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No tiene imputados en el Gobierno, posee ''sofistas''

“Me honro de que en estos momentos en mi Gobierno no tengo ningún caso, que se haya producido en la gestión de mi Gobierno, de ningún cargo del Gobierno imputado por nada”. En efecto, en un año de gestión de momento anda limpio nuestro presidente, pero el problema lo arrastra su vicepresidente, que sobre todo lidera a esos otros 15 imputados, mientras Rivero mira para otro lado porque ya no tiene más a donde mirar. Por eso, sabiendo en la Villa y Corte de los problemas judiciales de Soria, que son voceados un día sí y otro también por la derecha y por la izquierda, causó sonrojo su afirmación por “sofista”. Debía saber Rivero que un sofisma es una refutación o silogismo aparente que con el objetivo de defender algo falso confunde al oyente o interlocutor mediante una argucia en la argumentación que puede consistir, o bien en exponer premisas falsas como verdaderas, o bien en premisas verdaderas con conclusiones falsas. Son argumentos falsos con apariencia de verdaderos: “No tengo imputados en mi Gobierno... que se hayan producido durante mi gestión”. Y dos huevos duros, que diría Marx (Groucho).

“Me honro de que en estos momentos en mi Gobierno no tengo ningún caso, que se haya producido en la gestión de mi Gobierno, de ningún cargo del Gobierno imputado por nada”. En efecto, en un año de gestión de momento anda limpio nuestro presidente, pero el problema lo arrastra su vicepresidente, que sobre todo lidera a esos otros 15 imputados, mientras Rivero mira para otro lado porque ya no tiene más a donde mirar. Por eso, sabiendo en la Villa y Corte de los problemas judiciales de Soria, que son voceados un día sí y otro también por la derecha y por la izquierda, causó sonrojo su afirmación por “sofista”. Debía saber Rivero que un sofisma es una refutación o silogismo aparente que con el objetivo de defender algo falso confunde al oyente o interlocutor mediante una argucia en la argumentación que puede consistir, o bien en exponer premisas falsas como verdaderas, o bien en premisas verdaderas con conclusiones falsas. Son argumentos falsos con apariencia de verdaderos: “No tengo imputados en mi Gobierno... que se hayan producido durante mi gestión”. Y dos huevos duros, que diría Marx (Groucho).