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El saqueo

Habla mucho el Gobierno de cuanto desprestigian a España las “algaradas” que entiende van contra la Democracia y la Constitución. Son intentos de golpe de Estado, Cospedal dixit de la del otro día. Acierta el Gobierno en lo del desprestigio pero pasó por alto que las protestas, que no son exclusivas de España, no se ven fuera como causa de descrédito sino como su efecto. Comienza a extenderse la idea de que, una vez agotado el impulso de la Transición y roto su espejismo, ha vuelto a hacerse con el país, si es que alguna vez lo soltó, la vieja oligarquía que lo ha saqueado, que ha podrido las instituciones del Estado, que ha eliminado las clases medias y que bien pudiera estar a punto de calzar por la democracia.

Indicios de que planea la oligarquía continuar el saqueo no faltan. El penúltimo, la reforma de la ley de Costas de Arias Cañete. Por si hay alguna duda, el ex ministro Abel Matutes influyó lo suyo, según confesión propia, en la orientación del proyecto de ley. Matutes es uno de los grandes beneficiarios de la reforma por sus muchimillonarios intereses en Ibiza y Formentera así que ya me contarán. Trata la oligarquía de reproducir el modelo especulativo del ladrillazo. Por poner otro ejemplo, la Eurovegas de Adelson, un personaje inquietante al que le piensan cambiar las leyes para que se despache a gusto.

Hay otros ejemplos, algunos tan cercanos como los cambios legislativos del Gobierno canario para que Granadilla salga adelante, pero no hace falta la relación completa de barbaridades, abusos y escándalos ilustrativos del saqueo. Los menciono porque no creo que nos desacrediten más miles de pancarteros que los patrones económicos que han hundido el prestigio de la clase política a su servicio al no dejarles más función que facilitarles los negocios y si se ponen la cosa peluda, servirles de parapetos contra la indignación popular.

Al calor de Arias Cañete y su reforma, vuelvo a Canarias donde Jaime Cortezo quiere intentarlo de nuevo con el Islote del Francés, convencido de que esta vez será la vencida. El hombre ha utilizado el argumento del descrédito exterior al asegurar que los inversionistas están huyendo de Lanzarote. La instrumentalización del miedo, tan vieja como mear de pie. No discutiré lo que pueda haber de verdad porque carezco de información sobre dineros huidos, pero llama la atención que hable Cortezo de la “inseguridad jurídica” de los tales inversores, porque, que yo sepa, quienes encontraron dificultades fueron los que se pasaron las leyes por los pinjantes con la ayuda, nada desinteresada, de políticos codiciosos. Siempre estará jurídicamente inseguro quien delinque o comete irregularidades administrativas graves. Más bien deberíamos preguntarnos la razón de que se arriesguen a invertir en semejante condiciones de ilegalidad y verán que lo hacen porque se sienten impunes. Para eso pagan. Que no venga Cortezo con vainas. Aunque comprendo que se haya animado con Cañete y no menos con Soria que no tuvo el menor empacho para veranear, dicen que a todo trapo faltaría más, en uno de los hoteles con sentencia judicial en contra, que no está él tampoco por la estética.

Los dos comportamientos, los de Cortezo y Soria, solo se entienden en una situación de dominio oligárquico sobre la que acaba de abundar Carmen Almendral, fiscal jefe de Tenerife, nada menos que en el discurso apertura del año judicial. Para decirlo mal y pronto, aseguró Almendral que la Justicia no está solo para perseguir robagallinas y criticó “las descalificaciones a jueces y fiscales” por los poderosos que acuden en auxilio de gentes (de delincuentes) de su entorno social, político o económico cuando los empapelan. No citó casos concretos, pero creo que tenía a Miguel Zerolo en la cabeza. Nada dijo, no podía, de la penetración oligárquica en la propia Justicia.

Cambio de tercio sin apartarme de Arias Cañete y Soria. Como saben, Cañete eliminó las subvenciones a la potabilización de agua en Canarias y Soria se apresuró a proclamar que su compañero de Gobierno sabía todo y más de nuestros problemas hidrológicos. Con lo que se imponen varias preguntas: dado que, me dicen, los presupuestos sí contemplan la desalación en Baleares, Ceuta y Melilla, ¿cómo es que Cañete nos deja fuera si tanto conoce lo que hay? ¿No será una farsa urdida por el propio Soria, que aparecería después como el hombre providencial que lo “convenció” para que abriera la bolsa? Lo digo porque sorprende que el empresariado no haya puesto el grito en el cielo: ¿participará de la falta de escrúpulos políticos del ministro canario, al que apoyan? ¿Cabe sospechar que saben, por Soria, que Cañete se avendrá en el trámite parlamentario a soltar las perras merced a su intervención? El macho Soria quiere presidir Canarias como tenemos ocasión de comprobar los fines de semana y la añagaza del agua sería otra para ganar puntos. Diría que recurso oligárquico es explotar el miedo de la población para que se trague lo que haga falta. El problema es que Soria carece de talla política y es demasiado previsible, se le ve venir de lejos y por eso nadie se ha inquietado. No lograr atemorizar en el grado que necesita. Si Cañete aceptó demorar las subvenciones a la potabilización para echarle un cabo a Soria pronto lo veremos.

Habla mucho el Gobierno de cuanto desprestigian a España las “algaradas” que entiende van contra la Democracia y la Constitución. Son intentos de golpe de Estado, Cospedal dixit de la del otro día. Acierta el Gobierno en lo del desprestigio pero pasó por alto que las protestas, que no son exclusivas de España, no se ven fuera como causa de descrédito sino como su efecto. Comienza a extenderse la idea de que, una vez agotado el impulso de la Transición y roto su espejismo, ha vuelto a hacerse con el país, si es que alguna vez lo soltó, la vieja oligarquía que lo ha saqueado, que ha podrido las instituciones del Estado, que ha eliminado las clases medias y que bien pudiera estar a punto de calzar por la democracia.

Indicios de que planea la oligarquía continuar el saqueo no faltan. El penúltimo, la reforma de la ley de Costas de Arias Cañete. Por si hay alguna duda, el ex ministro Abel Matutes influyó lo suyo, según confesión propia, en la orientación del proyecto de ley. Matutes es uno de los grandes beneficiarios de la reforma por sus muchimillonarios intereses en Ibiza y Formentera así que ya me contarán. Trata la oligarquía de reproducir el modelo especulativo del ladrillazo. Por poner otro ejemplo, la Eurovegas de Adelson, un personaje inquietante al que le piensan cambiar las leyes para que se despache a gusto.