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Un pueblo atlántico sin fronteras

Como todos sabemos, la economía canaria desde sus primerísimos momentos en la historia allá por el siglo quince, se caracterizó por ser una economía extrovertida, abierta hacia el exterior. Y eso, debido a su fundacional especialización en la producción de exportables. Así, la sociedad canaria tuvo que acostumbrarse, con enorme rapidez, a participar y manejar los intercambios atlánticos negociando con agentes extranjeros. Además, su especial situación geográfica en el mapa de los vientos oceánicos, le facilitó incorporarse en una primera etapa a la Carrera de Indias y, en otra posterior y carbonera (recuérdese el hecho sorprendente que las islas no tenían carbón), a las rutas del Imperio Británico.

Por eso, la Renta de Situación del Archipiélago se vio tremendamente revalorizada por el devenir histórico. Como tan bien se viene estudiando e investigando, sobre todo desde Rumeu de Armas en sus Piraterías y Ataques Navales contra las Islas Canarias (1950). Así, ha quedado patente el enorme valor geoestratégico de las Islas y el subsiguiente interés, por parte de cualquier potencia que aspire a la hegemonía atlántica, de controlar Canarias. Ya que esto le supondría enormes ventajas de todo tipo.

Esta importante particularidad se volvió a comprobar hace poco más de medio siglo, cuando la Humanidad se vio inmersa (por segunda vez en dos décadas) en una Guerra de alcance Mundial. Porque los dos contendientes, los Aliados y el Eje (cada uno por su lado y de acuerdo con sus propios intereses), prepararon sendas operaciones militares (la llamada operación Pilgrin británica y la operación Phoenix alemana) para invadir las islas y utilizarlas como valiosas bases de operaciones.

Se trae todo esto a colación para evidenciar, una vez más si cabe, el carácter vital que tiene para el pueblo canario la existencia, o no, de una Pax Atlántica. Porque, cuando los helados y oscuros vientos de guerra se encrespan en el Océano, se hace imposible el normal desarrollo de los intercambios propios de una sociedad extrovertida. Y se pone en riesgo su propia supervivencia.

De ahí la profunda y vernácula convicción de los canarios que la Paz Atlántica es la clave de bóveda de nuestra felicidad y nuestro bienestar. Hoy incluso más que nunca, porque nuestra especialización en exportables servicios turísticos, nos hace mucho más sensibles a la seguridad y tranquilidad de nuestros visitantes.

Es en este marco donde hay que explicarse y entender dos hechos ocurrido en las islas en los últimos tiempo. El primero fue consecuencia de la dejación de responsabilidades internacionales de España hacia el vecino pueblo saharaui. La retirada del Sáhara (1976) y la entrega a Marruecos y Mauritania, obligó a la legión a retirarse del Continente. Y el Gobierno de España decidió recolocarla en Fuerteventura. Lo que originó un impacto brutal en la tranquila sociedad majorera. El rechazo social fue mayoritario y muy conflictivo socialmente. Y se originó un fenómeno complejo y original, ya que prácticamente la totalidad de las fuerzas políticas progresistas decidió no presentarse con sus siglas y confluir en un nuevo partido Asamblea Majorera, que ganó las elecciones y conquistó el único senador insular. Esta victoria deslumbró en un escenario electoral (1977) en el que la UCD barrió. Y mostró la enorme potencia del sentimiento canario a favor de la paz y la neutralidad. Yo hablaría de Inteligencia Colectiva.

El segundo está relacionado con el Referéndum de Permanencia de España en la OTAN (1986). Cuando los canarios votaron mayoritariamente en contra. Lo relevante del caso fue que, en un Archipiélago donde el voto de la gente coincide normalmente con las mayorías peninsulares, en este caso fue un voto “disonante”. Valor de la Experiencia Colectiva.

¿Las fronteras?

Una sociedad abierta, con una imperiosa necesidad de intercambiar es imposible con fronteras infranqueables, con muros, con “cordones sanitarios”…

Y esta fue la razón por la que ya Fernando El Católico, nada menos que en 1528, dispusiera “que gocen [de la Franquicia] así los vecinos y moradores de la isla [Gran Canaria]…como a otros...de cualquier nación, reinos o señoríos...que vinieren a cargar, descargar, vender, tratar y contratar...”

El Real Decreto de Bravo Murillo de la Declaración de Puertos Francos, más de tres siglos después (1852), así como el primer REF (1972), no hicieron otra cosa que ratificar el Fuero Canario.

Incluso cuando la incorporación de España a lo que entonces era la Comunidad Económica Europea (1986), Canarias se “integra” mediante un Acuerdo Especial de Derecho Primario Europeo (el Protocolo Dos), que reconocía que Canarias quedaba fuera de la Unión Aduanera Comunitaria. Cierto es que, por cuestiones que ahora no vienen al caso, se deroga el Protocolo Dos y Canarias entra de lleno en la Unión Europea (1991). Incluso así, de facto y en la práctica, las libertades comerciales permanecieron. Y es que la realidad se volvía a restablecer. Porque imponer fronteras a los intercambios de todo tipo en una sociedad extrovertida, es y será siempre un contrasentido.

Por último, con la entrada en vigor de las Regiones Ultraperiféricas (RUP, 1999) en su primera versión, se consideraba que Canarias tenía que concebirse como una realidad que tenía que integrarse por completo en el marco europeo. Sus principales conexiones eran de ida y vuelta con el “Centro”, y el Archipiélago se convertía en una especie de cul de sac. Pero eso implicaba que las necesarias, tradicionales y multidireccionales relaciones de Canarias en el Mundo Atlántico, no tenían especial relevancia y que la clave para el desarrollo de la Periferia Canaria era que mantuviera el cordón umbilical con el Centro europeo. Pero, como se viene argumentando, esta concepción es absolutamente contraria a la esencia geoestrategica del Archipiélago.

Y de nuevo la realidad (de las RUP, no solo de Canarias) se volvió a imponer. Y la UE apostó por defender el valioso concepto de VECINDAD. Es decir, que no tenía sentido intentar desligar a Canarias de sus vecinos y, en el fondo, de su Atlanticidad. Así, ahora, la UE deja de poner trabas a que el Archipiélago se reencuentre consigo mismo. No como periferia (menos ultraperiferia) de nadie, sino como pueblo atlántico. Y, en la actualidad, como centro geoestratégico del África Occidental, una de las regiones más atrasadas del Planeta.

Todo este relato viene a cuento para subrayar que la estrategia que mejor corresponde a las Islas (y que con tanto tesón e inteligencia se ha conseguido conquistar y mantener) es la Atlanticidad, la apertura a todos los puntos de la Rosa de los Vientos. Y, como mínimo y para el presente siglo, una cierta responsabilidad histórica como zona más desarrollada de la extensa región geográfica africana de la que formamos parte.

Los dos proyectos de país

Porque, asumida su centralidad atlántica, su decisiva Renta de Situación y su impresionante valor geoestratégico, el hecho adicional de estar en uno de los “Territorios Límite de la Desigualdad de la Humanidad”, nos obliga a elegir entre dos Proyectos, alternativos, para Canarias.

1).-El primero consiste en asumir y colocarse en la posición dominante en ese mapa de las Desigualdades. Así Canarias es parte de la UE, (una de las áreas más enriquecidas del mundo), posee una infraestructura de comunicaciones marítimas, aéreas y de redes, sin igual en nuestra zona de influencia; con una ZEC que tiene bastantes de las características de los Paraísos Fiscales y una dirigencia económica y política que no se cansa en repetir que nuestro futuro está en convertirnos en el Hong Kong o el Singapur del Atlántico. Es decir, se apuesta por convertir a las Islas en una Plataforma Logística (el famoso HUB) para prestar todos los servicios que sean necesarios a las trasnacionales en sus lucrativas actividades productivas en el vecino Continente. Nos convertiríamos en la retaguardia necesaria y próxima que se lo facilitaría todo. Se trataría de repetir un proyecto ya conocido y replicado en muchos lugares. Donde priman los intereses de las trasnacionales que se localizarían en las islas y el corto y medio plazo de sus estrategias y posibilidades. Pero, sobre todo, hay que insistir que esta posibilidad solo podría mantenerse si el nivel relativo de Desigualdad entre Vecinos aumentara o se mantuviera

2).- El segundo aspira a construir un modelo autocentrado, como pueblo atlántico abierto en todas direcciones y consciente, como mínimo a lo largo de las próximas décadas, de estar situado y pertenecer una de las dos orillas de la Desigualdad Planetaria. Y que somos vecinos de una de las regiones más empobrecidas. Y que el ser vecino es una evidente e inmutable característica geográfica. Y por tanto significativa y condicionante en el largo plazo.

El ser vecinos en este “barranco” de la Desigualdad, nos pone ante la necesidad de definir cómo queremos manejarla y gestionarla. La primera ya la vimos en la opción anterior: aprovecharse de la desigualdad y explotarla, aunque dada la escala y la magnitud de tal empresa, tuviéramos que convertirnos en Plataforma Logística de las trasnacionales

La otra viene concebida y caracterizada por la estrategia de intentar ir disminuyendo los niveles de esa Desigualdad, en tanto que vecinos involucrados e interesados en el codesarrollo a largo plazo de toda esta zona noroccidental del Continente Africano. Y Canarias puede jugar el papel de ser el POLO estratégico y más desarrollado de la zona, entendiendo que el avance global es el que más nos interesa a todos los pueblos vecinos que la conformamos. Y el único sostenible a largo plazo desde todas las perspectivas, incluida la defensa de la Biosfera. El que Canarias, ya, sea una potencia importante en los campos de la desalación y potabilización de agua, en el aprovechamiento de las energías renovables, en la producción de alimentos (en este caso para su consumo interior) y en la presencia de altos niveles de servicios cualificados de todo tipo, coincide justamente con las necesidades objetivas e inmediatas de nuestros vecinos. Por último la financiación podría negociarse a largo plazo con el Banco Mundial, con el Banco Europeo de Inversiones, con toda la infraestructura de Banca Alternativa que viene apareciendo y con las posibilidades de un renacido Sur-Sur

La frontera militar

Como se ha intentado argumentar, la extroversión atlántica del pueblo canario, su economía y su cultura, necesitan que cualquier tipo de intercambio, de la naturaleza que sea, pueda realizarse con plena libertad. Diría más, se necesita que todo el entramado institucional esté volcado en facilitarlo y estimularlo.

Por eso mismo cuando, por las circunstancias que sea, la inseguridad predomina en el espacio atlántico, Canarias lo sufre con intensidad. Y por eso las fronteras nos matan. Nos desconectan con el resto del mundo y aniquilan las producciones de exportables en las que estemos especializados en cada momento. ¡No digamos cuando la especialización está en atraer visitantes para que residan junto a nosotros una semana!

Ya vimos cómo algunas experiencias históricas alumbraron, en la conciencia colectiva canaria, esa sabiduría genuina y poderosa que apuesta por la Paz Atlántica y, en consecuencia, por la Neutralidad

Y es en este escenario y en estas islas, donde el máximo representante del primer partido de la oposición, el PP, en su reciente visita (allá abajo en el Sur), propone que la OTAN establezca una de sus Bases en Canarias. Menospreciando el hecho que, si las fronteras son perjudiciales, las militares pueden llegar a ser letales.

Para ser exquisitos, esto nos llena de asombro. Supone el más absoluto desconocimiento y desprecio de nuestra historia, del valor y significado canario de nuestra posición geoestratégica y de las necesidades objetivas de una sociedad isleña abierta y atlántica.

No creo necesario añadir nada más por el momento.

Como todos sabemos, la economía canaria desde sus primerísimos momentos en la historia allá por el siglo quince, se caracterizó por ser una economía extrovertida, abierta hacia el exterior. Y eso, debido a su fundacional especialización en la producción de exportables. Así, la sociedad canaria tuvo que acostumbrarse, con enorme rapidez, a participar y manejar los intercambios atlánticos negociando con agentes extranjeros. Además, su especial situación geográfica en el mapa de los vientos oceánicos, le facilitó incorporarse en una primera etapa a la Carrera de Indias y, en otra posterior y carbonera (recuérdese el hecho sorprendente que las islas no tenían carbón), a las rutas del Imperio Británico.

Por eso, la Renta de Situación del Archipiélago se vio tremendamente revalorizada por el devenir histórico. Como tan bien se viene estudiando e investigando, sobre todo desde Rumeu de Armas en sus Piraterías y Ataques Navales contra las Islas Canarias (1950). Así, ha quedado patente el enorme valor geoestratégico de las Islas y el subsiguiente interés, por parte de cualquier potencia que aspire a la hegemonía atlántica, de controlar Canarias. Ya que esto le supondría enormes ventajas de todo tipo.