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Opinión - Salvar el Mediterráneo y a sus gentes. Por Neus Tomàs

“Godos hediondos”

Hasta mucho tardó José Manuel Soria, líder del PP y guardián de las esencias espirituales de Occidente, desde Alegranza a Orchilla, en aprovechar la agresión sufrida por Maximiano Trapero para abrir el tarro de las esencias y culpar directamente a los nacionalistas canarios de tan condenable suceso. Se marcó una de esas pastorales dominicales que le escribe Víctor Rodríguez y que le publican en Canarias7 para justificar en clave política lo que fue una acción de un par de changas violentos que llamaron “godo” a Trapero y a sus acompañantes. Antes ya le había abonado el terreno desde El Mundo la esposa de Larry Álvarez, Teresa Cruz, que en una crónica publicada el viernes escribía sobre la propuesta del hijo de Victoriano Ríos de limitar la entrada de peninsulares, noticia que Cruz (pero qué cruz) unía a la agresión a Trapero. La corresponsal informaba de que el profesor había sido agredido por jóvenes canarios xenófobos que lo llamaron “godo jediondo” (sic), aunque seguidamente aclaró a sus lectores que la palabra castellana es hediondo. Y a la hora de recabar las reacciones, tomó la del Gobierno en boca de su portavoz, Miguel Becerra, y la de José Manuel Soria, como no podía ser de otro modo. Buenísimo para reactivar el turismo peninsular.

Hasta mucho tardó José Manuel Soria, líder del PP y guardián de las esencias espirituales de Occidente, desde Alegranza a Orchilla, en aprovechar la agresión sufrida por Maximiano Trapero para abrir el tarro de las esencias y culpar directamente a los nacionalistas canarios de tan condenable suceso. Se marcó una de esas pastorales dominicales que le escribe Víctor Rodríguez y que le publican en Canarias7 para justificar en clave política lo que fue una acción de un par de changas violentos que llamaron “godo” a Trapero y a sus acompañantes. Antes ya le había abonado el terreno desde El Mundo la esposa de Larry Álvarez, Teresa Cruz, que en una crónica publicada el viernes escribía sobre la propuesta del hijo de Victoriano Ríos de limitar la entrada de peninsulares, noticia que Cruz (pero qué cruz) unía a la agresión a Trapero. La corresponsal informaba de que el profesor había sido agredido por jóvenes canarios xenófobos que lo llamaron “godo jediondo” (sic), aunque seguidamente aclaró a sus lectores que la palabra castellana es hediondo. Y a la hora de recabar las reacciones, tomó la del Gobierno en boca de su portavoz, Miguel Becerra, y la de José Manuel Soria, como no podía ser de otro modo. Buenísimo para reactivar el turismo peninsular.