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Silencio bajo el volcán

Desde Gran Canaria y Tenerife se oía el ruido de las erupciones y por la noche el resplandor del fuego podía percibirse desde varias islas. Pasaban los días, los meses, y el fuego seguía. La lava corría unas veces de forma lenta, otras se acercaba a las casas a una velocidad peligrosa. La noticia se extendió por toda la isla. Los pueblos sacaban sus santos y sus vírgenes a la calle. En Gran Canaria la virgen del Pino también salió de Teror, para pedir que se apagaran los volcanes. Pero pasaron cinco años de erupciones. En pocos lugares del mundo ha ocurrido un fenómeno tan largo en el tiempo. Fue en 1735 cuando se produjo la última erupción en el volcán de Tinajo. Los creyentes dicen que fue la virgen de Los Dolores la que logró parar el fuego que salía de la tierra. Desde entonces se la considera la virgen de los volcanes.

El arqueólogo canario-uruguayo José de León investigó las erupciones de Chimanfaya en su tesis doctoral titulada “Lanzarote bajo el volcán”. Según recoge el trabajo académico se prohibió a la población salir de la isla porque temían que los franceses se adueñaran de Lanzarote. Paradójicamente el fuego de los volcanes no purificó la isla, al contrario, provocó los primeros episodios de corrupción. La lava se convirtió en rocas que taparon las lindes. Los primeros sinvergüenzas conejeros y foráneos se aprovecharon de la situación y ocuparon tierras que no eran suyas. La fertilidad de La Geria fue un atractivo para los amigos del beneficio rápido, los pleitos por las propiedades duraron hasta el siglo XIX.

Llegó el siglo XX con los volcanes apagados, pero Dimas Martín y Honorio García Bravo se repartieron la isla. Dimas en Teguise y Honorio en Yaiza, cada uno gobernaba su territorio como las lavas de Chimanfaya, arrasando, quemando y luego sacando beneficio de las casas que se habían convertido en cenizas. Así vimos morir el siglo XX. En la última década fui testigo de algunas peripecias de Dimas y Honorio como diputados autonómicos. Ya he contado aquella moción de censura a Jerónimo Saavedra organizada por un legionario peninsular, que se consumó tras los puñetazos que recibió Honorio en un hotel de Madrid, tras las piñas lo metieron en el avión y lo trajeron al Parlamento, con el voto 30 de Dimas y el imprescindible voto 31 de Honorio, Manuel Hermoso se convirtió en presidente del gobierno y fecundó el óvulo de Coalición Canaria. Los obispos españoles, ajenos a este episodio, dicen que los óvulos fecundados son seres humanos.

Volvamos a Lanzarote. Lunes 25 de mayo de 2009. La U.C.O. de la Guardia Civil entra en el ayuntamiento de Arrecife de Lanzarote. Todo el mundo quieto. Registran despachos de concejales, oficinas de urbanismo, sedes de empresas. Detienen a 11 personas. La UCO llevaba un año investigando el cobro de comisiones ilegales y asuntos de corrupción urbanística, lograron detener a un implicado cuando estaba cobrando 100.000 euros. Martes 26 de mayo, el alcalde de Arrecife de Lanzarote destituye a los seis concejales del PIL que gobernaban con el PSOE. Enrique Pérez Parrilla se queda en minoría. La lava del volcán “La Unión” sólo quema el pacto en la capital. El fin de semana entran en el ayuntamiento de Yaiza. Resulta imputada su alcaldesa. Martes 2 de junio, el alcalde de Arrecife, Enrique Pérez Parrilla, debe declarar en el cuartel de la Guardia Civil. Resulta imputado. También debe declarar el consejero de Cultura (del PSOE) y presenta su dimisión ante la presidenta del cabildo. Jueves 4 de junio detienen al exalcalde de Yaiza José Francisco Reyes (del Partido Nacionalista de Lanzarote, federado a Nueva Canarias). Queda en libertad con cargos. En apenas 11 días la lava ha llegado a Arrecife, Yaiza, el cabildo, varios empresarios, un arquitecto sobrino político de la reina de España. Están afectados militantes y cargos públicos del PIL, CC, PSOE y Nueva Canarias.

En el siglo XVIII las erupciones de Chimanfaya se escuchaban en Gran Canaria y Tenerife. Hoy sólo hay silencio. La rapidez del PSOE lanzaroteño para echar a los concejales del PIL de Arrecife, se ha transformado en silencio y lentitud a la hora de exigirle responsabilidades políticas al alcalde de la capital conejera. Antes de conocerse la imputación de Pérez Parrilla (PSOE) , la secretaria de organización del PSC-PSOE, Gloria Gutiérrez, alabó la decisión de dimitir de su compañero el consejero de Cultura del cabildo “frente a CC y PIL que mantienen un silencio cómplice en relación a sus cargos públicos imputados”. Horas después sólo hay silencio...¿cómplice? Es imposible de explicar que un alcalde que hace una semana expulsó de su gobierno municipal a unos concejales porque estaban imputados, ahora se mantenga en el cargo a pesar de que está imputado. Podrán contarnos que la imputación del alcalde es por una causa administrativa, que no es por corrupción política. Pero en la cárcel hay dos concejales que gobernaban con ese alcalde y, además, resulta muy complicado hacer un catálogo de imputaciones golfas e imputaciones perdonables unos días después de haber destituido a concejales que no estaban imputados. Cada hora que pasa Enrique Pérez Parrilla como alcalde, cada minuto que pasa la dirección de Nueva Canarias sin opinar sobre la detención de ´José Francisco Reyes, sobre su condena por prevaricación y sin tomar medidas disciplinarias, cada minuto que pasan en silencio los dirigentes del PSOE y de Nueva Canarias, cada minuto es tiempo de complicidad, tiempo de usar una doble vara de medir, tiempo de convertirse en copia del PIL, de CC y del PP. El 25 de mayo de 2009 explotó el volcán “La Unión” en Lanzarote, ya huele a chamusquina en casi todas las casas, en el PSOE, el PIL, CC, PP y Nueva Canarias. En el siglo XXI el volcán de Lanzarote expulsa mierda, y los dirigentes políticos responden con su silencio. Mientras esperan a que venga la virgen de Los Dolores a detener el fuego, la lava sigue recorriendo la isla y quizá mañana sea tarde, y las casas de todos se convertirán en cenizas.

Juan García Luján

Desde Gran Canaria y Tenerife se oía el ruido de las erupciones y por la noche el resplandor del fuego podía percibirse desde varias islas. Pasaban los días, los meses, y el fuego seguía. La lava corría unas veces de forma lenta, otras se acercaba a las casas a una velocidad peligrosa. La noticia se extendió por toda la isla. Los pueblos sacaban sus santos y sus vírgenes a la calle. En Gran Canaria la virgen del Pino también salió de Teror, para pedir que se apagaran los volcanes. Pero pasaron cinco años de erupciones. En pocos lugares del mundo ha ocurrido un fenómeno tan largo en el tiempo. Fue en 1735 cuando se produjo la última erupción en el volcán de Tinajo. Los creyentes dicen que fue la virgen de Los Dolores la que logró parar el fuego que salía de la tierra. Desde entonces se la considera la virgen de los volcanes.

El arqueólogo canario-uruguayo José de León investigó las erupciones de Chimanfaya en su tesis doctoral titulada “Lanzarote bajo el volcán”. Según recoge el trabajo académico se prohibió a la población salir de la isla porque temían que los franceses se adueñaran de Lanzarote. Paradójicamente el fuego de los volcanes no purificó la isla, al contrario, provocó los primeros episodios de corrupción. La lava se convirtió en rocas que taparon las lindes. Los primeros sinvergüenzas conejeros y foráneos se aprovecharon de la situación y ocuparon tierras que no eran suyas. La fertilidad de La Geria fue un atractivo para los amigos del beneficio rápido, los pleitos por las propiedades duraron hasta el siglo XIX.