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El test de estrés
El mismo día que el cabildo quiere aclarar sus cuentas conocemos que el Gobierno canario decidió adelantar más de un mes el cierre del presupuesto. Busca exactamente lo contrario: como le dijeron que en 2010 se estaba gastando mucho de lo previsto, pues hace un truco y oficialmente dejó ayer de gastarse perras. Eso es imposible, porque los casi 40 días que quedan para que acabe el año hay que pagar nóminas, los recibos de la luz (ejem, ejem) la ejecución de planes de empleo, los descatálogos de Berriel y el personal del PP que Willy García considera que debe dimitir y no dimite.
Si el gobierno cierra los presupuestos de 2010 y el año que viene se van a recortar casi 1000 millones de euros, ¿cuándo cerrará el presupuesto de 2011, en mayo? El nuevo consejero de Economía Jorge Rodríguez nos vendió ayer la decisión del cierre presupuestario como un acto de “responsabilidad”. Yo creo que estamos ante un acto de maquillaje, de salvar los muebles de este ejercicio sin pensar en el siguiente. Pero bueno, supongo que el ingeniero Rodríguez y el maestro Paulino saben más de economía que un servidor.
A mí lo del test de estrés me gusta. Pero me parece injusto que sólo se lo hagan al cabildo de Gran Canaria. Que se lo hagan a su presidente lo entiendo, porque al fin y al cabo con el lío que tiene montado en su partido en Tenerife es lógico que se mire el estrés. También le vendría bien a Román Rodríguez, así sabríamos si está cogiendo nervios porque en Agüimes los de Roque Aguayro no se deciden a designar el candidato a la alcaldía y la lista al Parlamento de Nueva Canarias tiene que seguir retrasándose. No estaría mal aprovechar a los técnicos del test de estrés para que echen un vistazo a todos los consejeros peperos del cabildo, el grupo político más silencioso de toda la comunidad autónoma.
Ya puestos en gastos, el test se le podría hacer a nuestro admirado PP Manolo, que ayer se largó toda la reserva de infusiones de tilas que le quedaban después de leer las declaraciones de Pascual Mota en La Provincia. Las confesiones del exconcejal de Soria sobre la operación canódromo, en las que dice que había cerrado la compra del canódromo por 1,5 millones de euros (frente a los 5,5 que finalmente le costó al ayuntamiento), y Soria le dijo: “estupendo, Pascual, pero como tú de estas cosas no entiendes se lo voy a decir a Jorge Rodríguez para que negocie”. Y el entendedor Jorge Rodríguez (que era concejal de Urbanismo) cerró la operación por un importe 3 veces superior. Pascual Mota es joyero, y la joya que ayer regaló a los lectores de La Provincia deja en muy mal lugar a su antiguo alcalde.
Se quedaría cojo el test de estrés si no se le hace también a Mercedes Roldós y a Fernando Bañolas. A la exconsejera de Sanidad por meter la pata en el concurso de Lifeblood. Bueno, más que la pata metió la mano porque la firma de la adjudicación suponemos que no la hizo con el pie. Sus declaraciones sobre la prensa carroñera son una muestra de ese exceso de nervios. Y a Fernando Bañolas también le vendría bien el test de estrés, para que podamos comprobar si se está tomando las responsabilidades de su nuevo cargo con tranquilidad.
No quiero dejar fuera del test de estrés a nuestro Mencey Paulino Rivero. Quiero atribuir a un exceso de nervios sus palabras sobre la última operación anticorrupción en Lanzarote. Ese innecesario apoyo a los sospechosos (en algunos casos corruptos confesos) y ese ataque a los que investigan las golfadas y los atracos a las arcas públicas no son propios de un presidente del gobierno. Ya sé que lo escribí ayer, pero lo repito hoy porque hasta yo me estoy estresando después de leer la encuesta que dice que la corrupción sólo preocupa a un 0,80% de los ciudadanos de Santa Cruz de Tenerife. Ahora entiendo por qué Zerolo se pega esas comilonas con vino caro (acompañado de los periodistas que luego no cuentan los casos de corrupción) a costa del presupuesto municipal y se queda tan tranquilo, sin necesidad de test de estrés.
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Juan GarcÃa Luján
El mismo día que el cabildo quiere aclarar sus cuentas conocemos que el Gobierno canario decidió adelantar más de un mes el cierre del presupuesto. Busca exactamente lo contrario: como le dijeron que en 2010 se estaba gastando mucho de lo previsto, pues hace un truco y oficialmente dejó ayer de gastarse perras. Eso es imposible, porque los casi 40 días que quedan para que acabe el año hay que pagar nóminas, los recibos de la luz (ejem, ejem) la ejecución de planes de empleo, los descatálogos de Berriel y el personal del PP que Willy García considera que debe dimitir y no dimite.
Si el gobierno cierra los presupuestos de 2010 y el año que viene se van a recortar casi 1000 millones de euros, ¿cuándo cerrará el presupuesto de 2011, en mayo? El nuevo consejero de Economía Jorge Rodríguez nos vendió ayer la decisión del cierre presupuestario como un acto de “responsabilidad”. Yo creo que estamos ante un acto de maquillaje, de salvar los muebles de este ejercicio sin pensar en el siguiente. Pero bueno, supongo que el ingeniero Rodríguez y el maestro Paulino saben más de economía que un servidor.