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Soria en su laberinto

Por otra parte, María Dolores de Cospedal, nueva secretaria general del PP, no congenia en absoluto con el hasta ahora líder de los populares canarios, y cuando el sms ya famoso a María San Gil, la nueva dirigente del PP dijo que “es una forma muy particular de dirigirse a una compañera del partido y de ponencia”. Soraya Saénz de Santamaría por su parte tampoco tiene feeling con Soria, y entre las dos dirigentes nacionales desbarataron los intentos de meter en el máximo órgano de dirección del PP a Mercedes Roldós, Carmen Guerra, Rita Martín o Agueda Montelongo para sustituir a Cristina Tavío y Pepa Luxado, pero Mariano Rajoy influenciado por sus dos “partenaires” mantuvo la exalcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria y a la dirigente tinerfeña.

El mayor problema para Soria es que ahora mismo la dirección nacional no quiere que se formen lios en la periferia, que los Congresos Regionales transcurran como una balsa de aceite y son un solo candidato a la presidencia, de ahí que de surgir alguna lista alternativa los problemas podrían agigantarse en los próximos meses. El panorama en Canarias no es muy prometedor, porque hay que recordar los fogones ocurridos en Lanzarote, en donde todavía el partido está regido por una gestora desde hace tres años, la guerra particular de Domingo González Arroyo, que domina a los populares majoreros y que en mayoría están enfrentados a Soria, el distanciamiento calculado de Cristina Tavío y la mayor parte de los dirigentes de Tenerife con un Angel Llanos imprevisible y tortuoso, y con Pablo Matos, diputado nacional por Tenerife, deshojando la margarita para ver si se presenta en oposición a Soria. Una de las acusaciones de Pablo Mato es que el líder grancanario no tiene ninguna confianza con las direcciones insulares, al contrario, siempre mantiene un distanciamiento prepotente. Matos ha criticado también duramente la pobre capacidad de comunicación y de imagen de los populares, que no han conectado en los últimos tiempos con la sociedad canaria, según el diputado nacional tinerfeño. En definitiva, un profundo laberinto tanto a nivel nacional como en el ámbito canario, cuyo forúnculo más cercano en el tiempo es la moción de censura en La Oliva.

Por otra parte, María Dolores de Cospedal, nueva secretaria general del PP, no congenia en absoluto con el hasta ahora líder de los populares canarios, y cuando el sms ya famoso a María San Gil, la nueva dirigente del PP dijo que “es una forma muy particular de dirigirse a una compañera del partido y de ponencia”. Soraya Saénz de Santamaría por su parte tampoco tiene feeling con Soria, y entre las dos dirigentes nacionales desbarataron los intentos de meter en el máximo órgano de dirección del PP a Mercedes Roldós, Carmen Guerra, Rita Martín o Agueda Montelongo para sustituir a Cristina Tavío y Pepa Luxado, pero Mariano Rajoy influenciado por sus dos “partenaires” mantuvo la exalcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria y a la dirigente tinerfeña.

El mayor problema para Soria es que ahora mismo la dirección nacional no quiere que se formen lios en la periferia, que los Congresos Regionales transcurran como una balsa de aceite y son un solo candidato a la presidencia, de ahí que de surgir alguna lista alternativa los problemas podrían agigantarse en los próximos meses. El panorama en Canarias no es muy prometedor, porque hay que recordar los fogones ocurridos en Lanzarote, en donde todavía el partido está regido por una gestora desde hace tres años, la guerra particular de Domingo González Arroyo, que domina a los populares majoreros y que en mayoría están enfrentados a Soria, el distanciamiento calculado de Cristina Tavío y la mayor parte de los dirigentes de Tenerife con un Angel Llanos imprevisible y tortuoso, y con Pablo Matos, diputado nacional por Tenerife, deshojando la margarita para ver si se presenta en oposición a Soria. Una de las acusaciones de Pablo Mato es que el líder grancanario no tiene ninguna confianza con las direcciones insulares, al contrario, siempre mantiene un distanciamiento prepotente. Matos ha criticado también duramente la pobre capacidad de comunicación y de imagen de los populares, que no han conectado en los últimos tiempos con la sociedad canaria, según el diputado nacional tinerfeño. En definitiva, un profundo laberinto tanto a nivel nacional como en el ámbito canario, cuyo forúnculo más cercano en el tiempo es la moción de censura en La Oliva.