todo esto, centrarnos en nuestra formación, imprescindible para garantizar una educación de calidad, ya que nuestra falta de cualificación en algunos campos está siendo uno de los obstáculos para la consecución de estos objetivos.
Sé que en medio de las polémicas sobre la implantación de Educación para la Ciudadanía y de los datos catastróficos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) del Informe PISA sobre la situación de la educación española, así como el conflicto/litigio de Homologación del profesorado canario, es complicado, pero haciéndome eco de las peticiones que las organizaciones de docentes en el estado español, pedimos a los distintos gobiernos estatal y autonómicos que aumenten la inversión en educación al 7% del PIB, al tratarse de “un derecho fundamental” y un “bien común, un compromiso social que distingue y marca el progreso de un país”. Además pedimos más apoyos a las familias para que se impliquen más en la escuela, programas de formación y mayor preocupación por la eficacia de los equipos directivos. Y esto se debe, fundamentalmente, a que las familias cada vez delegan más parte de sus responsabilidades educativas en la escuela, sin mencionar la falta de apoyo suficiente de muchas madres y padres a los estudios de sus hijos e hijas.
Y en relación a las retribuciones de los docentes canarios, en particular, es necesario un mayor reconocimiento económico de nuestro trabajo. Creo que no ha estado nunca en nuestro ánimo poner en entredicho si ganamos mucho o si ganamos poco, pero lo que sí es cierto es que nuestros salarios, sin caer en la demagogia fácil, han descendido considerablemente en términos reales en los últimos diez años. Y contrariamente a los que se pueda pensar, sí que somos conscientes de los momentos difíciles que vive nuestra economía a nivel mundial con una crisis que afecta más, como siempre, a los pueblos y clases sociales más desfavorecidas.
Como conclusión, me gustaría terminar volviendo al lema internacional del Día del Profesorado recordándoles que “Los docentes sí cuentan”. Hacen falta 18 millones de profesores en el mundo, según los cálculos de la Unesco, que, junto a la Internacional de la Educación (IE) declaró el 5 de octubre el Día Mundial del Docente en 1993. En contra de este objetivo juegan los elevados índices de crecimiento demográfico y las repercusiones del VIH en algunas zonas. La Internacional de Educación también pide más apoyo a la formación del profesorado, “imprescindible para garantizar una educación de calidad”. Y a todos los y las docentes que compartimos esta reflexión, muchas felicidades en este domingo día 5 de Octubre.
*Profesor de Enseñanza Secundaria, Presidente de la Asociación Plan Estratégico Ciudad de Telde y Vicepresidente del Consejo Escolar Municipal de Telde.
Antonio Hernández Lobo*
Aprovechando la ocasión que me da esta conmemoración en todo el mundo, recuerdo que hace un tiempo compartí con ustedes una reflexión sobre el verdadero significado de la práctica docente en el momento actual, donde bajo mi punto de vista, el objetivo estratégico de la enseñanza aparece como un proceso de implicarse en un marco de inclusión social, determinando unas directrices que nos afectan en el presente y en el futuro. Inclusión es darle valor a la atención a la diversidad, es atender a integrar (incluir) al alumnado con alguna discapacidad (física, orgánica, sensorial, intelectual), hacer partícipe al alumnado inmigrante, facilitándole su pronta adaptación al modelo educativo de nuestra comunidad. Y esto lo vivimos muchos de nosotros en nuestras escuelas e institutos. Pero también hay situaciones que no pueden testimoniar en otras partes del planeta, como pueda ser el la escolarización obligatoria que conlleva un gran impacto en las aulas, donde conviven alumnos con un gran interés por aprender y jóvenes que perciben el instituto casi como un centro de control y que tienen poco interés por progresar académicamente. Para gestionar el impacto de la escolarización obligatoria está claro que ya no es viable el modelo pedagógico y organizativo tradicional. Son necesarios nuevos contenidos, un nuevo modelo de profesor y un nuevo modelo de organización de centro. Y aquí los programas de diversificación y los nuevos programas de cualificación, como reguladores de compensación, tienen mucho que decir. Claro que no es menos cierto que para que se de todo esto también los docentes necesitamos mejoras en las condiciones con mejor adecuación de las aulas y recursos pedagógicos suficientes para una docencia innovadora acorde a las necesidades de esta nueva sociedad, así como medidas preventivas para un ambiente saludable y de seguridad, que se traducen en mejores condiciones de aprendizaje para el alumnado. Y con todo esto, centrarnos en nuestra formación, imprescindible para garantizar una educación de calidad, ya que nuestra falta de cualificación en algunos campos está siendo uno de los obstáculos para la consecución de estos objetivos.
Sé que en medio de las polémicas sobre la implantación de Educación para la Ciudadanía y de los datos catastróficos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) del Informe PISA sobre la situación de la educación española, así como el conflicto/litigio de Homologación del profesorado canario, es complicado, pero haciéndome eco de las peticiones que las organizaciones de docentes en el estado español, pedimos a los distintos gobiernos estatal y autonómicos que aumenten la inversión en educación al 7% del PIB, al tratarse de “un derecho fundamental” y un “bien común, un compromiso social que distingue y marca el progreso de un país”. Además pedimos más apoyos a las familias para que se impliquen más en la escuela, programas de formación y mayor preocupación por la eficacia de los equipos directivos. Y esto se debe, fundamentalmente, a que las familias cada vez delegan más parte de sus responsabilidades educativas en la escuela, sin mencionar la falta de apoyo suficiente de muchas madres y padres a los estudios de sus hijos e hijas.