El tamaño, la responsabilidad y los compromisos

La diplomacia efectuada con Francia ha dado su fruto y podría ser el hilo conductor de una alianza europea en donde es preciso situarse adecuadamente para que nuestro país juegue un papel importante en la conformación del nuevo orden que se está constituyendo en el mundo.

Pero las cosas ya no pueden ser como hasta ahora. Lo ocurrido con la convocatoria de la reunión de Washington tiene que ser una lección para el futuro. España tiene que poner en coherencia nuestro tamaño como país, la capacidad de influencia en Latinoamérica y el peso que quiere ocupar en Europa. Todo eso combinado con la búsqueda de una relación preferencial con Estados Unidos desde los parámetros de la política internacional de Barack Obama en un nuevo orden multipolar.

Ocupar ese espacio en el mundo tiene contrapartidas que obligan a tomar nuevas responsabilidades. Para empezar habría que revisar el tamaño y la calidad de nuestro servicio exterior cuyo presupuesto se aleja sensiblemente de las grandes potencias europeas siendo comparable con los pequeños países de la Unión. Aumentar el presupuesto de exteriores y proceder a una reforma profunda de nuestro sistema exterior es una necesidad inaplazable que se tendrá que adaptar además al proceso de creación de un servicio diplomático conjunto de la Unión Europea.

Otro tanto ocurre con nuestros compromisos de Defensa. Si la actitud de Estados Unidos va a cambiar hacia una relación más confortable con sus socios europeos, España tendrá que estar preparada para las contrapartidas que tenga que ofrecer en ese nuevo escenario. La muerte de otros dos soldados españoles en Afganistán nos acerca a lo que significa asumir responsabilidades y compromisos. Es cierto que hay que redefinir la misión de Afganistán y su consideración como un claro escenario de Guerra. Pero también es cierto que si España quiere ocupar un lugar mejor en las relaciones internacionales que le permitan estar en el club de los grandes por propio derecho tiene que estar preparada para aceptar nuevas responsabilidades y compromisos.

*Carlos Carnicero es periodista y analista político de elplural.eselplural.es Carlos Carnicero*

La diplomacia efectuada con Francia ha dado su fruto y podría ser el hilo conductor de una alianza europea en donde es preciso situarse adecuadamente para que nuestro país juegue un papel importante en la conformación del nuevo orden que se está constituyendo en el mundo.

Pero las cosas ya no pueden ser como hasta ahora. Lo ocurrido con la convocatoria de la reunión de Washington tiene que ser una lección para el futuro. España tiene que poner en coherencia nuestro tamaño como país, la capacidad de influencia en Latinoamérica y el peso que quiere ocupar en Europa. Todo eso combinado con la búsqueda de una relación preferencial con Estados Unidos desde los parámetros de la política internacional de Barack Obama en un nuevo orden multipolar.