Es el paro, imbécil

No escucho a los interesados, a los parados, dar su versión del asunto ni siquiera en los bares porque tampoco tienen dinero para pagarse una caña.

Es como si sólo los guapos hablaran de los problemas de la fealdad. Qué sabrán los cerdos lo que son margaritas. ¿Por qué no se pide la opinión de un desempleado cuando se habla de desempleo? ¿Qué sentido tiene un debate sobre la prostitución sin invitar a las prostitutas?

Ni siquiera sirve la opinión de un sindicalista porque los sindicalistas están trabajando y tienen un sueldo. La que realmente vale es la opinión de un afectado, de un damnificado por la crítica situación económica.

No tiene sentido buscar la opinión sobre el hambre en alguien que come cada día en restaurantes de cinco tenedores. Como no tiene lógica hablar acerca de los problemas de la vivienda con un potentado que vive en una mansión. No son representativos.

Estoy cansado de escuchar palabras huecas en las radios y las televisiones, de leer declaraciones absurdas en los periódicos e Internet. Que hablen los que tienen algo interesante que decir y no los privilegiados.

Nunca he visto a alguien importante haciendo la cola del pasaporte ni la de la caja del supermercado. Los que saben lo que cuesta la cesta de la compra son los que no tienen dinero para afrontarla. Los que saben lo que cuesta viajar son los que no tienen un euro para hacerlo.

¿Alguien ha visto alguna vez a un político conocido o a un empresario de postín bañándose en la playa de Las Alcaravaneras? Yo no. Quizá así se explica por qué en esta playa no se recomiende el baño tan a menudo.

No escucho a los interesados, a los parados, dar su versión del asunto ni siquiera en los bares porque tampoco tienen dinero para pagarse una caña.

Es como si sólo los guapos hablaran de los problemas de la fealdad. Qué sabrán los cerdos lo que son margaritas. ¿Por qué no se pide la opinión de un desempleado cuando se habla de desempleo? ¿Qué sentido tiene un debate sobre la prostitución sin invitar a las prostitutas?