El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El antecedente del suplemento
Lo del publirreportaje recurrente siempre ha sido así: ocurrió, por ejemplo, con el colosal suplemento editado con motivo de la exposición de La Gran Marina en el edificio Miller, un suplemento que además de la inversión publicitaria multimillonaria por parte de las instituciones implicadas en el conchabo, incluía la compra de 3.000 ejemplares diarios del periódico que eran regalados cada día a la entrada del recinto, con el suplemento especial cubriendo el diario. Ante las quejas de La Provincia, el trato se extendió también a este diario. Por entonces, a la oposición, ni caso, dicho sea en honor a la verdad. Sin embargo, con las dichosas pulseritas, a Canarias7 le han hecho un feo consistente en retirarles el encargo de distribuir esos artilugios este domingo y suspender las páginas de publicidad que van a salir acompañando esta iniciativa. El periódico llega a tener un lapsus lamentable cuando explica los pormenores de este grave desencuentro con el Ayuntamiento: “el equipo de la alcaldesa tenía conocimiento de que la información iba a ser publicada y en ningún caso se puso objeción alguna”. Nos preguntamos si la práctica habitual es consultar antes de publicar y qué hubiera pasado si desde el equipo de la alcaldesa se hubiera planteado alguna objeción. Curioso sí que es este tipo de periodismo institucional de publirreportaje.
Lo del publirreportaje recurrente siempre ha sido así: ocurrió, por ejemplo, con el colosal suplemento editado con motivo de la exposición de La Gran Marina en el edificio Miller, un suplemento que además de la inversión publicitaria multimillonaria por parte de las instituciones implicadas en el conchabo, incluía la compra de 3.000 ejemplares diarios del periódico que eran regalados cada día a la entrada del recinto, con el suplemento especial cubriendo el diario. Ante las quejas de La Provincia, el trato se extendió también a este diario. Por entonces, a la oposición, ni caso, dicho sea en honor a la verdad. Sin embargo, con las dichosas pulseritas, a Canarias7 le han hecho un feo consistente en retirarles el encargo de distribuir esos artilugios este domingo y suspender las páginas de publicidad que van a salir acompañando esta iniciativa. El periódico llega a tener un lapsus lamentable cuando explica los pormenores de este grave desencuentro con el Ayuntamiento: “el equipo de la alcaldesa tenía conocimiento de que la información iba a ser publicada y en ningún caso se puso objeción alguna”. Nos preguntamos si la práctica habitual es consultar antes de publicar y qué hubiera pasado si desde el equipo de la alcaldesa se hubiera planteado alguna objeción. Curioso sí que es este tipo de periodismo institucional de publirreportaje.