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El alcalde no acudió

San Borondón no se llenó del todo, aunque había claque para dar y regalar. A los todavía miembros de la oposición se les limitó a cinco el número de invitaciones por consejero, lo que garantizaba que la parroquia más nutrida fuera la del PP, y se notó bastante. Con moderado entusiasmo, la peña aplaudió y cumplió con el trámite. No acudió el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Jerónimo Saavedra, seguramente para devolverle a Soria el feo que le hizo el pasado día 16, cuando el presidente del Cabildo prefirió ir a avalar con su presencia a un alcalde presuntamente corrupto, el de Mogán. Soria dejó sola ante la plebe a Pepa Magdalena Luzardo, despreció al alcalde de la primera ciudad del Archipiélago y seguramente se ahorró que algún espontáneo le dijera cuatro cosas a la cara. Que el ambiente se prestaba. Pero Pepa, que debe ser una señora o una esclava sumisa (táchese lo que no proceda) acudió este martes al pleno del Cabildo a acompañar a los suyos en ese trance a caballo entre ganar y mandarse a mudar a la oposición. Cosas de San Borondón.

San Borondón no se llenó del todo, aunque había claque para dar y regalar. A los todavía miembros de la oposición se les limitó a cinco el número de invitaciones por consejero, lo que garantizaba que la parroquia más nutrida fuera la del PP, y se notó bastante. Con moderado entusiasmo, la peña aplaudió y cumplió con el trámite. No acudió el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Jerónimo Saavedra, seguramente para devolverle a Soria el feo que le hizo el pasado día 16, cuando el presidente del Cabildo prefirió ir a avalar con su presencia a un alcalde presuntamente corrupto, el de Mogán. Soria dejó sola ante la plebe a Pepa Magdalena Luzardo, despreció al alcalde de la primera ciudad del Archipiélago y seguramente se ahorró que algún espontáneo le dijera cuatro cosas a la cara. Que el ambiente se prestaba. Pero Pepa, que debe ser una señora o una esclava sumisa (táchese lo que no proceda) acudió este martes al pleno del Cabildo a acompañar a los suyos en ese trance a caballo entre ganar y mandarse a mudar a la oposición. Cosas de San Borondón.