Mi labor como diputado me obliga a preocuparme por toda la realidad del sector primario, no en vano soy portavoz de mi grupo en la Comisión de Agricultura, Ganadería y Pesca del Parlamento canario.
Especialmente nos preocupamos por la situación de los sectores más vulnerables de nuestra economía, la gente que, como en el caso de nuestros agricultores que siembran papas, siempre salen perjudicados en las transacciones para colocar su producto.
La noticia de que, en el norte de Tenerife, muchos agricultores tuvieron que vender las papas a 30 céntimos, y ello sin contabilizar la merma, nos parece de una injusticia extrema a la que ya va siendo hora de poner coto. No es la primera vez que esto sucede, en realidad tenemos la sensación de que viene pasando toda la vida. Por lo tanto, en absoluto es un ataque personal a usted como gerente de varias cooperativas de este norte de Tenerife, sino una preocupación sincera por mejorar la renta de las personas que se dedican al sector primario, por quienes trabajan la tierra y la hacen producir nuestros alimentos. Para ello y por ello soy diputado. No por otra cosa.
En la nota en que sintetizo mi preocupación, y que se difundió en algunos medios, manifiesto las conclusiones de varias reuniones con gentes del campo, gentes que sufren en primera persona los abusos con los precios. Unas asociadas y otras no. Personas que siembran papas y otras cuyas familias sí lo hacen y viven estas injusticias y desean darlas a conocer para ponerle remedio. Por cierto, que mi intervención en este asunto es para que los responsables de cooperativas como usted, o instituciones como el Cabildo que es el dueño de algunas de las instalaciones y maquinarias, procuren un mejor servicio a la comunidad. Y hay cosas que hay que decirlas, y decirlas para que se oigan. En la medianía mucha gente se ha cansado de hablar bajito.
Evidentemente, usted no es la responsable de todo lo que acontece en este problema de la papa, pero desde luego que en el hecho reiterado de que los agricultores tengan que vender por debajo del coste de producción, algo tendrá que ver su gestión al frente de algunas cooperativas y empresas de comercialización al por mayor de ese mismo tubérculo tanto de origen local como importado. Vender por debajo del coste de producción no puede seguir siendo la solución. Tampoco importar y a la vez pretender defender la producción local. Y usted elude estas respuestas.
La realidad es que los agricultores referidos que siguen entregando las papas a su cooperativa, y a otras instancias, no saben el precio que se les va a pagar. Y ello, en nuestra humilde opinión, compartida con las personas productoras, debería estar claro, y saberse de antemano.
Usted dice que no puede planificar con quienes no son miembros de la cooperativa, pero es que esa es la razón por las cuales, los productores han ido dejando de entregar las papas a las cooperativas citadas; porque les pagan cuatro perras y muy, muy tarde, con demasiado retraso. Prefieren venderla por su cuenta antes que venderlas a 30 céntimos. Y no es la primera vez. Eso es preocupante, y la gerencia de una cooperativa debe planificar con los agricultores las cantidades de la campaña, y el precio mínimo que se les va a pagar a través de contratos. Estas sorpresas siempre son desalentadoras en el campo. Y a cómo solucionar eso usted no me responde.
Una gerencia responsable debe planificar con sus socios el volumen de la campaña, los precios posibles, y prever algo tan básico como que las cámaras estén óptimas para el almacenaje y la refrigeración. Y eso debe planificarse. Mucho más cuando recibe cuantiosas subvenciones directas, a dedo, del Cabildo de Tenerife para Garañaña. ¿Cuántas reuniones para planificar se han hecho con los socios y agricultores de la zona norte? Eso es algo que usted no contesta. No nos olvidemos que estamos hablando de instalaciones públicas y cooperativas muy bien financiadas por el Cabildo de Tenerife.
La respuesta es que muchos agricultores han dejado de planificar por los precios ridículos que se les pagan. Y, lógicamente, los agricultores intentan colocar sus papas por su cuenta buscando mejor precio que el de la cooperativa. Porque toda hay que decirlo, y en la práctica, en la mayoría de los casos, la cooperativa se limita a gestionar ayudas, corriendo la comercialización a cargo de los propios productores, y no debería ser así. Y entre tanto, la importación ocupando cada vez más espacio en los lineales.
Sobre las contingencias del mercado, tampoco alude usted a uno de los problemas principales que yo he señalado, por no decir el principal, cual es el hecho de la importación de papa de fuera cuando hay del país suficiente para abastecer el mercado.
¿Cómo es posible que una persona que se supone tiene que defender la producción local, también importa papa de fuera cuando aquí todavía estamos en temporada? ¿Es que eso no hunde el mercado? ¿No es esa una de las razones por las que los agricultores prefieren buscarse mercado por su cuenta? Importadores insolidarios inundan los grandes supermercados de papa de fuera, incluso de papa del país comprada a precio injustos y estos los venden a un precio muy por encima de lo que se paga a nuestra gente. Por eso, muchos prefieren venderla a 1 euro por su cuenta. Y, por cierto, en algunos casos hasta se vende a granel sin especificar la procedencia o de forma engañosa. No puede ser.
Así las cosas, es normal que muchas personas productoras no quieran saber más de la cooperativa. Y eso es un problema muy serio, que el Cabildo que ha subvencionado hasta ahora con ayudas directas a razón de 175.000 euros anuales durante mucho tiempo debe sopesar, inspeccionar, y exigir responsabilidades. Pues algunas de sus instalaciones y maquinarias, repito, son propiedad del Cabildo.
La gente también se pregunta si hay papas de importación que se guardan en las cámaras. La ciudadanía en general desea saber cuánta papa se importa y en qué periodos. Y usted a eso no ha contestado. Además, no sé por qué responde como ASAGA, pues yo no me he dirigido a esa respetable organización.
En todo caso nos parece que tener en las cámaras solo 2 millones de kilos es poco para el consumo de la isla, que ya debe rondar sobre los 5 millones de kilos mensuales el consumo de este producto. El consumo para todo el Archipiélago ronda por encima de los 120 millones kilos anuales. Y si su respuesta es que el consumo ha bajado, entonces me dará la razón cuando afirmo que la importación de papa de fuera hay que acotarla a los meses de carencia.
Por recordar un dato; la papa de Israel que usted importó, que se retuvo y que finalmente no entró en la isla el año pasado, eran unos 435.000 kilos. Dos entradas de esos contenedores en plena campaña hunde nuestro mercado y arruina las esperanzas de los nuestros. Y de ahí al desaliento y al abandono rural, no hay ni un paso. Y eso nadie lo desea ¿verdad?
Quizás, una de las claves esté en cuántos millones de kilos se importan y cuántos de esos se guardan en cámaras. Luego, que no haya espacio para las nuestras, no puede ser secundario ni algo no previsto. Debe planificarse, y en esa planificación está claro que la preferencia es la papa del país. Y si las cámaras son de propiedad pública, caben todas las papas.
De la misma manera, y teniendo en cuenta el consumo, es importante saber cuánta papa del país se comercializa. Sobre todo, para hacernos una idea de cuánta no debería importarse. Y a eso tampoco nos contesta usted, que seguro que tiene datos relevantes.
En definitiva, lo que mueve nuestra acción política es que a esta situación se le debe poner freno. En la próxima campaña, lo sucedido en Benijos no puede repetirse. Esta realidad de nuestra agricultura debe mejorarse y planificarse para que la gente del sector primario vuelva a confiar en la necesidad de asociarse en cooperativas. Hay que recuperar un cooperativismo más trasparente y honesto, que contribuya a mejorar la renta de las familias que quieren vivir de la Tierra. Ese es nuestro objetivo, y estoy seguro que el suyo también.
Atentamente,