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El último, que (a)pague la luz

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Si alguien se había preguntado por qué el Gobierno de España ningunea tanto a Canarias, ya tiene la respuesta. Si el ministro de Hacienda, que no deja de ser uno de los hazmerreír del gabinete de Rajoy, ningunea al ministro de Industria y lo deja con el culo al aire con el déficit tarifario de la factura de la luz, y por otro lado la ministra de Fomento hace lo propio con el realojo de Ojos de Garza, resulta hasta lógico que Mariano ningunee a Paulino.

Por muchas cartas que se manden, el problema, como el dinosaurio del guatemalteco Monterroso, seguirá ahí cuando se despierten. No deja de ser curioso que el presidente del Cabildo de Gran Canaria, del PP, utilice en su carta a Rivero, de CC, los mismos argumentos que emplea éste con Rajoy: la desafección de la isla frente al archipiélago y la de la autonomía en relación con el Estado. Los políticos son muchas veces intercambiables.

Si el ministro defensor de Repsol se presta a llevar la maleta de Brufau a Argentina para arreglar sus problemas con Cristina K, no dejaría de ser un mero mamporrero del presidente de la compañía, ese que llegó como godo a Canarias a decirnos lo que tenemos que hacer con las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a las islas. Una persona que llega a Canarias repartiendo quesos majoreros y vinos conejeros a los periodistas que acudieron a la rueda de prensa para congraciarse con Fuerteventura y Lanzarote no es más que un alto ejecutivo torpe que cree que aquí nos vendemos por un plato de lentejas.

Brufau quiso engoarnos (engodarnos, en su caso) con hipotéticos puestos de trabajo que iban a acabar con el paro en Canarias. Repsol no es una empresa española. Es una multinacional en la que los accionistas españoles son minoritarios. Es absurdo usar la bandera de España con argumentos tan folclóricos, más patrioteros que patrióticos.

Soria aprovechó su fin de semana en su tierra para aparecer en una pintoresca comparecencia con Cospedal y Floriano, muy bien cuidado el atrezo con ornamentales racimos de plátanos de película detrás de la cristalera, por lo que no se sabe bien si el PP patrocina a Plátanos de Canarias o si Plátanos de Canarias esponsoriza al PP y a la liga Endesa, la eléctrica amiga de Aznar.

El ministro canario, que pertenece al Gobierno que indultó a Miguel Ángel Ramírez, tampoco faltó a la presentación de la nueva empresa del motor del presidente de la Unión Deportiva Las Palmas, que colecciona empresas como el que reúne llaveros.

A Soria no le preocupa la subida de la luz porque él tiene suficiente dinero para pagársela. Él verá la luz al final del túnel, pero nosotros ni siquiera vemos el túnel. En todo caso, el último que apague (y de paso pague) la luz.

Si alguien se había preguntado por qué el Gobierno de España ningunea tanto a Canarias, ya tiene la respuesta. Si el ministro de Hacienda, que no deja de ser uno de los hazmerreír del gabinete de Rajoy, ningunea al ministro de Industria y lo deja con el culo al aire con el déficit tarifario de la factura de la luz, y por otro lado la ministra de Fomento hace lo propio con el realojo de Ojos de Garza, resulta hasta lógico que Mariano ningunee a Paulino.

Por muchas cartas que se manden, el problema, como el dinosaurio del guatemalteco Monterroso, seguirá ahí cuando se despierten. No deja de ser curioso que el presidente del Cabildo de Gran Canaria, del PP, utilice en su carta a Rivero, de CC, los mismos argumentos que emplea éste con Rajoy: la desafección de la isla frente al archipiélago y la de la autonomía en relación con el Estado. Los políticos son muchas veces intercambiables.