El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Cobiella se sale con la suya
Érase una vez un municipio turístico del sur de Gran Canaria en el que un afamado empresario, acompañado de algunos otros y apoyado por un ex comunista dirigente de un partido, auspició una llamativa moción de censura contra un alcalde, que casualmente venía a ser compañero del camarada mentado. Lo del Puerto de la Cruz de este viernes no es lo mismo, pero se parece cantidad. Pedro Luis Cobiella, gran empresario del sector turístico (entre otros sectores) hacía tiempo que estaba detrás de la defenestración de la concejal de Turismo de Puerto de la Cruz, Eva Navarro, del PP, para lo cual presionaba cariñosamente al alcalde, el ático Marcos Brito, con el muy loable objetivo de que calzara por ella y la sustituyera por alguien más afín, por ejemplo, Lorenzo Hernández. Así ha sido, como pueden leer en la sección correspondiente de esta misma edición. Lo raro de la defenestración de la Navarro, sin embargo, es que es la dirección insular tinerfeña del PP la que acusa recibo, y no el PP portuense, que se mantiene erre que erre. La larga mano del poder empresarial, que, como dicen Mauricio y Adán, no existe para nada.
Érase una vez un municipio turístico del sur de Gran Canaria en el que un afamado empresario, acompañado de algunos otros y apoyado por un ex comunista dirigente de un partido, auspició una llamativa moción de censura contra un alcalde, que casualmente venía a ser compañero del camarada mentado. Lo del Puerto de la Cruz de este viernes no es lo mismo, pero se parece cantidad. Pedro Luis Cobiella, gran empresario del sector turístico (entre otros sectores) hacía tiempo que estaba detrás de la defenestración de la concejal de Turismo de Puerto de la Cruz, Eva Navarro, del PP, para lo cual presionaba cariñosamente al alcalde, el ático Marcos Brito, con el muy loable objetivo de que calzara por ella y la sustituyera por alguien más afín, por ejemplo, Lorenzo Hernández. Así ha sido, como pueden leer en la sección correspondiente de esta misma edición. Lo raro de la defenestración de la Navarro, sin embargo, es que es la dirección insular tinerfeña del PP la que acusa recibo, y no el PP portuense, que se mantiene erre que erre. La larga mano del poder empresarial, que, como dicen Mauricio y Adán, no existe para nada.