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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Lo que hay detrás de Zebenzuí

Costó más de medio día que el Partido Socialista suspendiera de militancia al concejal de Piscinas del Ayuntamiento de La Laguna, Zebenzuí González de León. La tardanza no provenía del necesario análisis sobre el alcance de su falta, esos mensajes de WhatsApp de carácter machista, sexista y con tan fuerte tufo a nepotismo medieval. La duda era puramente política, entendida tanto en su vertiente orgánica como en la estratégica: si cayera Zebenzuí quedaría desarticulado el poder oficialista en la Agrupación Local de La Laguna y, consecuentemente, roto el pacto entre el PSOE y Coalición Canaria en una plaza que para los nacionalistas es sagrada.

Del nuevo secretario general regional, salido de unas primarias en julio pasado, Ángel Víctor Torres, dicen que está en deuda con ese oficialismo socialista lagunero, encarnado por la primera teniente de alcalde, Mónica Martín, y por el hombre en la sombra, Pedro Ramos, el coordinador de la campaña de Pedro Sánchez en Canarias, el que luego aupó en Tenerife al flamante secretario general canario. Y el que podría desempeñar un papel decisivo en el congreso regional que tendrá lugar este fin de semana en el teatro Víctor Jara de Vecindario, Gran Canaria. Lo veremos.

Zebenzuí no es en sí mismo una pieza fundamental en el esquema socialista lagunero, no es brillante, ni tiene carisma, ni probablemente un paquete significativo de votos. Sí es fundamental la identidad y la tendencia de quien le habría de sustituir en el Ayuntamiento en caso de dimisión, Silvia Maestre, que pertenece justo al sector defenestrado cuando el cabeza de lista del PSOE, Javier Abreu, votó en contra de los presupuestos municipales abriendo un cisma en el grupo de gobierno y en la organización local. Si no fuera por eso, el concejal de Piscinas y Cementerios en estos momentos estaría fuera de combate, políticamente muerto.

Desde que se conoció la existencia de sus mensajes, Mónica Martín y Pedro Ramos se movilizaron para tapar aquella clamorosa metedura de pata: hicieron que todo el mundo borrara los whatsapps y que se clausurara definitivamente el grupo de la comarca Nordeste. Además, se confabularon para ocultar el incidente a la dirección del partido y evitar así una sanción como la que previsiblemente habrá de caerle a Zebenzuí González si el PSOE cumple con su palabra y a la suspensión cautelar le sigue un fulminante expediente de expulsión.

Están protegiendo a Zebenzuí sin recato. Lo hizo ya por la tarde del jueves la primera teniente de alcalde, Mónica Martín, anunciando veladamente que pactó la sanción provisional (suspensión de militancia) con la dirigencia regional y federal, y que por eso la acatará. Martín no ha condenado todavía las expresiones deplorables de su compañero. Sólo se limitó a avisar de que pedirá al alcalde que cese al concejal en sus tareas de gobierno, lo que automáticamente debería desembocar en la pérdida de su salario de 58.000 euros brutos de las arcas municipales.

A su vez, el alcalde, José Alberto Díaz, que sí ha rechazado los mensajes de González, se ha limitado a comentar que analizará cómo destituirlo sin dejar de garantizar algo que llamó “estabilidad” y “gobernabilidad” y que en realidad viene a significar “a ver cómo salvo yo mi culo en esta nueva crisis”. Porque si entre todos no evitan a Zebenzuí la cola del paro, el siguiente damnificado de los dichosos whatsapps será el mismísimo alcalde por la pérdida de la mayoría absoluta justita que ahora mismo atesora con sus siete concejales, los tres del PSOE y el hasta ahora apoyo inquebrantable del PP (cuatro). Frente a una oposición que sale más unida tras esta crisis del grupo gobernante y que tendrá ocasión de mostrarlo este viernes en el pleno municipal previsto para las cuatro de la tarde.

Zebenzuí González, mientras tanto, ha proclamado que no piensa dimitir, que no se va a marchar del Ayuntamiento y de la política por esos mensajes. Ya se le vio venir en el comunicado que -también a través de WhatsApp- hizo circular entre los periodistas que le pedían su reacción ante los sucesos: lejos de mostrarse arrepentido y apenado, hasta transmitía cierto tonito de cachondeo.

Lo hizo, lo hace porque se siente completamente protegido. Tiene muy claras dos cuestiones: la primera, que él no puede abandonar la política porque no tiene reinserción laboral de ningún tipo. Su carrera como abogado está condenada al fracaso por el reguero de escándalos que dejó tras de sí cuando providencialmente fue elegido concejal por el PSOE. Y la segunda, conoce perfectamente cómo funciona de bien el departamento de tránsfugas que Coalición Canaria (ATI sobre el terreno tinerfeño), que compra al más puro estilo mafioso a los concejales de cualquier partido con tal de mantenerse en el poder. La experiencia más reciente y palmaria de esta modalidad canaria del tamayazo se encuentra en el vecino municipio de Tacoronte con un concejal de Sí Se Puede.

Desde el punto de vista orgánico, el nuevo PSOE que pretende levantar el recientemente elegido secretario general comienza con un marrón de considerables dimensiones. Lo va a notar este fin de semana Ángel Víctor en el Víctor Jara, cuando los delegados de La Laguna (sector Pedro Ramos) le exijan como contrapartida al apoyo que le brindaron que aplique guante de seda con Zebenzuí y le arranquen un compromiso de que no habrá moción de censura contra Coalición Canaria en La Laguna mientras ellos tengan el control de la Agrupación Local.

A partir del lunes, cuando la nueva dirección del PSOE empiece a operar, conoceremos cuál va a ser la tendencia, si respetar y hacerse respetar o volver a caer embelesados en manos de Coalición Canaria para que todo siga igual.

Costó más de medio día que el Partido Socialista suspendiera de militancia al concejal de Piscinas del Ayuntamiento de La Laguna, Zebenzuí González de León. La tardanza no provenía del necesario análisis sobre el alcance de su falta, esos mensajes de WhatsApp de carácter machista, sexista y con tan fuerte tufo a nepotismo medieval. La duda era puramente política, entendida tanto en su vertiente orgánica como en la estratégica: si cayera Zebenzuí quedaría desarticulado el poder oficialista en la Agrupación Local de La Laguna y, consecuentemente, roto el pacto entre el PSOE y Coalición Canaria en una plaza que para los nacionalistas es sagrada.

Del nuevo secretario general regional, salido de unas primarias en julio pasado, Ángel Víctor Torres, dicen que está en deuda con ese oficialismo socialista lagunero, encarnado por la primera teniente de alcalde, Mónica Martín, y por el hombre en la sombra, Pedro Ramos, el coordinador de la campaña de Pedro Sánchez en Canarias, el que luego aupó en Tenerife al flamante secretario general canario. Y el que podría desempeñar un papel decisivo en el congreso regional que tendrá lugar este fin de semana en el teatro Víctor Jara de Vecindario, Gran Canaria. Lo veremos.