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Será que no les bastó con el auto judicial

Suponemos que la excelentísima señora Navarro se estará acogiendo a la inviolabilidad del diputado (como ha hecho en otras ocasiones) para lanzar estas afirmaciones tan chiripitifláuticas que sólo están destinadas al consumo de los adictos a la pepeína y a su muy particular teoría de la conspiración contra las almas castas y puras de su partido. Porque el auto del juez rechazando de plano la querella del PP no deja resquicios de duda, ni siquiera cuando termina diciendo que lo único que queda por dilucidar es si en el momento de la denuncia de Francisco José Benítez Cambreleng el asunto del Grupo Europa estaba declarado secreto. Ya le adelantamos a la señora Navarro y al público en general que difícilmente la exposición de una denuncia policial puede estar judicializada hasta que, como es menester, se entregue al juez instructor. Y sería a partir de ese momento cuando, de estar secreta la causa, pudiera revelarse algún secreto. Nada de eso puede darse en este caso, como seguramente corroborará el magistrado Puebla una vez le conteste su compañero Javier García García-Sotoca. Pero mientras eso ocurre, más madera, hasta que sólo queden las brasas.

Suponemos que la excelentísima señora Navarro se estará acogiendo a la inviolabilidad del diputado (como ha hecho en otras ocasiones) para lanzar estas afirmaciones tan chiripitifláuticas que sólo están destinadas al consumo de los adictos a la pepeína y a su muy particular teoría de la conspiración contra las almas castas y puras de su partido. Porque el auto del juez rechazando de plano la querella del PP no deja resquicios de duda, ni siquiera cuando termina diciendo que lo único que queda por dilucidar es si en el momento de la denuncia de Francisco José Benítez Cambreleng el asunto del Grupo Europa estaba declarado secreto. Ya le adelantamos a la señora Navarro y al público en general que difícilmente la exposición de una denuncia policial puede estar judicializada hasta que, como es menester, se entregue al juez instructor. Y sería a partir de ese momento cuando, de estar secreta la causa, pudiera revelarse algún secreto. Nada de eso puede darse en este caso, como seguramente corroborará el magistrado Puebla una vez le conteste su compañero Javier García García-Sotoca. Pero mientras eso ocurre, más madera, hasta que sólo queden las brasas.