El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
A Cortezo le entran las prisas (y la risa tonta)
Ya está bien, me planto. El empresario grancanario Jaime Cortezo ha decidido dar un ultimátum al Ayuntamiento de Arrecife para que le hagan un convenio, un papel, con el que poder entrar en el islote del Francés con las excavadoras y hacer allí el edificio icono, el gran centro comercial émulo de aquel de Boca Ratón o ya no se sabe muy bien qué cosa, cualquiera de ellas alejada del interés general. Estaría bueno. El plazo otorgado por el promotor es de seis meses, de ahora a final de año, antes de que se vengan encima las elecciones locales. No quiere Cortezo, ni por asomo, que su genialidad pueda verse afectada por la contaminación electoral y mucho menos por un más que razonable cambio en el gobierno municipal de Arrecife, lo que sería una catástrofe para sus pretensiones inmobiliarias. Mientras tanto, le ha entrado esa risa tonta que asalta inevitablemente a los que quieren poner cara de repoker cuando apenas llevan unas dobles parejas: dice que hay irregularidades en la demolición de las naves de la Rocar, en el mismísimo islote, una demolición que ejecuta de oficio el Ayuntamiento y que va por 700.000 euros.
Ya está bien, me planto. El empresario grancanario Jaime Cortezo ha decidido dar un ultimátum al Ayuntamiento de Arrecife para que le hagan un convenio, un papel, con el que poder entrar en el islote del Francés con las excavadoras y hacer allí el edificio icono, el gran centro comercial émulo de aquel de Boca Ratón o ya no se sabe muy bien qué cosa, cualquiera de ellas alejada del interés general. Estaría bueno. El plazo otorgado por el promotor es de seis meses, de ahora a final de año, antes de que se vengan encima las elecciones locales. No quiere Cortezo, ni por asomo, que su genialidad pueda verse afectada por la contaminación electoral y mucho menos por un más que razonable cambio en el gobierno municipal de Arrecife, lo que sería una catástrofe para sus pretensiones inmobiliarias. Mientras tanto, le ha entrado esa risa tonta que asalta inevitablemente a los que quieren poner cara de repoker cuando apenas llevan unas dobles parejas: dice que hay irregularidades en la demolición de las naves de la Rocar, en el mismísimo islote, una demolición que ejecuta de oficio el Ayuntamiento y que va por 700.000 euros.