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“Imponderables” de Bravo

En la izquierda canaria hay que hacer distinciones (ya las hacen los más puristas incluso sin que nadie se lo pida). Del mismo modo que hay que hacer distinciones en el PP canario. No es lo mismo un José Manuel Soria impartiendo cátedra por esos mundos de Dios acerca del meridiano de Grinich (sic) o ganándose a pulso un puesto vitalicio en Repsol, que José Miguel Bravo de Laguna tratándose de desmarcarse a su muy particular modo de algunas rigideces. Ni es son lo mismo los mariachis del ministro, con aventajados voceros como Antona, los hermanos Bento o la señora Montelongo, que ese cada vez más sólido y discreto equipo que se ha ido nucleando en torno a la familia Bravo en el Cabildo de Gran Canaria y su Pabellón Multiusos de Siete Palmas. De Soria y la señora Bento hablaremos un poco más tarde, si no les importa; hablemos ahora del pabellón y sus imponderables. Con ese sustantivo, “imponderable”, se ha despachado el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, los diez millones de euros de desviación que va a tener el presupuesto inicial (57 millones). La obra, como todo el mundo sabe, se adjudicó con una baja que, sin alcanzar la consideración de temeraria, sí parecía ilusoria, y las modificaciones harán que supere los setenta millones que el presidente insular confiesa en conversaciones discretas que ya se han alcanzado. Son imponderables en los que no vamos a entrar en estos momentos porque la prudencia aconseja esperar a ver cuántos imponderables se presentan desde ahora hasta el final, sobre todo después de saber que serán las arcas del Cabildo las que soportarán las desviaciones y los incumplimientos de otras instituciones, particularmente el Gobierno de España que, si nadie lo remedia, se rajará de sus últimos 15 millones de euros. Al menos el Cabildo parece que se va a ahorrar los 30.000 euros al año que cuesta el capricho de la bandera en la Fuente Luminosa. Dice Bravo que lo pagará una empresa por la modalidad del mecenazgo. Mal empleaditos cinco millones de pesetas con la que está cayendo, pero ya se sabe que la culpa no es del PP, sino del PSOE.

En la izquierda canaria hay que hacer distinciones (ya las hacen los más puristas incluso sin que nadie se lo pida). Del mismo modo que hay que hacer distinciones en el PP canario. No es lo mismo un José Manuel Soria impartiendo cátedra por esos mundos de Dios acerca del meridiano de Grinich (sic) o ganándose a pulso un puesto vitalicio en Repsol, que José Miguel Bravo de Laguna tratándose de desmarcarse a su muy particular modo de algunas rigideces. Ni es son lo mismo los mariachis del ministro, con aventajados voceros como Antona, los hermanos Bento o la señora Montelongo, que ese cada vez más sólido y discreto equipo que se ha ido nucleando en torno a la familia Bravo en el Cabildo de Gran Canaria y su Pabellón Multiusos de Siete Palmas. De Soria y la señora Bento hablaremos un poco más tarde, si no les importa; hablemos ahora del pabellón y sus imponderables. Con ese sustantivo, “imponderable”, se ha despachado el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, los diez millones de euros de desviación que va a tener el presupuesto inicial (57 millones). La obra, como todo el mundo sabe, se adjudicó con una baja que, sin alcanzar la consideración de temeraria, sí parecía ilusoria, y las modificaciones harán que supere los setenta millones que el presidente insular confiesa en conversaciones discretas que ya se han alcanzado. Son imponderables en los que no vamos a entrar en estos momentos porque la prudencia aconseja esperar a ver cuántos imponderables se presentan desde ahora hasta el final, sobre todo después de saber que serán las arcas del Cabildo las que soportarán las desviaciones y los incumplimientos de otras instituciones, particularmente el Gobierno de España que, si nadie lo remedia, se rajará de sus últimos 15 millones de euros. Al menos el Cabildo parece que se va a ahorrar los 30.000 euros al año que cuesta el capricho de la bandera en la Fuente Luminosa. Dice Bravo que lo pagará una empresa por la modalidad del mecenazgo. Mal empleaditos cinco millones de pesetas con la que está cayendo, pero ya se sabe que la culpa no es del PP, sino del PSOE.